Una visión que presagia tendencias y cambios radicales de la economía
José del Rio
Todos los estudios económicos y las vivencias del hombre común evidencian el impacto negativo de la guerra de Ucrania-Rusia sobre la economía del mundo, y en el caso de este artículo, sobre la economía europea. Los efectos iniciales se vieron especialmente en energía y los alimentos; no obstante que la inflación ha cedido según los datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos, INCEE, de Francia muestra cautela sobre la posibilidad de que la inflación, que se ubicó en 5.9 por ciento en abril, pudiera disminuir en mayo y junio para alcanzar el 5.4 por ciento en la segunda mitad del 2023.
El efecto sobre los hogares es altamente lesivo porque en algunos países europeos el gasto de energía representa el 50 por ciento del consumo, mucho más que los alimentos que solo representan el 16 por ciento del gasto total, según afirma Julián Pouget, director del Departamento de Estudios del INCEE.
La disminución del nivel de demanda
En el caso de Francia los empresarios temen una disminución del consumo de los hogares en la segunda mitad del 2023 porque los ciudadanos han cambiado de hábitos: en el mes de marzo el 72 por ciento afirmaron que han cambiado su manera de consumir, grave dado que en diciembre de 2022 estos cambios solo habían afectado al 68 por ciento de los encuestados.
Lógicamente, el otro dinamizador de la actividad, la inversión, consecuentemente también disminuirá en los próximos meses ya que el aumento del tipo de interés para frenar la inflación ya impacta negativamente a algunos sectores como en el mercado inmobiliario, en la inversión de los hogares, así como también en las renovaciones de las viviendas.
El INCEE considera que las empresas preocupadas por el nivel de la demanda congelaran sus proyectos de inversión, por tanto, siempre según el crecimiento del segundo semestre podría ser de 0,2 por ciento igual al registrado en el trimestre anterior.
Otras reflexiones sobre el problema económico
Algunos economistas heterodoxos, relativamente críticos, como Felipe Askenazy y Thomas Picketty tienen consideraciones más negativas y que tienden a vislumbrar una tendencia lesiva a largo plazo de los cambios observados en la actual economía europea. Tal visión incluye un cuestionamiento de la posibilidad de cambios drásticos que comprometen la continuidad del capitalismo en las mismas condiciones actuales.
En un artículo que apareció el 7 del presente mes, en Le Monde, titulado “La tendencia a la baja de la productividad podría presagiar una profunda crisis del capitalismo”, afirma que las posibles causas de la caída de la productividad laboral por hora en Francia, menos de 3 por ciento desde 2019 es preocupante y cuestionadora: “Preocupa porque la curva francesa se ha convertido, desde el 2019 en paralela a la de Italia, país que sufre una crisis de productividad desde hace casi tres décadas”.
Esta baja de productividad es altamente lesiva y adquiere matices de gravedad si tenemos en cuenta que al relacionar el fenómeno de Francia e Italia con otros países identificamos que los Países Bajos tienen igualmente esta baja de productividad con la de Francia.
El nerviosismo se extiende y agrava muchos más si tenemos en cuenta que la Oficina de Trabajo de Estados Unidos acaba de publicar su estimación económica de 2022 y encontramos lo siguiente: “La productividad laboral en el sector del mercado privado no agrícola cayó un 1,7 por ciento, la caída más pronunciada desde que comenzó la serie en 1948”.
Baja productividad y crisis del capitalismo
La tesis de Askenazy es que una posible causa de la baja de la productividad es que los capitalistas industriales están procurando la sobreexplotación de los trabajadores y una bien mimetizada reducción de sus salarios. En concepto de Marx sería el incremento de la sobreexplotación del trabajador para que rinda una mayor plusvalía con menos capital variable.
Según Askenazy los empleadores en lugar de incrementar la inversión en tecnología para producir más, utilizan el poder del mercado para explotar más a los trabajadores mediante su control y ajustar los salarios a la baja. En las categorías marxistas hacer que el capital variable produjera más plusvalía.
Por otra parte, según el mismo autor, “el empresariado captura la toma de decisiones publicas y permite aumentar sus ganancias sin esfuerzos, porque aumenta su capacidad de sobreexplotación de la naturaleza, baja los impuestos y la contribución a la seguridad social, y obtiene subsidios del Estado”. Detrás de estos procesos “puede estar escondida una profunda crisis del capitalismo”, concluye Askenazy.
Por su parte, Thomas Picketty escribe en el diario Le Monde un artículo titulado “Los economistas comienzan a darse cuenta de la naturaleza insostenible del actual modelo social y fiscal”. En el artículo comenta que la American Economic Association, AEA, de Estados Unidos premió un trabajo del joven economista Gabriel Zucmam por su investigación sobre la concentración de la riqueza y la evasión fiscal, en la cual demuestra que los más ricos son los mayores evasores, incluso en los países escandinavos que se consideraban modelos de virtud.
El trabajo también muestra que las multinacionales en todos los países son evasoras de los impuestos. Señala, además, que el director del Observatorio Europeo de la Fiscalidad procura soluciones para el problema de la baja fiscalidad en el continente. Por esa razón recomienda que se aumenten los impuestos fijados por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, en apenas el 15 por ciento. También recomienda que se debe poner un impuesto del 25 porciento sobre ganancias a las multinacionales. Anota, que por ejemplo Francia, obtendría 26 mil millones de euros extras.
Picketty destaca que tanto el premiso en los Estados Unidos, como la preocupación de la
AEA acusa que los economistas están conscientes que el actual modelo social y fiscal es insostenible, incluso en los Estados Unidos. También desde 1919 Irving Fisher en un discurso habló sobre el tema de la desigualdad y la tremenda concentración de la riqueza que debería verse como un lesivo problema económico de Estados Unidos y que podría conducir a tanta desigualdad como la vieja Europa.
Sus apreciaciones se basan en un estudio publicado en 1915 por Willford King que mostraba “que el dos por ciento de la población posee más del 50 por ciento de la riqueza y que dos tercios de la población no poseen casi nada, una distribución antidemocrática de la riqueza”. Lo cual pone en peligro las bases mismas de la sociedad norte americana.
Las propuestas de Bernie Sanders y Elizabeth Warren
Estos políticos progresistas norteamericanos hicieron propuestas tributarias para que el patrimonio pagara hasta un seis y ocho por ciento anual para aquellas posesiones que costaran más de mil millones de dólares. Lógicamente, el presidente de Harvard Larry Summers atacó violentamente al investigador Zucman quien apoyaba también estas propuestas.
Como conclusión Picketty exhorta a los economistas para que dejen de ser apologistas del sistema y vuelvan a estudiar la historia y la sociología para que tengan una visión diferente de la propiedad, el mercado, la competencia e incluyan en sus análisis también la cuestión social y política. Considera que la economía debe volver a ser una ciencia política e histórica como lo fue antes del turbión neoliberal.
Es necesario aclarar que ni Felipe Askenazy y ni Thomas Picketty todavía llegan a las propuestas radicales marxistas que realmente cuestionan la economía capitalista y plantean la necesidad de superarla.