La crisis de Ucrania le recordó a la Casa Blanca que las principales reservas de petróleo en Occidente están en Venezuela. Que Caracas tiene una capacidad instalada y podría ayudar a bajar la presión de los mercados
Alberto Acevedo
En una alocución por radio y televisión, difundida el pasado 7 de marzo, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, confirmó que dos días antes había sostenido una conversación ‘respetuosa’ y ‘cordial’ con una delegación de su homólogo norteamericano Joe Biden, encabezada por el secretario de asuntos para las Américas, Juan González.
La reunión, que se prolongó por espacio de dos horas en el despacho presidencial del Palacio de Miraflores, estuvo acompañada de gestos de distensión por parte de los dos gobiernos. Maduro dispuso la liberación de dos ciudadanos norteamericanos detenidos por participar en actos de sabotaje y conspiración contra el gobierno constitucional, mientras en simultáneo, el presidente Biden anunciaba el levantamiento de restricciones a la petrolera venezolana PDVSA. Este podría ser el partidor de una nueva etapa de relaciones entre los dos países.
Un día después, Maduro dijo que Venezuela puede “crecer uno, dos, tres millones de barriles diarios si hiciera falta”, después de conocido el anuncio de que se eliminarían las restricciones a la estatal petrolera venezolana. La Casa Blanca por su parte anunció que evalúa levantar otras sanciones contra Venezuela y su intención de comprarle petróleo.
Soberanía y legitimidad
También el canciller de Venezuela, Félix Plasencia, se pronunció al respecto. Aseguró el funcionario que la cooperación de Venezuela con Estados Unidos en materia petrolera es de importancia histórica y no resulta ‘extraño’ que ambas naciones discutan el tema. El país bolivariano está dispuesto a cooperar con Estados Unidos, si respetan la “legitimidad y soberanía” de su gobierno.
“Espero que respeten la soberanía y legitimidad de mi gobierno. El presidente Maduro es el único y legítimo jefe de Gobierno en Venezuela. Podemos hacer mucho juntos en el comercio del petróleo, convenciéndolos de que respeten eso”, puntualizó Plasencia. “Mi país puede contribuir a la estabilidad del mercado internacional”, precisó a renglón seguido.
En relación a la venta de petróleo, Plasencia dijo que “hemos estado haciendo negocios durante mucho tiempo” con Estados Unidos. “Nosotros nunca les pedimos que se fueran. Ellos tomaron su propia decisión, pero lamentablemente han tomado medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela. Espero que estas medidas se levanten y tengamos relaciones respetuosas”.
Un boomerang
De otra parte, el canciller puntualizó: “La producción de Venezuela se ha visto afectada por esas medidas coercitivas unilaterales en los últimos años. Espero que podamos volver a los niveles que nos merecemos y los niveles que son parte del acuerdo con la OPEP”.
El giro post-trumpista, que algunos analistas habían vaticinado una vez se posesionara Biden, parece que se ha producido, aunque de manera tardía, y en el contexto de un conflicto bélico internacional y del desbordado aumento de los precios del crudo. Los efectos de las duras sanciones económicas a Rusia se devuelven como un boomerang contra Estados Unidos y las potencias occidentales, y entonces nuestro vecino del norte morigera su discurso soberbio hacia Caracas.
La nueva posición de Washington aporta nuevos escenarios a la política regional:
*Hay un reconocimiento de ‘facto’ de Nicolás Maduro como presidente constitucional de Venezuela. La comisión enviada por la Casa Blanca buscó al mandatario latinoamericano, se reunió con él en su despacho, a pesar que desde 2019 la administración norteamericana se negaba a reconocerle legitimidad.
Diálogo con la oposición
No se contempla todavía el establecimiento de embajadas, pero sí mirar de nuevo a Venezuela como fuente confiable de suministro de petróleo para los Estados Unidos en los próximos años.
*De los compromisos asumidos se desprende la renovación de contactos con la oposición, a lo que el presidente Maduro accede. El propio mandatario hizo el anuncio del restablecimiento de conversaciones. “Hemos decidido reactivar el proceso de diálogo nacional con todos los factores políticos, económicos, religiosos del país. Vamos a un reformateo de un proceso de diálogo nacional, más inclusivo, más amplio”, precisó el presidente.
*El proceso de acercamientos bilaterales genera, como un coletazo, que personajes como Juan Guaidó e Iván Duque fueran enterrados en su obsesivo propósito por contener el proceso bolivariano y derrocar a Maduro. El acumulado político de ambos prácticamente se extinguió, y Maduro, por el contrario, está hoy mejor posicionado y con una economía interna que se dinamiza.
Recomposición política
*Guaidó no es protagonista de nada. En la oposición venezolana hay nuevos interlocutores, más pragmáticos, alejados de planes golpistas. Los cuadros de Guaidó, incondicionales al Pentágono norteamericano están en su mayoría por fuera del país. En estas condiciones, Maduro le confiere personería a una nueva oposición moderada.
*El conflicto en Ucrania no solo hizo posible las conversaciones entre Estados Unidos y Caracas, sino que provoca una realineación política en la región. La neutralidad de Bolsonaro frente a Ucrania es indicativo que América Latina no se alinea en forma unánime con Estados Unidos en su confrontación con Rusia.
Y si Biden quiere superar la herencia nefasta del trumpismo debe reconocer esta realidad de América Latina, que la de Washington no es la única voz en el continente; que también se mueven interlocutores como China y Rusia; que ha pasado el momento en que se imponían las voces de la OEA y del Grupo de Lima. Y es precisamente este escenario el de la próxima Cumbre de las Américas, que ha convocado la propia administración norteamericana.
En fin, la crisis de Ucrania le recordó a la Casa Blanca que las principales reservas de petróleo en Occidente están en Venezuela. Que Caracas tiene una capacidad instalada que podría ayudar a bajar la presión de los mercados.
En lo inmediato podría producirse en Venezuela un nuevo impulso a la recuperación económica, más rápido de lo esperado. Pero habría que discutir el enojoso tema de las sanciones económicas y financieras. Y no estaría de más asumir también el asunto de la detención del diplomático Alex Saab, por cuya extradición se suspendieron las negociaciones entre el Palacio de Miraflores y la oposición venezolana.