martes, abril 30, 2024
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Calor de otoño, calor de las luchas sociales

La injusticia siempre ha sido la justificación de toda resistencia. La lucha de clases sube y baja, como las olas en el mar. Pero está ahí, abierta y a la ofensiva, latentes y a la espera. Distintas voces militantes opinan sobre la situación política en el viejo continente

Zabier Hernández Buelvas

Aunque oficialmente estamos en otoño, en Europa las temperaturas suben hasta 42 grados. Asimismo, aumenta también el calor de las luchas sociales y políticas.

Es palpable el ambiente de retoma de las luchas ciudadanas, sociales y políticas en Europa, algunas de ellas con claro carácter clasista y otras, progresistas que hacen mayor énfasis en las reivindicaciones ciudadanas y problemas comunes relacionados con la vida y las necesidades inmediatas de sectores excluidos y afectados por las políticas neoliberal.

Bélgica, Francia, Suiza, Italia, Polonia y Alemania viven hoy un renacimiento de la lucha social, del descontento ciudadano y de la confrontación de clases. En España, aunque ha mejorado las condiciones como producto del ejercicio de una coalición de gobierno progresista, la derecha fascista presiona medidas regresivas y de choque contra el pueblo español y las comunidades autónomas.

El continente de la injusticia

Los factores que incuban el estallido social tienen que ver con el desmantelamiento de los sistemas de protección social, en especial el subsidio al desempleo, a la vivienda y a los servicios públicos, agua y energía. La destrucción del sistema de pensiones y entrega a la inversión de capital privado, que sustraen grandes recursos llevándolos a la quiebra y dejando en la indigencia y pobreza a millones de adultos mayores y la destrucción del sistema de salud, razones que están moviendo la organización en Europa.

La sumisión de la Unión Europea, UE, ante las políticas bélicas, colonialistas y de unipolarización de Estados Unidos, a través de la OTAN, agrava la situación. Es incomprensible que mientras millones de personas en Europa pasan hambre, no tengan apoyo de sus gobiernos y Estados, que mueran en las altas temperaturas y también en los fríos y extremos inviernos por falta de calefacción, estos mismos gobiernos envíen grandes sumas de recursos, armas y ayudas para alimentar la guerra fascista de Ucrania y los intereses geoestratégicos de Estados Unidos.

El negacionismo sobre el cambio climático, profundizando las economías fósiles y ralentizando la transición energética, el tratamiento de guerra e indignante a los migrantes, utilizados como justificación de la falta de empleo, que exacerba la xenofobia y desvía el centro de la problemática, intenta confundir los objetivos de la lucha, problemáticas que les estallará en las manos a las élites capitalistas de la UE.

La vía que se comienza a escribir

En Ginebra, Suiza, se desarrolló el viernes 29 de septiembre de 2023, una manifestación climática y ambiental de 60 mil personas. En Polonia, el domingo 1 de octubre, un millón de personas marcharon en contra del gobierno ultraconservador.

En Francia vuelven con más fuerza los Chalecos Amarillos en contra de la guerra y por la paz mundial, al mismo tiempo estudiantes y maestros franceses afiliados protestan contra el gobierno francés. Mientras tanto el presidente Emmanuel Macron recibe al rey de España y se gasta tres millones de euros en una cena, al tiempo que millones de personas se quedan sin trabajo y las huelgas se generalizan.

El próximo 7 de octubre de 2023, la Central Sindical Italiana más grande, la CGL, ha convocado movilización nacional en defensa de los derechos constitucionales, el trabajo y la vida. Es la Europa que no nos muestran los medios globalizados. Es el continente del turismo, pero también de la pobreza y la injusticia social.

Aprender de las lecciones de la historia y construir la unidad de los pueblos, de las izquierdas, del progresismo, del antifascismo y el anticapitalismo es la vía que se comienza a construir. Lo vemos y lo palpamos.

¿Cuándo será el estallido? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que respira y se alimenta cada día. La marea sube, el tiempo cambia y Europa puede pasar de un tifón actual en materia de luchas social a una tormenta huracanada de cambios beneficios a sus pueblos.

Voces militantes

De izquierda a derecha: Manuel Salamanca, Marta Martín, Bladimir Meneses, Anna Camposampiero y Peter Mertens

“Las condiciones objetivas para un estallido social en Francia existen, son latentes, se vienen expresando desde ya hace buen tiempo. Las gigantescas movilizaciones contra la reforma del sistema de pensiones que Macron ha ignorado haciendo oído sordo a la protesta tiene al país en una tensión social que se profundiza con la crisis económica, social, institucional. Todo puede ocurrir”, dice Manuel Salamanca militante del Partido Comunista Francés y del PC colombiano.

“Francia y Bélgica han tenido estallidos sociales. Crece el hastío de los trabajadores y las trabajadoras. Se convierte en rebeldía. En España la situación ahora es más tranquila, porque una coalición de izquierda y progresista ha desarrollado políticas sociales que han generado empleo, controlan la inflación, se mantienen los precios de los alimentos en niveles aceptables y se están recuperando derechos sociales, económicos y culturales que la derecha había destruido. En general se avecina un estallido social para Europa”, es la reflexión de Marta Martin del Comité Central del Partido Comunista de España, PCE.

Por su parte, Bladimir Meneses militante comunista que vive en Suiza, dice: “La UE se alineó con la OTAN en la guerra en Ucrania, lo que generó una crisis energética, agravó la carestía y sumergió al continente en la incertidumbre. En Francia el aumento de la edad de jubilación ha empobrecido la clase trabajadora. Las manifestaciones de protesta contra la política social y medioambiental encontraron una represión policial y judicial descomunal. En este contexto, hay un florecimiento del movimiento de resistencia social europeo que puede cambiar radicalmente el panorama político. La izquierda revolucionaria está en condiciones de organizar el creciente descontento popular. Solo la unidad, cerrará el paso a la extrema derecha antinmigración que viene ganando terreno en el continente”.

Anna Camposampiero, jefe de comunicaciones de Refundación Comunista Italia, también da su opinión: “Las luchas en Italia aún no llegan a madurar y juntarse. Hay mucha dispersión. No obstante, se puede prever el aumento en las luchas sociales por efecto de las políticas de extrema derecha. Se han venido quitando las ayudas sociales que tenían casi tres millones de personas y el desempleo en la juventud sigue creciendo. En lugar de dar soluciones a su pueblo, el gobierno italiano se alinea con el pacto de la OTAN y utiliza los recursos enviando armas y dinero a la guerra fascista de Ucrania, en contravía del sentir general de los y las italianas que un 60% no apoya la guerra ni a la OTAN. En este tema, el Papa Francisco se ha convertido en el mejor aliado del pueblo para defender la paz mundial en contra de la guerra, impulsando una solución diplomática y un alto al fuego”.

“En el Reino Unido hay tantos paros, en tantos sectores, que la BBC necesita mantener un calendario de quién está en acción en todo el país, dónde y cuándo. En Francia, una revuelta por las pensiones ha recorrido el país durante meses. En Alemania y los Países Bajos, hay huelgas en sectores que parecían adormecidos desde hace años. En nuestro país, Bélgica, hay una dura y tenaz resistencia a la imposición de franquicias y al dumping salarial en la cadena de supermercados Delhaize. La gente quiere cosas simples: un salario decente, comida sana, un techo, energía a precio razonable. Y la gente se une, se organiza y se levanta. Mientras haya opresión e injusticia, habrá resistencia”, analiza Peter Mertens, secretario general del Partido del Trabajo de Bélgica.

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