viernes, abril 19, 2024
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“Cuando actúan los inconformes es cuando más avanzamos”

Dialogando con Ahíman, como se conoce artísticamente a Jorge Enrique Botello Sanguino

Cantaautor Ahiman, foto de Ricardo Otero.
Cantaautor Ahiman, foto de Ricardo Otero.

Carolina Tejada

Jorge Enrique Botello Sanguino, es un joven cucuteño, irrumpió en la ciudad con un género musical poco común a lo escuchado a través de las emisoras donde la ranchera y el vallenato, marcaba la pauta. Cúcuta, la ciudad frontera, allí se crío en una familia de tres hermanos.

Su vida, su infancia hasta el día de hoy, lo ha vivido en el barrio Motilones, allí escuchó las primeras notas musicales de una agrupación que lo llevaron a entusiasmarse por otros estilos musicales, Sandi y Papo, una agrupación con un estilo de merengue hip hop. Con el tiempo y gracias a la televisión regional del Táchira, escuchó unos clips de Control Machete, y se encarretó con el nuevo género.

A finales de los 90, estudiaba en el Colegio Departamental Integrado de Atalaya, y fue en una clase de español en donde compuso sus primeras rimas. Su interés era narrar su cotidianeidad, burlarse un poco de sus “profes”, lo que entusiasmada a sus compañeros y lo que también le animaba a seguir rimando. Al ingresar a la universidad, siempre con la intención de equilibrar lo que según sus papás podía dar dinero y lo que a él le gustaba, estudió arquitectura pero tuvo que abortar la carrera por sus costos. Finalmente se graduó contaduría, carrera que casi no ejerció, lo de él, era la música.

La influencia de la Plazoleta Che

Dialogando con Ahíman, como se le conoce artísticamente, recuerda que la llegada a la Pacho, la Universidad Francisco de Paula a Santander, UFPS, no solo fue un espacio para prepararse académicamente, sino para encontrarse con otro tipo de personas y pensamientos que hicieron mella en su manera de pensar, en su sensibilidad, y como él mismo menciona, desde allí; “Empiezo a escribir con otro color, con más fondo y eso se dio en la plazoleta Che de la universidad”.

Comenta que: “La primera vez que me acerqué a la Che, recuerdo mucho que los chicos hablaban de la naturaleza, que la naturaleza hablaba, que había una conexión de los seres humanos con el entorno, y yo decía; espere ¿esto qué es, qué está pasando aquí? Y empecé a compartir con ellos, y también empezaron a tratar otros temas que me interesaron, temas más políticos y otros espacios que se daban en la universidad y que terminan formándonos más que las mismas clases. Cualquier cosa que se hablaba ahí generaba mas reflexión y alimentaba mas mis pensamientos y mis canciones”.

Un nuevo ritmo se abrió en la frontera

Un rapero que se crió con Sandi y Papo, con la influencia de la universidad escuchando a Silvio Rodríguez, Alí Primera, Facundo Cabral, pero con el tiempo fue adquiriendo su propio carácter. Nadie más en la ciudad cantaba este género, y sus primeros conciertos fueron con los amigos con los que tocaba y fue como telonero de las bandas rockeras de la ciudad.

Ahiman recuerda que: “Fueron varios intentos tratando de hacer algo. No habían instrumentales de hip hop por eso durante mucho tiempo tocamos rap con guitarra. En el 2008, después de hacer varias presentaciones un amigo montó un estudio de grabación y el hombre me grabó el primer CD, que se llamo, Punto de Partida, con seis canciones. Una de ellas ya es un icono en la ciudad que se llama Ciudad Frontera”. “Ciudad frontera, la del eterno verano y la eterna primavera”, rima la canción.

Ese primer CD, se lanzo en el teatro Zulima, para entonces la Presidencia de la República estaba en manos de Álvaro Uribe, y sus canciones, que siempre han sido críticas, sacudian ese discurso sobre el terrorismo, y el papel de los medios de comunicación, que segregaban la sociedad y que a quienes pensaran diferente lo etiquetaban como enemigo interno.

Un arte comprometido con la historia

Después de varios años, Ahiman, ha logrado conformar una experiencia, en el “extrarradio en la ciudad”, como él lo llama. Con esfuerzo han montado tres proyectos alrededor de un espacio que se denomino la Quinta con Quinta. Desde allí se genera una escuela “de norte bravos hijos” donde se trabajan liderazgos para la resolución de conflictos, hasta los acuerdos de paz. Gracias a su trabajo y el de sus compañeros, recibieron un reconocimiento el San Pedro Claver, que se da en la semana por la paz en la ciudad.

Cuenta que: “Hemos ganado proyectos de concertación, desde el arte. Hemos llegado a varios municipios del departamento con el rap. Este proyecto inicia como la necesidad de generar identidad con la región. Y hemos dicho desde el arte se puede generar conciencia”.

La Ovejas Negras, es una canción que siguiendo la inquietud por la justicia y lo social, está incluida en su segundo álbum. Ahiman la escribe como homenaje a sus amigos, a los compañeros de la plazoleta Che, a las ovejas negras, a Gerson Gallardo y Edwin Ariel López, estudiantes de la UFPS, quienes en el marco de la oleada paramilitar en la región, fueron secuestrados y asesinados por las AUC en 2003.

“Escribí esta canción cuando después de salir de una clase bastante aburrida y bajo de ánimo, me encontré con unos amigos y fue bonito porque me trasmitieron mucha energía, había amigos de nuestros compañeros, hablábamos de muchas cosas de la ciudad y al final mirábamos que éramos las ovejas negras. Escribí la canción y hable con Edwin Villamizar, a él le gustó la propuesta y me dijo: “hágamole”, él aportó el trabajo audiovisual para el videoclip que acompaño la canción”.

Ni mártir, ni santo

En este momento se encuentra promocionando su nuevo álbum, Ni mártir, Ni Santo, y junto a él la continuación del proyecto de la Quinta con Quinta. Para octubre proyectan la realización de un festival de rap, en la ciudad de Cúcuta, mientras tanto, junto a su proyecto siguen fortaleciendo las escuelas de paz, desde el arte como herramienta para seguir abriendo conciencias.

“Habito el mundo y vivo en la periferia, en este territorio las leyes son letras muertas. La justicia prácticamente está en manos de sicarios (…) Nos tienen heridos y no se dan cuenta, ellos pretenden entretenernos con las noticias que inventan. Hay mucha pobreza y el rencor aumenta, esto es una olla a presión y dios proteja América si esta olla se revienta”, apartes de la canción: Las ovejas negras.

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