El analista Alejandro Pino Calad, ad portas de la eliminación de la Selección Colombia del mundial de Catar, explica las relaciones entre este deporte, el poder político, grandes negocios y la corrupción
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino
Con decepción e indignación, los aficionados al fútbol ven la manera como la Selección Colombia ha enfrentado las eliminatorias al Mundial Catar 2022, y se preguntan sobre lo que en el fondo sucede.
Para responder algunos cuestionamientos, VOZ habló con el periodista Alejandro Pino Calad, director de Publimetro y analista de fútbol, quien también trabaja en La Titular y ha sido comentarista de FOX Sport, Blu Radio y Gol Caracol.
– ¿Cree usted que la crisis del futbol colombiano, no solo de la Selección, sino de los clubes en torneos internacionales, evidencia algo de la sociedad?
– Refleja un momento de crisis y de mucha corrupción. El problema en estos momentos es de estructura dirigencial. La dirigencia del futbol piensa en plata, pero no a lo grande, sino en plata inmediata, y al hacer eso se cometen errores estructurales y legales que llevan a la corrupción.
El fútbol profesional colombiano está en su peor momento en muchos años. Hay bajo nivel en los clubes, hay poca asistencia a los estadios, el espectáculo ha caído, y todo eso está relacionado con la poca inversión que hay en los clubes.
La lógica deportiva de la competitividad plantea una pirámide, es decir, abajo están los menos buenos y arriba, los mejores. Eso en términos del fútbol significa que hay categorías. En todos los países hay una C, que son clubes pequeños, de regiones que quieren ascender a una B, y los que están en la B pretenden llegar a la división de los mejores. En Colombia la pirámide es invertida, porque en primera división hay 20 equipos y en segunda 16. Es la única liga del planeta donde hay más equipos en primera que en segunda, eso no tiene sentido. Pero se hace pensando en el negocio de que haya más partidos para vender por televisión. Se piensa en el negocio inmediato, pero no en la proyección a futuro.
En manos de la mafia
– ¿Qué pasa en el ámbito de la Selección?
– En la Selección la situación es paradójica porque nunca había sido tan buen negocio. Desde que comenzó la era Pékerman en 2012 no ha parado de sumar patrocinadores, la Federación Colombiana de Fútbol nunca había tenido tanta plata como la que tiene en estos momentos. Acaba de sumar a Rappi como patrocinador y de renovar un contrato multimillonario con Adidas, tiene como socios a Águila, Colombiana, Movistar, Home Center. Caracol Televisión paga 10 millones de dólares al año por transmitir los partidos. Es una cantidad de plata absurda que no se ve reflejada abajo: no hay categorías menores, no tenemos inferiores, hace mucho tiempo no hay técnico en la sub 20, la sub 17 trabaja, pero no compite y en la mayores después de la salida de Pékerman estuvimos seis mese sin técnico para que se ahorraran unos pesos. Y, al mismo tiempo, los dirigentes de la Federación organizan una reventa de boletas, son castigados por eso, no salen de sus cargos. Entonces, el fútbol es un reflejo de la sociedad que en general está muy podrida.
– ¿En manos de quien está el fútbol colombiano?
– Es una entidad privada. El organigrama plantea que los 36 clubes profesionales, 20 de primera y 16 de segunda, y las 34 ligas departamentales eligen un comité ejecutivo. Desde 2015, Ramón Jesurún es el presidente de la Federación, quien remplazó a Luis Bedoya que fue a entregarse a la justicia de Estados Unidos por haber hecho parte activa del Fifagate, el mayor escándalo de corrupción en la historia del fútbol. Luis Bedoya había llegado a ese cargo en 2006 a reemplazar a un dirigente que fue acusado de malos manejos administrativos llamado Óscar Astudillo. Óscar Astudillo llegó a ese cargo para reemplazar a otro dirigente acusado de malos manejos administrativos llamado Álvaro Fina.
Si uno mira la lista se va a encontrar con cosas como que en 1995 o 96 el presidente de la Federación era Juan José Bellini, quien estuvo detenido por vínculos con el cartel de Cali. Ya salió de prisión y está otra vez en el fútbol. Entonces, el fútbol colombiano está en manos de una mafia.
El fútbol nos lo venden como un espectáculo público y quieren que todos lo apoyemos y juegan el orgullo nacional, pero es un negocio de algunos, que además, son supremamente corruptos.
Secuelas del narcotráfico
– Al ser el fútbol un espectáculo parte de la industria cultural, ¿cómo es la relación entre los medios de comunicación, fútbol, y lógicamente las mafias? Porque se ven a periodistas diciendo a quién convocar a un partido de la Selección o hasta pidiendo la cabeza de los técnicos.
