viernes, marzo 29, 2024
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Bolívar 240 años

Con ocasión del aniversario del nacimiento de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacio que se cumple el próximo 24 de julio, VOZ presenta un estudio del proceso de educación y formación ideológica de El Libertador

José Ramón Llanos

La familia de Simón Bolívar era vasca, arribó a Republica Dominicana en el siglo XVI y posteriormente se trasladó a Caracas. Rápidamente ocuparon posiciones destacadas en el aparato estatal porque recibieron un trato favorable del Imperio español. El poeta y ensayista Gustavo Pereira dice: “Bolívar fue miembro de una de las familias más poderosas de la Capitanía General de Venezuela, investido por tanto de privilegios seculares.”¹.

Simón Bolívar, que murió en la ruina, nació en una de las familias de grandes recursos que se destacaban en la Capitanía General de Venezuela; explotaban la ganadería y poseían minas de oro en la región de Aroa.

El Libertador heredó haciendas dedicadas a la agricultura, explotadas por negros esclavos. Sin embargo, el niño fue afectado por una serie de acontecimientos negativos y luctuosos; a los dos años y medio de nacido, murió su padre Juan Vicente Bolívar y Ponce, y a los nueve años murió su madre, María de la Concepción Palacios y Blanco.

Formación intelectual

Ante la ausencia de su padre, sus tíos asumieron la tutela de Simón Bolívar y le orientaron su educación. Inicialmente recibió las enseñanzas de Simón Rodríguez, un destacado educador caraqueño. Posteriormente, a la edad de 15 años fue enviado a Madrid para iniciar su educación en la carrera militar.

Allí sus tíos lo encomendaron al Marqués Gerónimo de Ustáriz, matriculándolo en la Academia de San Fernando. En palabras de Simón Bolívar: “Allí aprendí los idiomas extranjeros con maestros selectos de Madrid, todo bajo la dirección del sabio Marqués de Ustáriz” ², en cuya casa vivía.

A esta edad, las más positivas e inolvidables enseñanzas las recibió de Simón Rodríguez, prueba de ello es el contenido de la carta que le enviara El Libertador a Francisco de Paula Santander el 8 de diciembre de 1823 cuando se entera que Simón Rodríguez estaba en el país: “He sabido que ha llegado de París un amigo mío, don Simón Rodríguez, si es verdad haga usted por él cuanto merece un sabio y un amigo… es un filósofo consumado y un patriota sin igual, es el Sócrates de Caracas, aunque en pleito con su mujer, como el otro con Jantipa, para que no le falte nada socrático”.

En 1826 Bolívar le escribe desde Pativilca, a Simón Rodríguez: “! Oh mi maestro! ¡Oh mi amigo! ¡Oh mi Robinson! Usted en Colombia, Usted en Bogotá… Sin duda, es Usted el hombre más extraordinario del mundo… Nadie más que yo, sabe lo que Usted quiere a nuestra adorada Colombia ¿Se acuerda usted cuando fuimos juntos al Monte Sacro, en Roma a jurar sobre aquella tierra santa la libertad de la Patria? Ciertamente no habrá Usted olvidado aquel día de eterna gloria para nosotros³.

Es en la casa del Marqués de Ustáriz donde Bolívar conoce a María Teresa del Toro y Alayza, de quién se enamoró y el 26 de mayo de 1802 contrajeron nupcias. Regresan a Caracas y ocho meses después el 22 de enero fallece María Teresa a causa del paludismo. Bolívar para superar el dolor y el vacío que le deja esta muerte viaja a Europa donde afortunadamente se encuentra con su maestro Simón Rodríguez.

En este encuentro, el Sócrates de Caracas continúa la formación política y ética de El Libertador. Es tan eficaz el discurso de Rodríguez que Bolívar se compromete a luchar por la libertad del nuevo mundo y expresa el llamado juramento del Monte Sacro.

De manera insólita, con una visión iconoclasta, Bolívar evalúa los aportes de Europa “para la causa de la humanidad” y concluye que ha sido casi nula. “Este pueblo ha dado para todo, menos para la causa de la humanidad: Mesalinas corrompidas, naturalistas insignes, guerreros ilustres, procónsules rapaces, sibaritas desenfrenados, crímenes groseros; pero para la emancipación del espíritu, para el enaltecimiento del hombre y para la perfectibilidad definitiva de su razón, bien poco, por no decir nada”⁴.

Formación política

Tan importante o más que la labor de los maestros y educadores, es la autoformación de Bolívar fundamentada en sus lecturas de un cumulo de autores y de obras sorprendentes. Es difícil imaginar que un hombre que dedicó buena parte de su vida a la milicia, a la lectura de obras de carácter militar tan fundamentales para realizar su objetivo de liberar Sur América, hubiera podido acumular tantos conocimientos del mundo antiguo y de los siglos XVI, XVII y XVIII.

Los testimonios de sus contemporáneos y los cientos de autores que han estudiado, su vida, sus cartas y escritos reconocen esta gran formación política, filosófica, literaria, histórica y aún pedagógica. No obstante, la mejor fuente sobre su formación es una carta que le escribiera Bolívar al general Santander, desde Arequipa, el 20 de mayo de 1825.

En dicha carta, Bolívar se refiere al hecho de que un tal Mister de Mollien en el medio Morning Chronicle afirma que: “la educación de Bolívar fue muy descuidada”. Bolívar entonces menciona a los autores que ha leído entre otros Locke, Condillac, Buffon, Helvetius, Montesquieu, Mably, Rousseau, Voltaire, Berthol, “y todos los clásicos de la antigüedad, así filósofos, historiadores, oradores y poetas; y todos los clásicos modernos de España, Francia, Italia y gran parte de los ingleses. Todo esto lo digo muy confidencialmente a Usted para que no crea que su pobre presidente ha recibido tan mala educación como dice Mister de Molliens”⁵.

El primer análisis político

Un poco antes de cumplir 30 años, Bolívar hizo el primer acertado análisis político en el Manifiesto de Cartagena, donde demuestra los errores cometidos por los dirigentes venezolanos de la Junta Suprema de la Primera República, derrotada por Domingo Monteverde en julio de 1812. Esa experiencia apenas duró un año.

Bolívar observó los errores políticos, militares, económicos y en las relaciones con la iglesia. Criticó la forma como se malgastaron los recursos económicos y en cambio se negaron a financiar un ejército disciplinado y entrenado. Mostró como grave error la organización federal de la República.

El Libertador le mostró a la Nueva Granada la imperiosa necesidad de atacar a las tropas españolas en Venezuela, ya que estaban debilitadas por las deserciones, y de no aprovechar esta debilidad, España desplazaría 20 mil   militares bien entrenados “que penetrarán hasta los últimos confines de la América Meridional”. Con esos argumentos exhortaba a atacar a las tropas españolas en Venezuela para impedir la consolidación del Imperio allí y después atacar a Colombia.

La historia le dio la razón al joven Bolívar y futuro Libertador de cinco naciones.

1 Gustavo Pereira, Nuestro Bolívar, El mausoleo de El Libertador, República Bolivariana de Venezuela. Caracas, 2013, p.17
2 Gustavo Pereira, Nuestro Bolívar, República Bolivariana de Venezuela, Caracas, 2013, p. 16
3 Vicente Lecuna, Cartas del Libertador, Tomo IV, p. 32
4 José Ramón Llanos. Pensamiento político del Libertador. Bogotá D.C. 2022. Página 17
5 Vicente Lecuna, Simón Bolívar obras completas, volumen 1 parte II., p.1099
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