Víctor de Currea-Lugo
La primera decisión que debieron tomar muchos civiles luego de comenzar la guerra fue entre irse de Ucrania o quedarse. No hay información en este momento que podamos considerar fiable, pero esta es a la que he podido acceder. Lo cierto es que los datos disponibles sobre la crisis humanitaria en Ucrania son concluyentes: en promedio más de 134.000 al día abandonaron el país durante los primeros nueve días de la guerra, lo equivalente a 5.601 personas por hora.
NOTA: Sobre otros aspectos de la crisis, lo histórico, lo político, lo nuclear, etcétera, recomiendo visitar la sección de esta web en: https://victordecurrealugo.com/ucrania/
Desplazados y refugiados
Aproximadamente casi 650.000 personas huyeron a Polonia, 145.000 a Hungría, 103.000 a Moldava, 90.000 a Eslovaquia, 57.000 a Rumania, 53.000 a Rusia y 110.000 a otros países de Europa. Estas cifras reflejan una de las mayores crisis del mundo en las últimas décadas y, en números, la peor del siglo XXI. Lo triste es que se espera que el número total llegue a cuatro millones.
En relación con los que se quedan, el Comité Internacional de la Cruz Roja ha reportado largas filas en supermercados y farmacias, cortes en los servicios de electricidad (en pleno invierno). Así mismo hay cortes en el suministro de gas y de agua.
Muchas personas siguen atrapadas en las áreas urbanas debido a las dificultades de transporte. En las ciudades de Mariupol, Sartana y Staryi Krym, unas 470.000 personas siguen sin acceso al agua. Y según la ONU, habrían sido heridos 802 civiles, de los cuales 249 murieron, al 3 de marzo.
Citando a la misma ONU, antes de la actual crisis ya había 2,9 millones de personas en Ucrania necesitadas de ayuda humanitaria, con lo cual su situación se agrava. La mayoría de estas personas está ubicada en la región de Donbass, al oriente de Ucrania y donde ya se venía viviendo un conflicto armado desde 2014.
Desafortunadamente, a las personas no ucranianas y/o de ascendencia asiática o africana se les ha impuesto mayores trabas en las zonas fronterizas hacia Polonia, como fue denunciado por varios observadores directos.
Necesidades humanitarias
Los servicios de salud tienen problemas de suministros, escasez de medicamentos, disrupción de tratamientos para enfermedades crónicas; todo esto en medio de una pandemia que ya suma más de 5 millones de casos y 112.000 muertes.
No hay mucha información sobre crímenes de guerra, pero una de ellas está relacionada con el uso de munición prohibida en los tratados internacionales. Según Human Rights Watch, el ejército ruso habría usado por lo menos en tres ocasiones munición tipo racimo sobre la ciudad de Kharkiv (segunda ciudad del país) el 28 de febrero de 2022, lo que ha motivado una denuncia de Reino Unido ante la Corte Penal Internacional.
Por otra parte, una periodista francesa presente en Donbass informó sobre bombardeos contra población civil cometidos por la aviación ucraniana. Si esto se reporta ahora, que el mundo está mirando a Ucrania, se puede preguntar cuál fue el accionar del ejército ucraniano en el conflicto armado interno desde 2014.
Donbass
Finalmente, se debe insistir en la situación humanitaria previa en la región de Donbass. En junio de 2015 había ya 1,3 millones de desplazados en Donbass, cifra que aumentó a 1,6 millones en marzo de 2016. Los informes de la ONU hablan de presencia de grupos paramilitares, torturas, secuestros, persecución a periodistas.
En los dos oblast de esa región (Donetsk y Luhansk) más de 30% de la población está con necesidades humanitarias no resueltas. Allí mismo, a los varones entre 18 y 60 años se les prohíbe migrar y se les asume como potenciales combatientes, lo que ha llevado a separaciones familiares. Según UNICEF, la mitad de los niños entre 7 y 18 años han estado expuestos a situaciones adversas con implicaciones en su salud mental.
Según Amnistía Internacional, los “batallones de voluntarios” (léase paramilitares, no confundir con los rebeldes separatistas), actúan como “bandas de renegados” implicados en torturas, secuestros y asesinados sumarios. Otros informes dan cuenta de la disrupción de servicios sociales, lo que alimentó el éxodo de la población civil, además de desapariciones, tortura y detenciones arbitrarias que comprometen a autoridades ucranianas.
Primeros pasos
Para dar respuesta a la crisis y como uno de los primeros logros de las ya dos rondas de negociaciones, se aprobó la apertura de corredores humanitarios; sin embrago, según las autoridades de Ucrania, Rusia no ha permitido su implementación. Sin embargo, no se dispone de fuentes suficientes para contrastar la información.
Duele una forma de, digamos, “victimización revanchista” en la que se pone en duda la naturaleza de víctimas de los ucranianos. Es cierto que la comunidad internacional actúa con doble moral y que muchos medios presentan a las personas de Ucrania como si fueran “más civilizados” o más europeos que los refugiados de otras guerra y, por tanto, entonces más dignos de ayuda. Pero ese discurso no es culpa de las víctimas, sino responsabilidad de los medios.
Responder al panorama humanitario solo por comparación con otras crisis no atendidas es perverso, pues no hay un solo argumento decente para decir que un blanco, rubio, de ojos azules, tiene más o menos derechos que un negro o una asiática.