“Esta es una manera de transformar ciertas prácticas que se dan en la universidad que son inaguantables”. Edna Rocío Méndez
Carolina Tejada
Desde hace varios años la Universidad Distrital ha venido atravesando por una crisis administrativa y financiera, que la ha llevado a pasar por diversas quejas y controles por parte de la comunidad, en vista de la magnitud de la crisis y sus responsables.
Producto de un paro universitario en el 2014, los estudiantes lograron frenar nuevas reformas que se venían haciendo desde el Consejo Superior Universitario CSU, al estatuto orgánico, y que iban en detrimento de la calidad académica de la universidad. De esta iniciativa se logró exigir la puesta en marcha de una constituyente universitaria, que con presencia de todos los organizamos de la comunidad, formulara un nuevo estatuto, para superar lo que la misma comunidad llamaba: “una colcha de retazos”.
La constituyente arrancó con una hoja de ruta bajo el acuerdo 018 del CSU, a finales del año pasado los constituyente entregaron el nuevo estatuto orgánico, y el compromiso del CSU era que ninguna reforma se haría hasta poner en marcha el nuevo estatuto. Sin embargo, iniciando el año, el consejo superior, además sin la presencia de dos consejeros acabados de elegir democráticamente por la comunidad; el representante de los estudiantes y de los egresados, decide romper el acuerdo con la constituyente y convoca elección del rector.
Tanto los constituyente como los estudiantes expresaron su rechazo y exigieron frenar esa elección que se definió como antidemocrática. En diversas denuncias los estudiantes afirmaban que esta era “una convocatoria viciada, que solo respondía a los intereses de un pequeño grupo de personas del CSU”.
Ante el incumplimiento de acuerdos: paro
Desde inicios de semestre la comunidad académica envió misivas, se expresaron las inconformidades ante el CSU, pero estos aseguraban que la elección del rector no tenía reversa. Así fue como la comunidad estudiantil y las personas que hacen parte de la Asamblea Constituyente, iniciaron una serie de asambleas triestamentales con el objeto de llamar la atención sobre lo ocurrido, así como para exigir se cumplieran los compromisos acordados con el CSU.
Días después, al no encontrar respuestas positivas, el movimiento estudiantil definió entrar en un paro indefinido, las sedes fueron el escenario de debate de las principales dificultades de la universidad, de la elección del rector, al igual que de demandas de cada facultad tales como, la infraestructura, el hacinamiento, la ausencia de recursos para salidas académicas, contratación de docentes de planta entre otros, los cuales hacen parte de la llamada crisis estructural que se pretendía resolver con la puesta en marcha del nuevo estatuto orgánico, elaborado democráticamente por la Constituyente Universitaria. Estas exigencias y debates se extendieron hacia la defensa de la ETB, y la exigencia al Concejo de Bogotá de más presupuesto para la universidad.
Mes y medio de paro con campamento estudiantil
Después de una ardua movilización, y de diversas jornadas de debate, los estudiantes definen tomarse el edificio administrativo, allí se encontraron con que a pesar de tener el apoyo de los argumentos, existía un grupo de administrativos que a la fuerza con implementos como cuchillos y seguetas, querían violentar la toma pacífica. Desde ese momento el estudiantado comprendió que “existe un grupo de administrativos de derecha, que patrocinados por miembros del CSU, querían romper con el paro. Llegaron al punto de convocar un Esmad administrativo para enfrentar a los estudiantes”, afirmaba uno de los participantes de la toma.
Las voces de la comunidad
VOZ, dialogó con algunas personas de la Asamblea Constituyente, docentes y dirigentes del movimiento estudiantil. Según el constituyente Jorge Villamil, esta es una lucha que viene de tiempo atrás en donde en diversas ocasiones el CSU ha incumplido los acuerdos: “Este movimiento es una muestra de su maduración, de un movimiento propositivo que conjuntamente con profesores y trabajadores han elaborado una propuesta de reforma y eso es un ejemplo para las universidades del país”.
Así mismo Abrahán Rivera, representante de los estudiantes ante el CSU, asegura que este proceso no ha sido sencillo: “El día jueves desde las 4 de la tarde hasta las 12 de la noche, el CSU se reunió en pleno, allí se tomaron algunas decisiones. Una de ellas es la de generar una extensión del calendario académico, con condiciones y garantías para estudiantes y docentes. Pero esta propuesta se llevó por iniciativa de la suministración de la UD y no por el órgano colegido del Consejo Académico. Los estudiantes no votamos a favor, porque realmente la propuesta no tenía en cuenta la calidad académica, la contratación docente y sus condiciones laborales. En tres semanas que proponen para reponer clases, es imposible terminar con calidad un semestre académico”.
Sin embargo hay otras definiciones que permiten que estos temas se sigan tocando y se continúe con una negociación más amplia que garantice el cumplimento de las demandas estudiantiles. A ello se refiere Abrahán: “También se expide una resolución en donde se concreta la mesa de negociación, se crea una comisión accidental compuesta por seis miembros del CSU, cinco miembros de la Constituyente Universitaria y cinco miembros de la comunidad universitaria elegidos democráticamente en las facultades. Esta mesa se conformaría después de entregar el edificio administrativo que se encontraba tomado”. El edificio administrativo se entregó el día sábado en horas de la mañana y la mesa de negociación iniciaría el día lunes a las 2:00 p.m.
La designación del rector
Una de las principales exigencias era la no elección del rector por encima del nuevo estatuto orgánico. “También se mueven las fechas para designación del rector en propiedad, desde el 18 de julio hasta el 23 de agosto y la posesión del nuevo rector en septiembre. Como solicitud expresa de la comunidad, también se acuerda que se reglamente el voto en blanco, esta decisión se tomaría este mismo jueves”.
Esos puntos de negociación están enmarcados en el pliego de los estudiantes: Designación de rector, expedición y aprobación del estatuto general y proyección y aprobación de estatutos derivados, infraestructura, reformas curriculares, acreditación institucional y derechos humanos. Esto se debe reglamentar a través de esta mesa de negociación.
La Facultad de ciencias y educación desarrolló hasta ahora el campamento más largo de todas las sedes de la universidad. “Parte de nuestra estrategia es sacar la problemática de la universidad hacia afuera con los talleres de padres y artísticos en la ciudad y desde cada proyecto curricular hemos trabajado en función de la Constituyente Universitaria. También tenemos claro el rechazo al decreto del Ministerio de Educación 2450, y la resolución 2051. El proyecto de Pedagogía Infantil, ya ha demandado bajo tutela estas iniciativas porque van en contra de la autonomía universitaria”.
Edna Rocío Méndez, es docente de la facultad de Artes y constituyente universitaria. Ella afirma que “este movimiento demuestra que nuevamente vuelve a tener confianza en la administración, que está dispuesto a conversar y a encontrar caminos para solucionar los diferentes puntos. Esta es una manera de transformar ciertas prácticas que se dan en la universidad que son inaguantables”.
Ana María Nates, otra estudiante que es representante ante el CSU, asegura que han hecho un gran ejercicio y que esta mesa de negociación que se instala será un gran avance para la comunidad, puesto que lo que allí se defina es de carácter decisorio, sin embargo comenta: “Nosotros seguimos en la jornada de paro estudiantil, hasta que la mesa de negociación llegue a acuerdos”. Igualmente comenta, que aún siguen presionando una investigación parcial de los hechos en los que el estudiante Miguel Ángel Barbosa, perdió la vida, según señalaron sus compañeros, a causa de un disparo de uno de los miembros del Esmad.