sábado, agosto 31, 2024
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A defender el corazón del cambio

El apoyo popular que necesitan las reformas progresistas, requiere de una interpretación acertada de los sujetos políticos que se movilizaron en el reciente estallido social. La organización, un factor clave para recuperar la motivación en la gente

Óscar Sotelo Ortiz
@oscarsopos

Dentro de poco se cumplirá el primer aniversario de la victoria popular. En la memoria de las personas que votaron con convicción por el cambio estará siempre presente lo ocurrido en aquella jornada electoral. La tensión acumulada producto de una extenuante campaña, la incertidumbre por el resultado, la alegría desbordada ante el triunfo de Gustavo Petro y Francia Márquez y el prematuro compromiso en cumplir con lo prometido, configuraron una inédita secuencia de emociones expresadas en la noche del 19 de junio de 2022.

Si bien la fecha quedará en los libros como el acontecimiento que permitió que a la Presidencia de la República llegará una coalición de centro izquierda, también se evocará que el resultado fue el producto de un largo y heterogéneo ciclo de movilizaciones con carácter reivindicativo y de protesta, que tuvieron su clímax popular en los estallidos sociales de 2019 y 2021.

Lo anterior, por supuesto, no significó un epílogo de las conflictividades sociales y la lucha de clases, sino la inauguración de un nuevo escenario, donde los sectores democráticos y revolucionarios pasaron de la resistencia a la acción, con el agregado de asumir el reto de tener un pie en la calle y el otro en las instituciones.

Los sujetos políticos

Sin embargo, ya en el Gobierno, con un Plan Nacional de Desarrollo aprobado y con las reformas sociales presentadas ante el Congreso de la República, los recientes llamados a la movilización se han quedado cortos de participación. ¿Qué pasó? ¿Por qué los sujetos políticos que fueron protagonistas en el reciente estallido social, no se encuentran en las calles defendiendo el proyecto político del cambio?

Para la politóloga Laura Espinosa, lo primero que se debe hacer es caracterizar a los sujetos políticos: “Basándonos en las movilizaciones de 2019 y 2021, que finalmente fueron determinantes en este proceso, se debe decir que su composición mayoritaria eran jóvenes, lo que algunos llaman las víctimas del capitalismo y el neoliberalismo, que son las personas que no trabajan, no estudian y no tienen oportunidades. Hay otro sujeto político y son los sectores que siempre han estado organizados con experiencia en salir a las calles. Todo mediado en un contexto urbano de nuevas contradicciones, que permitieron la materialización de una ciudadanía indignada”.

Al respecto, Laura advierte que en el tránsito de la movilización callejera a la disputa electoral, se despertaron grandes expectativas sociales que hasta el momento no se han hecho realidad. “También hay que identificar que mucha gente votó en contra y no a favor de. Incluso, no todos son sectores casados con el proyecto político del cambio. Sin embargo, sí existió una transformación en el sentido común de la gente y si el Gobierno nacional acude al respaldo popular para la legitimidad de las reformas, tiene que interpretar bien ese proceso”.

La motivación

De acuerdo al filósofo Alejandro Mantilla, la clave a los interrogantes está en la motivación de los agentes individuales y colectivos que los llevan a ejercer una acción de movilización.

“Hay un primer factor crucial que ya no tenemos presente y es la indignación como una emoción moral, que en el estallido social motivó a la gente a movilizarse. En este momento, se le está pidiendo a la gente que salga a marchar sin este factor. En 2019 y en 2021, el motor era el estallido que ya no opera. La encrucijada es que, si llegase a volver, lo activaría la oposición no el gobierno”, dice Alejandro.

Lo segundo, según Mantilla, es una clave histórica. Para el proceso político colombiano, es inédito que la gente salga a movilizarse para defender un gobierno: “Desde los años setenta para acá, la gente se ha movilizado para hacerle oposición a los gobiernos. Las experiencias de respaldo a gobiernos son lejanas: en la hegemonía liberal o en el Gobierno dictatorial de Rojas Pinilla. Y la sociedad ha cambiado demasiado en ese interregno”. Hace una precisión, en 2008 la gente se movilizó en contra de las insurgencias y en 2016 la calle fue en defensa de la paz. “Históricamente tenemos un reto, porque hay una anomalía”.

Finalmente, el hecho que 2019 y 2021 tuvieran a un sujeto político protagónico (la juventud) y que los ejercicios fueran autoconvocados en la dinámica de la confrontación, imposibilitan que el repertorio pueda operar a favor de un Gobierno, así sea progresista, porque se interpreta como autoridad política.

Mantilla le recomienda no solo al Gobierno nacional, sino también a las organizaciones políticas evitar el exceso de convocatoria. “Se asume que solo con la convocatoria basta y eso es falso. Toda movilización requiere planeación. Creo que ahí se debería reevaluar la estrategia y recuperar las enseñanzas del movimiento social, para hacer más eficaz el apoyo popular a las reformas. Ante eso, se requiere organización permanente”.

El líder social chocoano Nixon Robledo identifica que el papel opositor ejercido por los grandes medios de comunicación también ha sido determinante para que la gente se encuentre desmotivada: “Enfáticamente hay que decir que la brutal desinformación viene afectando el apoyo popular a las reformas que se están tramitando en el Congreso. Para dar un ejemplo, está la reforma a la salud, que ha sido ampliamente socializada, pero voltean el argumento para deslegitimarla”.

No obstante, Robledo es optimista. “Es difícil que la gente salga a la calle por proyectos que aún no se han materializado. Pero de lograrse las reformas, con un sistema de salud renovado, recuperados los derechos laborales y con la posibilidad de una pensión digna, estoy seguro el pueblo saldrá a defender las conquistas. Por eso nuestro papel es pedagógico, es tomarnos la calle, pero también llegar al territorio y comunicar agresivamente lo que no hacen los medios”.

El corazón del cambio

Es posible que usted este leyendo este artículo, ya sea en la movilización del siete o después de ella. Al cierre de esta edición, es imposible adivinar las proporciones de lo que fue la jornada. Pero el objetivo no son los balances, sino las reflexiones.

El presidente Gustavo Petro, en su discurso para la ceremonia de ascenso a subtenientes ‘Curso General Jorge Duarte Blum’, no solo dio a conocer la salida de altos funcionarios del Estado implicados en el reciente escándalo, sino que dio un emotivo discurso al frente de las Fuerzas Armadas en el rol de comandante en jefe.

“Si el corazón se pierde, las armas dispararán contra nuestra propia sociedad”, fueron las palabras del jefe de Estado. Extrapolando lo dicho y recordando también a Gabo, si el corazón del cambio se difumina, perderemos nuestra segunda oportunidad y estaremos condenados nuevamente a otros cien años de soledad. Por eso, el Gobierno y los procesos políticos que lo acompañan, no tienen licencia de fallar.

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