– El fútbol es un negocio perfecto porque los clientes son los hinchas y son clientes para toda la vida. Nadie cambia de equipo. Además, hablamos de selecciones nacionales que se visten con la bandera del país y aunque usted no sepa de fútbol le va a hacer fuerza a la Selección Colombia porque usted es colombiano. Es una cuestión de identidad y representación.
Los medios hacen parte de ese negocio, por eso pagan lo que pagan por tener los derechos del fútbol, por eso ya dije lo que paga Caracol. El contrato de RCN, que es el dueño de Win Sports en un 50%, el otro 50 es de AT&T Directv, es un negocio de muchos millones de dólares que se reparten entre los clubes. Que se aprovechan de la gente que se conforma con cualquier cosa, el espectáculo es mediocre, pero la gente sigue ahí. Puede que su equipo haga el ridículo en la Libertadores, pero puede que el fin de semana siguiente haya una reivindicación.
Y, los medios tienen la característica de que están vinculados de manera muy cercana con el fútbol. RCN, pertenece al grupo Postobón, que a la vez es el dueño de Atlético Nacional. En RCN jamás se cuestionará a los dirigentes de Nacional porque sería cuestionar a sus dueños.
– ¿Cuál es la relación del fútbol con el narcotráfico?
– El fútbol fue la puerta de entrada para que el narcotráfico se vinculara a la vida social colombiana. Por eso los Rodríguez Orejuela terminan de dueños del América de Cali, el equipo del pueblo. Rodríguez Gacha termina dueño de Millonarios. Pablo Escobar nunca fue dueño de un equipo, pero sus testaferros terminaron siendo dueños o estuvieron con Nacional y el Independiente Medellín.
Al ser los narcotraficantes los dueños de los equipos, el periodismo tuvo miedo de denunciar eso. Estaban matando a los periodistas. El periodismo se especializó en hablar del juego, de lo que pasaba en la cancha, de las contrataciones, del técnico y dejó de hablar de los dueños.
Responsabilidad de los medios
– Entonces, ¿en la actual crisis del fútbol hay una responsabilidad de los medios de comunicación?
– Sin duda. Enorme. Cómo es posible que la prensa, con semejante escándalo de la reventa de boletas de la Federación y de Ramón Jesurún, no haya dicho, “este señor no puede seguir siendo presidente de la Federación”. Muy poquitos pusimos el grito en el cielo. Todos los demás, silencio.
La dirigencia del futbol en este siglo cooptó el poder judicial. Recordemos que el ministro de Justicia hacía parte de una comisión disciplinaria de la Federación Colombiana de Fútbol; la Procuradora hacía parte de otra comisión. La lista de magistrados, procuradores, defensores del pueblo, ministros que hacían parte del fútbol es larguísima y con eso logran evitar demandas, se blindan. En la Fiscalía la investigación sobre la reventa de boletería que organizó la Federación está desde 2020 y eso no se mueve, eso se murió. La Federación fue castigada por corrupta administrativamente, por la Superintendencia de Industria y Comercio, SIC, pero penalmente no pasa nada.
Con el periodismo sucede casi lo mismo. WIN es un canal privado, montado en un proyecto en el que estaba la Dimayor, que es la organización del fútbol profesional, y allí no se habla de la dirigencia. Es el mismo comportamiento mafioso de los 80. Cooptaron al periodismo. Empezaron a contratar a los periodistas de otros medios. Hubo un momento en que estaban el director de deportes de Caracol Radio, el director de deportes de RCN radio, el director de deportes de El Tiempo. De esta manera los callaron. Es un comportamiento corrupto.
– Con este diagnóstico que usted hace, ¿quién está convocando a los jugadores de la Selección, el técnico, periodistas o empresarios?
– La lógica es que se convoque a los que el técnico considere los mejores. Lamentablemente en Colombia, no se puede decir de esta Selección, hay un historial en el que se contrataba con intereses de empresarios, que no eran los intereses del técnico, pero sí lo eran de los dirigentes. Los empresarios podrían pagar sobornos a dirigentes para que presionaran al técnico y que convocara a alguien. Eso pasa mucho en las selecciones juveniles. Se convoca con los intereses de los empresarios. Como no hay una estructura organizada para manejar las selecciones, sino que se pone a alguien y si ese es corrupto pues… Es que el sistema es corrupto.
Fútbol y cultura
– Metámonos a la cancha. Creo que los resultados no son justos con un técnico de las capacidades de Reinaldo Rueda, ¿qué cree que pasó?
