domingo, abril 28, 2024
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Contraofensiva en Ucrania: Lo que pudo haber sido y no fue

El ejército ucraniano no avanza, no obtiene éxitos significativos, no obstante el enorme flujo de armas suministradas por Occidente, el apoyo logístico y la asesoría militar por parte de Estados Unidos y Europa, que sobrepasa los 200 mil millones de dólares

Ricardo Arenales

La muy publicitada contraofensiva de las tropas ucranianas contra las fuerzas de ocupación rusas, que se anunció como preludio de la derrota final del ‘invasor’, no ha cumplido ninguno de los objetivos que se propuso, y parece fenecer sin pena ni gloria, a pesar de que tanto los Estados Unidos como sus aliados de la OTAN multiplicaron con creces la ayuda en material de guerra, ejércitos de mercenarios y ayuda económica, que en su mayoría fue a parar al bolsillo de unos cuantos burócratas ucranianos.

En el anterior análisis coinciden no solo los mandos militares rusos, sino fuentes de inteligencia del Pentágono norteamericano, que francamente no creen que a estas alturas la contraofensiva pueda tener algún resultado positivo.

Puesto que la contraofensiva se anunció oficialmente a partir del 4 de febrero pasado, han pasado seis meses en que los titulares de prensa de los medios corporativos no dejan de afirmar que el régimen de Kiev avanza, lento pero seguro en las metas fijadas para la contraofensiva. Nada más lejos de la realidad. Se trata de una solemne mentira.

Ayudas descomunales, pérdidas enormes

La verdad es que el ejército de Ucrania no avanza, no obtiene éxitos significativos, a pesar del enorme flujo de armas suministradas por Occidente, el apoyo logístico y la asesoría militar al gobierno de Zelensky por parte de Estados Unidos y Europa, que sobrepasa los 200 mil millones de dólares.

La coalición de países de la OTAN y Estados Unidos, en lo corrido de este semestre, no ha podido mostrar ningún elemento destacable en resultados estratégicos, ocupación de territorios, que permitan asegurar que alguno de los objetivos diseñados en la campaña militar se va a cumplir.

El ejército ucraniano, los batallones nazis Azov y Dnipro, y los mercenarios contratados han sufrido enormes bajas, tanto por el número de muertos y heridos como de material militar destruido o incautado. El número de tanques destruidos, sistemas de misiles, drones, almacenes militares, sistemas de artillería, blindados, aviones, vehículos de transporte y helicópteros, han sido monumentales.

En su afán por mostrar resultados, de acuerdo a estimativos del ministerio de Defensa ruso, Kiev ha empujado en forma desordenada sus tropas, tanto de efectivos militares como de mercenarios, con una pérdida en promedio de 300 militares por día, cifra que desangra y aniquila a cualquier ejército.

Pluralidad de fuentes

Claro, podrían recibirse con beneficio de inventario cifras del lado ruso, presentadas eventualmente de acuerdo a su conveniencia. Pero en términos generales, las agencias occidentales coinciden en los resultados de la contraofensiva ucraniana.

En julio pasado, medios de comunicación europeos como Euro News, apoyado en fuentes norteamericanas, decía que “el ejército ucraniano ha perdido el 20 por ciento de su armamento y vehículos, incluidos los extranjeros, durante los primeros días de contraofensiva. Así lo sostiene el New York Times, citando a ‘funcionarios europeos y estadounidenses’ y son precisamente esas fuertes pérdidas las que habrían obligado a Kiev a frenar dicha contraofensiva y a replantearse su estrategia”.

Inclusive la ocupación por las tropas de Kiev de pequeñas poblaciones en Járkov y Jersón, estuvieron vinculadas a un repliegue táctico del ejército ruso, para reagruparse y alcanzar líneas de batalla más ventajosas.

Objetivo inalcanzable

Según versión de The Washington Post, divulgada a mediados de julio, la comunidad de inteligencia de Estados Unidos cree que el objetivo de la contraofensiva ucraniana, la toma de la ciudad clave sudoriental de Melitópol no será alcanzado, alejando su propósito estratégico principal: cortar el puente terrestre de Rusia con Crimea antes de que finalice este año.

De acuerdo con las mismas fuentes consultadas por el medio, el fracaso de la contraofensiva podría hacer que los aliados occidentales de Kiev revaloren la operación, después de haber invertido decenas de miles de millones de dólares en logística y equipos bélicos para Ucrania.

Los funcionarios que hablaron bajo condición de anonimato, creen que las tropas ucranianas jamás llegarán a controlar a Melitópol y deberán resignarse a permanecer a kilómetros de distancia de esa ciudad.

Las mismas fuentes confirmaron que desde mediados de junio, cuando comenzó la contraofensiva, Ucrania ha perdido 43 mil soldados y más de 1.800 tanques y blindados. En tales condiciones, los aliados de Kiev se mostraron desilusionados y algunos “alarmados” por el “lento progreso” en el campo de batalla.

Revisar la ayuda a la guerra

Por si estos testimonios no fueran suficientes, en una reunión pública el 15 de agosto pasado, el congresista republicano Andy Harris, citado por el diario Político, manifestó no creer en la contraofensiva ucraniana: “Seré franco, fracasó”, dijo el congresista y precisó además que tal contraofensiva se encuentra en un “punto muerto”.

“Ya no estoy tan seguro de que se pueda ganar”, dijo Harris, quien como congresista apoyó siempre las medidas de ayuda al régimen de Kiev, pero ahora piensa que ha llegado la hora de reducir esa ayuda. Harris, que es miembro del comité encargado de revisar el presupuesto federal, afirma que Estados Unidos afronta de por sí demasiados problemas en casa, como el aumento de precios de los alimentos o el déficit de miles de millones de dólares en los años posteriores a la pandemia del covid-19, y no se justifica mantener el actual volumen de ayuda a Kiev.

Ante el anuncio del presidente Joe Biden de proporcionar 24 mil millones de dólares adicionales para la guerra en Ucrania, el republicano reaccionó: “Lo siento, no tenemos ese tipo de dinero”.

En contraste, pese al pronóstico de agoreros que anunciaron un rápido desgaste y fracaso de las tropas rusas desde el comienzo de la campaña militar, la realidad muestra que los objetivos trazados por Moscú, de desnazificar y desmilitarizar Ucrania, proteger a la población rusa del este del Donbás, para detener su exterminio por casi una década, así como prevenir el avance de la OTAN hacia su frente occidental, en general se cumplen.

Queda no obstante una preocupación, señalada por John Mearsheimer, prestigioso politólogo, profesor de ciencia política de la Universidad de Chicago y analista de relaciones internacionales, en el sentido de que existe el inminente peligro de que la guerra de Ucrania se extienda a otras latitudes, constituyéndose en un peligro a largo plazo para el resto de la humanidad.

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