viernes, abril 19, 2024
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Antonio Neliricón, caricaturista mexicano: “Ahora la censura es de los privados”

Los trazos de uno de los mejores caricaturistas del continente, que visita el país

Hernán Camacho

Empezó a exhibir sus trazos en el semanario Punto del Distrito Federal, en México hace 28 años. Antonio Neliricón, es mexicano de nacimiento y caricaturista de profesión, un opinador político, premio nacional de periodismo y reconocido como uno de los mejores del continente en su arte. Antonio visitó las instalaciones de VOZ y en una amena conversación nos entregó un panorama del periodismo en su país, las convulsiones sociales por las que atraviesa México y su fuerte crítica al gobierno de Peña Nieto.

–Cuéntenos: ¿qué lo trae por Colombia?

–Yo estoy en Colombia por tres razones: una por visitar un país del que cualquiera se enamora, estuve acá hace diez años y prometí volver, lo segundo porque mi pasión es viajar y Colombia es la primera estación de un largo viaje que emprendo por Latinoamérica, y tercero por entregar una cátedra de dibujo en el barrio Policarpa Salavarrieta en Bogotá junto al maestro Calarcá.

–No es usual que los caricaturistas vayan a barrios populares para compartir ese conocimiento.

–Yo empecé en un taller con el Fisgón, un caricaturista mexicano, el que realmente me inició en este arte. Y es muy generoso cuando un caricaturista comparte su conocimiento, así que me cae bien ir al Policarpa y veo con buenos ojos la Escuela Nacional de Caricatura, en Colombia, que permite un relevo generacional constante.

–Dos premios de periodismo en México no son de poca monta.

–Bueno, en 1997 recibí el Premio Nacional de Periodismo que lo otorga el gobierno de México y en esa oportunidad afortunadamente me lo entregó el presidente Ernesto Cedillo, tal vez el único presidente que no detesto, a pesar de que como caricaturista tuvo mucha crítica de mi parte, pero hay que reconocerle que fue uno de los pocos presidentes mexicanos que le dio algo de apertura a los medios.

–¿Ha experimentado la censura por su opinión?

–La censura en mi país viene básicamente de los gobiernos. Antes se tenía miedo a ese tipo de censura y probablemente eso ha cambiado. Ahora se teme mucho a la censura de la iniciativa privada, que se tiene con la pauta, que finalmente es con lo que viven los medios y pueden generar una presión sobre sus periodistas. En el caso personal, yo empecé en el periódico El Universal y fui retirado por una cuestión de censura en tiempos medievales del presidente Salinas de Gortari (1988 y 1994), cuando la presidencia tenía un mayor control sobre la prensa.

Afortunadamente salí de allí y llegué al periódico El Economista, que es un oasis de expresión pues no he tenido mayor problema. Incluso cuando he tenido intentos de censura, sacan la cara por el caricaturista. Hasta los colegas se sorprenden del Economista por la excesiva apertura. Creo que entre mayor libertad mejor es el medio.

–Vemos en las noticias que hay una explosión violenta en México que tiene un origen en el fenómeno del narcotráfico. ¿Cómo es el tratamiento mediático en ese tema?

–Ha sido complejo el papel de los medios. Por un lado se han hecho intentos por limitar el periodismo para que no glorifique la violencia, tratar de no presentar la violencia de manera gráfica. Muchos medios saben que la violencia produce morbo y ese morbo venta, entonces el debate es cuestión de ética periodística: que exponiendo la violencia se glorifica la misma, es decir qué tanto debe decir y qué tanto no.

–¿Y en esa limitación cómo es el comportamiento del gobierno actual?

–El gobierno de Peña Nieto trata de influir en los medios para evitar que se sepa toda la verdad. Las pantallas de televisión, las bocinas de radio y páginas de periódicos de repente escurren sangre porque la cantidad de violencia es brutal y qué podemos hacer: eso es cierto. Por ejemplo en Michoacán o Nuevo León la gente dice que lo que se ve en los medios no es ni el mínimo reflejo de lo que pasa en la realidad. En México la realidad rebasa la capacidad de reportar y el gobierno se queda corto.

–Se corre el riesgo de ser periodista en México.

–No se puede generalizar, pues mi país es grande y parece que tuviera muchos Méxicos y muchas realidades. El clima de violencia ha pegado en ciudades importantes y en el norte de México sí es grave y peligroso ser periodista, y no solo hoy, eso viene desde los ataques al Semanario Zetas o el asesinato del periodista “el Gato” Félix. Allá las presiones vienen del crimen organizado y no hay censura o temor de perder el trabajo, sino de perder la vida.

–Le cambio de tercio. Descríbanos la situación social de México.

–Le hablo de la capital. En el DF, se ven claras las opciones políticas de todo tipo y hemos sido gobernados en los últimos años por gobiernos de izquierda, el Partido de la Revolución Democrática, PRD, y esto ha hecho que los movimientos sociales en la capital tengan libertad para expresarse. Se han tomado el Paseo de la Reforma y la Plaza del Zócalo en 2006. La ciudad se vuelve un manifestódromo. Pero es algo con que los capitalinos hemos vivido.

–Eso le genera a esa ciudad una perspectiva diferente a la de los gobiernos nacionales.

–La ciudad de México se convierte en vanguardia del país, allí se ha legalizado el aborto, los matrimonios homosexuales o las sociedades de convivencia, la legalización de la marihuana y eso nos pone mucho más delante, de como piensa el resto del país, que entre otras es conservador en lo social, económico y político. En esa ciudad la manifestación de ideas es permanente.

–Y esa emoción de una ciudad de México rebelde le ha dejado una generación de caricaturistas rebeldes.

–No. No están apareciendo caricaturistas ni gente joven con nuevas propuestas y me lo trato de explicar pero no encuentro razones. Probablemente los chicos mexicanos piensan que para ver publicado su trabajo tienen necesariamente que convertirse en analistas políticos y eso no les cae bien, les da pereza. A lo mejor la influencia de la historieta norteamericana o manga oriental hace que los jóvenes mexicanos prefieran ese tipo de expresiones. Pero no hay una generación de caricaturistas de opinión en un momento donde se puede decir lo que siente sin el temor a una censura radical o sectaria.

–Lo vemos publicando sus trabajos en la web. ¿Cree usted que se acabará el papel para los periódicos?

–Yo personalmente creo que sí van a desaparecer pero no por consumirlos, leerlos o analizarlos, sino en mayor razón porque se acabará el papel. A mi juicio, la razón principal será por cuestiones ecológicas y en algún momento las generaciones futuras nos acusarán de ecocidas por utilizar todo el papel. Pero el internet va a terminar juntando no solo los impresos, sino la radio y la televisión.

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