– Es triste porque Reinaldo es una gran persona y un gran técnico. Pero llegó a un grupo que quedó roto después de Queiroz. La forma como ese grupo sacó a Queiroz demuestra que estaba roto y Reinaldo nunca logró recomponer al equipo. La forma de trabajar de él es tener un grupo que se convierta en equipo, y como no ha tenido grupo, no ha tenido equipo. Eso lo demuestra siete partidos sin gol. En la cancha se ven falta de soluciones tácticas, desespero, falta de convicción de los jugadores que tienen una altísima responsabilidad. Y, una gran responsabilidad del técnico.
– ¿Cuál es la importancia del fútbol en la cultura colombiana?
– Es el pilar más importante de la identidad nacional. Colombia es un país con una identidad muy frágil. Tenemos un problema histórico de baja autoestima por haber sido un país de violencias, de narcotráfico, y por eso solemos agarrarnos de los triunfos de la gente que nos representa, como los deportistas y los artistas.
Desde los 80, la Selección se convirtió en el único vínculo nacional porque allí están todas las razas, las regiones, los equipos y eso genera identidad.
– ¿Qué hay que hacer desde la sociedad y desde el Estado para superar la actual situación?
– Si bien la Federación es un ente privado le debe responder a una entidad pública como el Ministerio del Deporte. Parecía que el Ministerio iba a tomar acciones, pero no lo ha hecho, han estado muy timoratos a la ley y el reglamento. Históricamente el fútbol tenía cierta inmunidad, si un Estado investigaba, inmediatamente salía el grito de intervención. En los estatutos de la FIFA dice que está prohibido que los Estados investiguen al fútbol. Eso es terrible. Pero llegó el Fifagate en 2015 y ese cuentico se fue al piso. Estados Unidos investigó y se empieza a revelar la gran corrupción que siempre estuvo ahí.
El Estado debe intervenir
– Si Estados Unidos lo hizo, ¿por qué el Gobierno colombiano no lo hace?
– El fútbol siempre ha sido amigo del poder y el Gobierno colombiano ha estado muy tímido para investigarlo. Luego que la SIC demostró que se organizó un cartel de reventa de boletería, el entonces ministro del Deporte lo único que dijo es que esperaba que renunciaran, pero no lo hicieron. Se supone que debía haber una comisión disciplinaria para investigar, pero aún no la hay. La solución fue decir que enviarían el caso al Comité Ético de la FIFA, cuya presidenta es la mejor amiga de Ramón Jesurún, una antigua magistrada de la Corte Suprema de Justicia que él puso allá. Es un derroche de corrupción impresionante.
El Gobierno le tuvo miedo a meterse con el fútbol porque quería la Copa América. La dieron para 2020 pero no se pudo disputar por la protesta social. El gran objetivo era tener un evento deportivo porque así a la gente se le olvida que este Gobierno es una mierda. Por eso nunca apretaron a la dirigencia. Y ahora el premio de consolación es la Copa América Femenina. El Gobierno quería ser sede de un mundial femenino, cosa que no tiene ningún sentido porque aquí no se respalda el fútbol femenino. No se ha hecho nada y el futbol sigue siendo una olla de corrupción impresionante.
– Entonces, ¿qué es lo que se necesita para que las cosas cambien?
– El Estado debe intervenir. El fútbol necesita una reconstrucción absoluta y desde adentro no va a ser porque casi todos están untados y están bien con lo que está pasando. Puede ser que los patrocinadores, los que ponen esos millones de dólares inviten a la renovación. El mejor ejemplo fue en 2011 cuando el escándalo del bolillo Gómez porque le pegó a una mujer. A la Federación eso no le importó. Tuvo que ser Águila quien dijo que no le interesaba patrocinar eso, e inmediatamente salió ese técnico. Si no es así, el Gobierno debe organizar una cruzada que depure esto.
Y organizar todo de manera diferente con gente que sepa de fútbol, de gerencia deportiva, de organización deportiva y que haya una estructura de selecciones, como en países serios o donde el fútbol funciona y se obtienen grandes resultados deportivos.
En esos países la selección mayor juega exactamente a lo mismo que juega la sub 15. Todas las selecciones tienen la misma idea porque todos los cuerpos técnicos hacen parte del mismo cuerpo técnico, y hay una cabeza que no es el seleccionador nacional, sino el director nacional de selecciones, que establece un plan.
De esa manera están pendientes por si un jovencito de la sub 15 es muy bueno, piensan en que si lo llevan bien va a ser el futuro nueve de la de mayores. Acá no, acá es el desmadre, acá no se le para bolas a los pelados. Con el fútbol femenino es peor. Necesitamos una organización real que no se va a lograr con esta gente y con esta estructura.