El SENA da un paso adelante en el desarrollo del país y en el camino de la inclusión: reconocer los diferentes pensamientos y desarrollarlos desde la tecnología
Redacción Actualidad
Todo futuro imaginable pasa por la tecnología, pero no toda utopía pasa por la ensoñación de soluciones a problemas reales de las comunidades discapacitadas, mucho menos a través de desarrollos científicos o tecnológicos.
Es aquí donde nacen preguntas como, ¿la tecnología dará fin a las discapacidades? ¿Se puede imaginar un futuro donde las discapacidades solo serán excusas para la creación de tecnologías innovadoras? Un mundo de discapacidad resulta ser un campo próspero para la tecnología.
Esta parece ser la consigna del futuro, aunque no somos muy conscientes de sus efectos y de las necesidades. Un ejemplo muy claro es lo que está pasando en el Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, Centro de Servicios Financieros, en Bogotá, con su prototipo de Inteligencia Artificial, IA, para interpretar las señas colombianas (LSC).
¿Puede las inteligencias artificiales ayudar a la población sorda de Colombia? ¿Es posible que Colombia sea pionera en cuanto a Inteligencia Artificial y discapacidad se refiere?
Otra forma de inclusión
Según Diego Boada, uno de los líderes de la investigación, este proyecto puede impactar y ser un referente en Latinoamérica: “Estamos trabajando con la lengua de señas colombiana, que como se sabe es diferente a las otras lenguas de señas, cada contexto es diferente. Con este proyecto nos hemos acercado demasiado a la comunidad sorda, hemos reconocido sus necesidades. A la vez, este es un punto de partida para trabajar otro tipo de discapacidades, las misma IA puede servir como aprendizaje para otro tipo de trabajos, siempre que se entienda que esta apertura es necesaria en la medida en que se genera inclusión”.
Claro, la importancia de este proyecto es doble: por un lado, desarrolla tecnología; y, por otro, genera inclusión, porque no se puede olvidar que la población sorda ha sido excluida de muchos espacios en la sociedad.
Ahora bien, los estudiantes, o aprendices, como los llaman dentro del SENA, también tienen una participación dentro del proyecto. Nicole Páez afirma: “Este proyecto es importante porque con las nuevas tecnologías podemos disminuir las barreras de comunicación que hay entre las personas sordas y los oyentes. Lo que más me ha impactado es el trabajo con los compañeros sordos (Daniel Novoa y Sol Cisneros) porque ellos han aprendido del lenguaje de programación y yo, a su vez, he aprendido su lengua. Este proyecto significa para la comunidad sorda una nueva forma de relacionarse, en todo sentido, por ejemplo, la IA puede apoyar la atención de médicos, de profesores y demás”.
El mundo de lo sordo
De entrada, no se sabe nada de lo que es el mundo del sordo, pero gracias a las reflexiones que ofrecen los investigadores del proyecto el lector se puede adentrar en este mundo. ¿Cómo será un pensamiento que solo utiliza señas? ¿Cómo viven estas personas? Son preguntas que surgen luego de escuchar a los investigadores y aprendices del proyecto.
Sol, una de las sordas, quien además es ingeniera de sistemas, y participante activa del proyecto, opina que la importancia de este es que “nos permitirá no ser dependientes de los intérpretes de señas, nos puede apoyar para establecer relaciones con los oyentes de forma directa”.
Al verla hablar en su lengua de señas hace pensar en todo el tiempo en el que ellos, los sordos, viven ciertos espacios y se limitan su accesibilidad a los mismos por falta de un intérprete. Es aquí donde el proyecto acoge una mayor trascendencia.
Pensamiento sordo
“Este proyecto significa mucho para mí”, continua Sol Cisneros con su movimiento de manos, con esa lengua que construye objetos en un espacio, que luego desaparecen, pero que su significado aún persiste en decirnos algo, “aquí no solo aprendo de programación, sino que fortalezco la lengua escrita, el español”.
En este sentido el proyecto es doble porque, a la vez, enseña español escrito para sordos. Aquí es importante decir que los sordos escriben y leen, en su mayoría, con niveles muy bajos. Por eso, el proyecto desarrolla ocho cursos (a cargo de July Pulido y Juan David Aguilar) de español escrito para sordos, complementando la tecnología de la IA, desarrollando a profundidad conocimientos sobre el pensamiento sordo, ya que solo es posible interiorizarse en él a través de la lengua. Legua es igual a pensamiento, dicen los lingüistas.
El pensamiento sordo puede servir para dar soluciones reales a problemas que hoy en día están frente a nuestros ojos, pero que, por esta misma razón, por estar frente a nuestra mirada, la cual no hemos desarrollado, no podemos verlos como solución. El sordo, como humano, es un potencial para todo nuestro mundo oyente y escrito, un potencial que nos abre los ojos a una nueva mirada, una nueva interpretación de la realidad desde lo visual, ¿Cuántos de nuestros problemas actuales exigen una interpretación desde lo visual y no desde el mundo conceptual abstracto del oyente?
El uso de la tecnología
Se puede pensar por un segundo en las comunidades indígenas que, en muchos casos, solucionan sus problemas reales a través interpretación visual de su entorno: sus sistemas de cultivo, sus sistemas de caza, entre tantas cosas más, son resultado de una comunión con su entorno desde lo real visual y no desde lo conceptual racional.
Las tecnologías revelan, en todo caso, la función del cerebro de los seres humanos y en este caso, en especial, la forma en la que el sordo interpreta el mundo. Tal vez, esta sea el camino de las tecnologías, el de ayudarnos a comprender lo que somos, y no como muchos creen, que la tecnología viene para embrutecernos o para causarnos daño.
El SENA como entidad del Estado, y en este caso, Sennova, Centro de Servicios Financieros, da un paso adelante en el desarrollo del país y en el camino de la inclusión: la de reconocer los diferentes pensamientos y desarrollarlos desde la tecnología.