Ante la inminente aprobación del proyecto en la plenaria de la Cámara de Representantes, el Gobierno nacional ya enfila sus baterías para enfrentar el tercer debate en Senado. Balance de la jornada parlamentaria
Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos
En las barras del Salón Elíptico, un grupo de jóvenes hacen la diferencia. Llevan puesto un overol color caqui, botas de dotación y un letrero con la frase, “la juventud merece derechos laborales. ¡Me lo merezco!”. Tienen la esperanza que en la noche del lunes 7 de octubre, Día Mundial del Trabajo Decente, sea aprobada la reforma que busca recuperar y ganar más derechos para la clase trabajadora.
Sin embargo, la responsable de comunicaciones del Ministerio del Trabajo en el Congreso es realista. “Estamos avanzando lento, pero seguro”, me escribe vía WhatsApp. Contradiciendo esa opinión, otra fuente del mundillo parlamentario hace un cálculo y confirma que todos los caminos conducen a que el martes termine el segundo debate en la Cámara de Representantes. “No se preocupe compañero. Vamos como un volador sin palo”, dice con optimismo.
El balance
Sobre las ocho y media de la noche concluye la jornada. A las afueras del recinto todo parece normal. Los funcionarios del Gobierno hablan con la prensa; la oposición, que intentó horas antes sabotear el debate con un megáfono, se encuentra resignada y pensando en nuevas estrategias para la discusión en Senado; y finalmente se viralizan los trinos desesperados de quienes se identifican con el centro desdibujado. “Un día más en la oficina”, comenta con suspicacia un asesor de UTL.

“Tenemos un balance muy positivo. Se trabajó de manera sistemática y muy dinámica. Podemos decir que tenemos ya el 75% de la reforma laboral aprobada. Es un gran avance en derechos integrales para toda la población trabajadora del país”, dice la ministra del Trabajo Gloria Inés Ramírez, que con los brazos cruzados y respuestas contundentes no se deja intimidar por la prensa.
La alta funcionaria destaca que hay importantes logros para las mujeres y las familias con la recuperación de los recargos dominicales y festivos del cien por ciento, la remuneración justa de los días de descanso, las licencias, los beneficios y formalización para madres comunitarias, entre otros puntos progresistas aprobados en la reforma.
Igualmente, la representante del Pacto Histórico y coordinadora ponente, María Fernanda Carrascal, hace un balance: “hoy en el Día Mundial del Trabajo Decente avanzamos en artículos importantes como trabajo doméstico, la jornada máxima legal, medidas contra la violencia y abuso en el mundo del trabajo y reconocimiento de las labores del cuidado. Le estamos cumpliendo a las familias trabajadoras colombianas”.
Hasta que se acaba
Pasadas las nueve y media de la noche, el Congreso parece un desierto. Solo quedan las trabajadoras del aseo, que con bolsas negras van limpiando el recinto. Al acercarme y preguntarles por lo que se viene discutiendo, una de ellas me pregunta la hora.
“Yo no sé mucho de política, pero entiendo que si se aprueba esta reforma, las horas extras comenzarán desde las siete y no desde las nueve. Es algo bueno para nosotras, porque el ajetreo en el Congreso siempre es de noche”, dice sonriendo. Y al oído, para que nadie la escuche, susurra: “para eso le votamos a Petro”.
Al cierre de esta edición, martes 8 de octubre, hay un optimismo combinado con prudencia. Faltan 28 artículos, muchos de ellos polémicos y con fuerte oposición de los gremios.
Con algo de desespero, le formulo una serie de preguntas por WhatsApp a uno de los asesores técnicos de la reforma laboral. “A menos que algo extraordinario ocurra, el pronóstico es que hoy martes la plenaria de la Cámara apruebe en segundo debate la reforma laboral. Sin duda será una victoria. Pero la pelota pasa al Senado donde la correlación es menos favorable. Y para ello debemos estar preparados”, responde por mensaje de voz.
En ese momento recuerdo que en el béisbol hay una máxima. El juego no se acaba hasta que se acaba. Y en la discusión de la laboral, todo puede pasar.