Una vez conocida la noticia de que Obama autorizó el canje de cinco prisioneros de la cárcel de Guantánamo por un soldado americano en Afganistán, diversos sectores proponen uno similar por tres de los patriotas cubanos detenidos en Estados Unidos
En la primera semana de junio, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, anunció al mundo que su gobierno aprobaba los términos de una delicada negociación con grupos talibanes en Afganistán, permitiendo que cinco prisioneros vinculados a esa organización, detenidos en Guantánamo desde hace más de diez años, fueran canjeados por el sargento Bowe Bergdahl, de 28 maños de edad, capturado por los rebeldes afganos desde el año 2009.
Obama, a través de un comunicado oficial, declaró que “Estados Unidos nunca deja atrás a nuestros hombres y mujeres en uniforme” y comentó que había consultado con la familia del soldado norteamericano, que se mostró “feliz” de tener la posibilidad de volver a abrazar a su único hijo.
En el caso de Afganistán, se sabe que desde hace al menos un año las autoridades norteamericanas hacen esfuerzos por retomar conversaciones con los grupos talibanes, en la perspectiva de afianzar el proceso de posconflicto en ese país. Un gesto adicional, aunque no satisfactorio para las fuerzas rebeldes, es el posterior anuncio de que Washington retirará nuevos contingentes de soldados.
La noticia, en todo caso, ha sido tomada por activistas y grupos defensores de derechos humanos como ejemplo de que la Casa Blanca podría hacer un canje similar con tres de los cinco patriotas cubanos injustamente detenidos en prisiones norteamericanas, producto de un juicio amañado, y a cambio el gobierno norteamericano obtener la libertad de Alan Gross, un espía de ese país sentenciado a 15 años de prisión por las autoridades cubanas.
También en Estados Unidos se vive un nuevo clima político en relación con Cuba. En primer lugar, el criminal bloqueo económico y comercial contra la isla, que se prorroga por más de medio siglo, es una medida desprestigiada y rechazada por la comunidad internacional de forma cada vez más creciente.
En segundo lugar, en lo corrido del presente año, parlamentarios, hombres de negocios y voceros de los más amplios círculos sociales norteamericanos, se han pronunciado por el cese de las sanciones económicas contra el gobierno cubano y por la normalización de las relaciones entre ambos países.
Gesto de buena voluntad
La calidad de los prisioneros objeto de canje marca unas condiciones especiales que facilitarían la negociación. Los cinco patriotas cubanos, detenidos en Miami en 1988, no adelantaban actividad alguna contra los intereses de Estados Unidos y se dedicaban a infiltrar grupos terroristas anticubanos con asiento en Miami. Estos grupos habían incrementado sus actividades criminales contra la isla en la década de los 80, tras la caída del bloque de países socialistas en Europa Oriental.
Alan Gross, por su parte, es un ciudadano norteamericano que sí adelantaba actividades criminales y de sabotaje, por cuenta del Pentágono norteamericano, contra los intereses del gobierno cubano.
Obama, que desde su primera campaña electoral prometió normalizar las relaciones con Cuba, podría dar un paso en este sentido, aceptando un canje de prisioneros. Dos de los cinco patriotas cubanos ya se encuentran en libertad. Quedan en prisión Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero Rodríguez y Gerardo Hernández Nordelo. El mandatario norteamericano podría además mostrar el mismo sentido de condescendencia con otro de sus soldados y hacer que Gross regrese al seno de su familia.