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Descenso del desempleo: Lloviendo sobre mojado

Carlos Fernández*

En el número de VOZ del 13 de noviembre, comentamos las cifras de desempleo y subempleo presentadas por el DANE con corte a septiembre de 2013 y mostramos cómo, a pesar de los cantos estentóreos de la gran prensa y del gobierno sobre la disminución del «desempleo», la realidad mostraba que el «ejército industrial de reserva», que es el verdadero nombre de la gente sin trabajo o con trabajo muy precario, creció de manera permanente en el período 2001-septiembre 2013. Ante la publicación de las cifras de desempleo en octubre, que indican un nuevo salto en el ritmo de disminución de la desocupación, es necesario retomar el tema.

Las cifras de desempleo ayudan a frenar las aspiraciones salariales de los trabajadores.
Las cifras de desempleo ayudan a frenar las aspiraciones salariales de los trabajadores.

Según las cifras más recientes, el desempleo pasó de 9,0% en septiembre a 7,8% en octubre. En promedio, durante el período que va de enero a octubre de cada año, la tasa promedio de desempleo pasó del 10,6% en 2012 al 9,9% en 2013. En términos de personas, estas cifras representan lo siguiente:

—Número de personas desempleadas al finalizar octubre 2013: 1.877.176

—Número de personas desempleadas al finalizar septiembre 2013: 2.084.606

—Número promedio de desempleados entre enero-octubre 2013: 2.294.021

—Número promedio de desempleados entre enero-octubre 2012: 2.272.001

Lo anterior significa que, si bien en el corto lapso de un mes, por razones coyunturales (ligadas a circunstancias puntuales según el sector económico en que se genera el nuevo empleo), el desempleo disminuye en términos absolutos y porcentuales, al tomar un mayor período de tiempo, se empieza a observar un comportamiento diferente: entre enero y octubre de los dos años señalados, la mayor cantidad promedio de desempleados se presentó en el presente año 2013.

Precariedad rampante

Nuestro análisis no puede pasar por alto el comportamiento de un elemento del empleo que es clave para conocer a fondo la situación de la fuerza de trabajo del país: el subempleo. Este fenómeno constituye la forma como el capital mantiene en condiciones de precariedad laboral a un número importante de trabajadores, pues le son necesarios para frenar las aspiraciones salariales de los trabajadores formales, así como disponer de un fondo de fuerza de trabajo que puede estar, incluso, bien capacitado para momentos de elevación de la inversión productiva.

Como ya tuvimos ocasión de mencionarlo en el artículo al que hicimos referencia al comienzo de esta nota, el DANE divide a los que no están haciendo uso de todo el potencial de su capacidad de trabajo en subempleados objetivos y subempleados subjetivos. Los primeros son definidos como los que no estaban satisfechos con su trabajo e hicieron gestiones para cambiarse. Los segundos son los que no hicieron gestiones de cambio de trabajo. Al finalizar octubre de 2013, el subempleo objetivo representó el 10,9% de la población económicamente activa, mientras que, a fines de septiembre, esta relación fue de 10,8%. En términos de la gente, las cifras siguientes son significativas:

—Subempleados objetivos al finalizar octubre de 2013: 2.622.119

—Subempleados objetivos al finalizar septiembre de 2013: 2.507.169

—Promedio de subempleados objetivos entre enero-octubre 2013: 2.685.962

—Promedio de subempleados objetivos entre enero-octubre 2012: 2.781.787

Subempleo subjetivo

Efectivamente, se aprecia un descenso en el promedio de desempleados objetivos entre los dos períodos. No obstante, cuando se toma un período más largo, se observa que, por ejemplo, esta variable se elevó notablemente a partir de 2009, cuando se registró un promedio de 2.281.364 desempleados objetivos.

Por razones de espacio, no ahondamos en el análisis del subempleo subjetivo, que ascendió al 31,3% de la población económicamente activa al finalizar octubre de 2013, en tanto que la cifra fue del 32,4% a fines de septiembre. Estas cifras deben sumarse a la del desempleo para efectos de un análisis más abarcador de la situación de la fuerza de trabajo, la cual se mantiene en condiciones de elevada precariedad.

Cabe, sí, señalar que la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (ANIF), un centro de investigación de la burguesía financiera, ha elaborado un indicador de precariedad laboral denominado Subempleo Objetivo ANIF (SOA), en el que calcula el subempleo restándole a la PEA el desempleo y el dato de cotizantes activos a la seguridad social. El resultado es un índice de subempleo, pues ANIF considera con razón que no hay nadie más informal que quien no es activo cotizante de la seguridad social. El dato del SOA para septiembre, último mes registrado, fue del 56,8% de subempleo, muy superior a los registrados por el DANE, como se ve a simple vista.

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* Investigador del CEIS.

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