El pasado fin de semana atestiguamos un descarado acto de interferencia extranjera en la política colombiana. Los días 18 y 19 de febrero se llevó a cabo el encuentro regional del Foro Madrid, una iniciativa que dice defender la libertad y la democracia, las cuales suponen amenazadas por una izquierda internacional dirigida desde Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Por eso dice dedicarse a informar al público iberoamericano de los riesgos del comunismo. Ahora bien, en realidad el Foro Madrid es una iniciativa creada por el partido español Vox, a través de su fundación Disenso, y con este buscan coordinar a las fuerzas reaccionarias y de derecha de lo que ellos llaman la “Iberoesfera”, en referencia a Latinoamérica.
Aunque Vox fue fundado hace una década por algunos mediocres militantes del Partido Popular (PP) que buscaban reavivar sus fracasadas carreras políticas, ha ganado visibilidad solo hasta años recientes. Armados con un programa neoliberal, y blandiendo un discurso reaccionario, tradicionalista, agresivo que reivindica a los fascismos ibéricos y ataca a feministas, independentistas, autonomistas y migrantes, han sabido ganarle votantes al PP, fuerza que tradicionalmente había representado el espectro de derechas menguantes españolas.
Para lograr mayor credibilidad, Vox ha buscado posicionarse en el escenario internacional forjando relaciones con partidos que van desde Agrupación Nacional de Lepen en Francia, pasando por Vente Venezuela, hasta el Centro Democrático colombiano. Pero Vox ha prestado particular atención a América Latina. Esto tal vez podría explicarse en su discurso hispanista y tradicionalista católico, aunque también por las más pragmáticas necesidades de votos y fondos.
Sea como fuese, Vox ha logrado construir relaciones estrechas con partidos reaccionarios en México, Chile, Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Venezuela, Colombia y Argentina, llegando incluso a participar en la posesión del banquero Lasso en la presidencia ecuatoriana.
En los dos últimos años Abascal y su pandilla han agudizado su campaña en Nuestra América, porque, según afirman, el comunismo avanza incontenible. Y aunque siguen insistiendo en los medios que sus acciones en nuestro continente, a través de la fundación Disenso y el Foro Madrid, son puramente informativas, resulta claro que sus actividades tienen un carácter injerencista y manipulador de nuestros asuntos.
Apoyaron abiertamente las candidaturas presidenciales de Keiko Fujimori y Antonio Kast en Perú y Chile respectivamente, alabaron a la golpista Áñez en Bolivia -llegando incluso a postularla para un premio a defensores de los derechos humanos y las libertades que otorga el Parlamento Europeo-, buscan una “alianza” con Bolsonaro para defender las libertades de cara a las elecciones de octubre en Brasil… Y ahora patéticamente ilusos creen que pueden cosechar incautos en Colombia.
El encuentro del pasado viernes fue convocado, en palabras de sus organizadores, ante “la posible victoria de los candidatos del Foro de Sao Paulo” para “hacer frente a la amenaza” que estos implican para “todos los demócratas”. Pero las afirmaciones no se quedaron ahí, pues llegaron a señalar con nombre propio esas amenazas: Gustavo Petro y el Pacto Histórico.
El director de Disenso dijo, además, que “la caída de Colombia en manos del comunismo sería un absoluto drama para toda la región”. Y Abascal, en su intervención ante el encuentro, refiriéndose a Colombia dijo: «vamos a defender las libertades allí donde todavía existen». ¿“Vamos”, señor Abascal? La última vez que vimos, usted era un súbdito español y no un ciudadano colombiano.
El encuentro del Foro en Bogotá se abría adelantado sin mucha alharaca mediática, en un hotel del norte de la capital, de no haber sido por un grupo de personas que rechazaron la presencia de los filofascistas en nuestro país. Ante la presencia de la policía, enviada a cuidar a estos injerencistas, la protesta escaló en actos violentos.
Hermann Tertsch, eurodiputado de Vox, no dudó en culpar a Petro de los desmanes, mientras felicitaba a la policía por protegerlos y así permitirles cumplir con su “obligación como españoles de venir a defender nuestros usos, nuestras costumbres”. ¿Acaso qué tienen que venir a defender siervos españoles en nuestra república? Que alguien les avise que el Imperio Español fue liquidado hace 200 años por los pueblos rebeldes y soberanos de Nuestra América.
Si estas palabras no constituyen un acto de interferencia, entonces permitámosles a los energúmenos de Vox desenfundar las armas que tanto defienden en su reino para que, al mejor estilo de Andrés Escobar, se despachen a tiros, junto a la arrodillada policía, contra ciudadanos colombianos que ejercen su derecho a la protesta.
Pero el colmo del descaro es que los medios que hace unas semanas vociferaban contra la reunión entre el precandidato del Pacto Histórico y el Papa, por considerarla un acto de interferencia del Pontífice en la política nacional, no dudaron en reproducir sin comentario alguno las palabras del eurodiputado. Como siempre, la doble moral en todas las acciones de la derecha.
Aquí estamos seguros que les irá peor que como les ha ido en todos los países donde han intervenido. La tradición de rechazo a toda interferencia en nuestro país una vez más saldrá avante. Por lo cual, Abascal derrotado política y moralmente huirá despavorido de Colombia.