viernes, marzo 29, 2024
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La venta de la ETB: Capricho de Peñalosa

Una empresa pública con inversiones multimillonarias y con perspectiva de crecimiento extraordinarias puede terminar en el portafolio de una multinacional por intermediación del alcalde Peñalosa

Unión de Jóvenes Patriotas

En el Concejo de Bogotá se dio vía libre para la venta de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá, gracias, entre otras cosas, a que desde sectores afines a su privatización se ha desarrollado una fuerte campaña mediática, desprestigiando a la empresa. Enrique Peñalosa, fiel a su doctrina económica, desde su primera alcaldía, quiso venderla, independientemente de si es rentable o no lo es. Él aplaudió la “subasta” de Isagén y plantea además privatizar el Acueducto. Por lo tanto, más que argumentos económicos, responde como de costumbre, a intereses privados.

Para empezar, el presupuesto del plan de gobierno de Peñalosa fue aprobado por 96 billones de pesos aproximadamente. La ETB, costaría alrededor de 2 billones. La no venta no pone en riesgo, como dicen, la inversión social, que en realidad no es tan social y está más dirigida a movilidad, sobre todo a Transmilenio. Esos dos billones divididos en cuatro años, son 500.000 millones anuales, lo cual no representa mucho y además es dinero que no va a volver.

Plan de Desarrollo

La inversión que se hizo en los últimos años para ofrecer nuevos servicios y ganar más clientes fue de 2.5 billones aproximadamente, invertidos en un plan de largo plazo que al paso que va (o que iba, porque el actual presidente no tiene muchos deseos manejarla bien, sino venderla) está ganando un buen número de clientes en Bogotá ofreciendo internet a más altas velocidades (desde 20 hasta 150 megas) con televisión y servicio de telefonía, a precios más económicos que la competencia (además está llegando a otras regiones).

La telefonía móvil está ofreciendo precios muchos más económicos respecto a Movistar y precios similares, incluso un poco más bajos, que Claro. A todas luces la empresa es competitiva, venderla es entregarle dicha inversión a un privado, pues hipotéticamente si una empresa, empezando de cero, quisiera tener lo que hoy tiene la ETB tendría que invertir mucho más que su valor actual (más de cuatro billones).

La ETB como empresa pública no sólo se debe estimar por la ganancia, que aunque es lo más importante, también ofrece servicios gratuitos a la comunidad, como zonas wifi, y muy buenos precios a colegios y bibliotecas públicas. (Puede que una empresa privada lo llegue a hacer, pero no es su obligación, como sí lo es para una empresa pública). Además sus trabajadores directos, tienen diferentes beneficios como educación para sus hijos, entre otros. Evidentemente una empresa pública no se debe sólo a sus trabajadores directos, pero garantiza mejor que una privada, buenas condiciones para sus trabajadores.

Cifras

Se dice que la ETB solo favorece a su sindicato, pero en los últimos 17 años (etapa difícil para la ETB por el declive de la telefonía fija) entregó dividendos en 2.5 billones, no es mucho pero sí entrega. El año pasado comenzó su carrera de ganar clientes con sus nuevos servicios y así lo ha hecho, pues en menos de dos años tienen cerca de 400.000 usuarios de celulares con tecnología 4G. Su anterior presidente lo dijo, incluso pidió seguir al frente de la empresa bajo el gobierno de Peñalosa, pero el actual alcalde no la quiere pública, por eso se tuvo que ir.

Peñalosa ahora trajo a Jorge Castellanos, un extraño presidente que denigra de la empresa que dirige, cosa que puede llevar a un detrimento patrimonial, pero que al mismo tiempo recibe los premios otorgados a la ETB por innovación (como en febrero de 2016: Premios Accenture). Lo del actual presidente es preocupante a todas luces, a él no le interesa sacar a flote a la ETB y esto sí la puede llevar a la ruina.

¿Ahora cuáles cifras se manejan hacia el futuro? Si se vende, reiteramos, se recibirán alrededor de dos billones, es decir, 500.000 millones en cuatro años. En los últimos 17 años generó más de 2.5 billones de pesos, y ahora que incursionó en servicio de televisión, internet fibra óptica y telefonía móvil, podría generar mucho más en los próximos 20 o 30 años. A lo anterior hay que sumarle que Claro le debe aproximadamente 250.000 millones a causa de un pleito judicial.

Pero, no solo es dinero, son los servicios que puede ofrecer a la comunidad. Hay una visión cortoplacista de Peñalosa, además de chantajista al decir que es necesaria su venta, siendo que solo son dos billones de los 96 de su plan de desarrollo, el cual está dedicado más a movilidad (vías de Transmilenio) que a escuelas y hospitales.

Sentido común

La defensa de la ETB no es un capricho de la izquierda, congresistas y miembros del Partido Verde, el MIRA y el Partido Liberal se han unido a la defensa de la ETB (Rafael Pardo se expresó en contra de la venta). Incluso personas que simpatizan con Peñalosa como Jaime Castro han expresado lo inconveniente de dicha medida.

La lógica de que lo privado es más eficiente está llamada a recoger. Solo para dar algunos ejemplos, en Canadá e Inglaterra el sistema de salud es público y es de alta calidad. La educación que se ofrece en las universidades públicas francesas es de las mejores del mundo. La educación primaria y secundaria en Finlandia es reconocida como la mejor del mundo. Hay servicios públicos de acueducto y alcantarillado manejado por el Estado, y sistemas de transporte urbano de calidad dirigidos por empresas públicas en los países anteriormente nombrados.

Para no ir tan lejos las universidades brasileñas públicas, la UNAM de México y la UBA de Argentina son las mejores universidades de Latinoamérica. ¿Y en las telecomunicaciones? China Mobile es la empresa de telecomunicaciones más grande del mundo y es pública, mientras las empresas privadas como Claro y Movistar en Colombia son las que más quejas reciben en proporción con el número de clientes.

Dicen que la ETB no puede competir con los grandes monstruos de las telecomunicaciones, nosotros pensamos que sí, pues los resultados que ha mostrado en tan poco tiempo de su diversificación de servicios, lo demuestra. Estamos convencidos de que la ETB tiene muy poco que perder y mucho que ganar… ¡sigamos en su defensa!

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