Las comunidades históricamente divididas por la política, hoy encuentran por fin un punto de unión y es la defensa del territorio en un ambiente sano, rechazando la violencia y las multinacionales explotadoras de recursos naturales, en un momento histórico de paz.
Julio Martínez Táutiva
El lunes 5 de diciembre en Medellín del Ariari del municipio de El Castillo, se realizó el segundo foro por la paz, en donde se contó con la presencia del alcalde de El Castillo, Eliécer Marín, así como de los comandantes de policía de El Castillo y del batallón Joaquín París, el personero municipal, el defensor del Pueblo Willinton Toledo y delegados, Centro de Memoria Histórica, la ONG alemana GIZ, el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos, algunas organizaciones sociales y ambientalistas de la región y la comunidad del centro poblado, junto con una comisión, que acompañó una caravana que venía desde Bogotá y Villavicencio con personas oriundas de la región, que también se han tenido que desplazar por efectos de la violencia de los últimos años.
Este foro por la paz se vio precedido por un recorrido que realizo dicha comisión humanitaria por los lugares donde ocurrieron algunas masacres, en donde se logró observar una mina de piedra caliza que estaba siendo explotada sin ningún respeto por el medio ambiente, el cual ya se encuentra bastante afectado.
En estos lugares se ha dejado, como huella de la visita de esta caravana humanitaria, un mural donde algunas personas dejaron sus mensajes como símbolo de resistencia a permanecer en sus tierras y de resiliencia ante un nuevo espacio al que le apuesta la sociedad colombiana.
Con el acompañamiento del padre Henry, párroco de Medellín del Ariari, se homenajeó la memoria de aquellos líderes sociales y personas del común que fueron vilmente asesinadas y de los que aún queda un gran recuerdo en la comunidad, que se resiste a olvidar ese oscuro pasado, dejando obras como el mural que adorna la iglesia del pueblo, realizado a mano y con materiales reciclados, por la misma comunidad.
Todo esto en respaldo a la obra que se viene realizando en la cabecera municipal de El Castillo, en donde quedará ubicado el Centro de Memoria Histórica, obra que ya se encuentra en proceso y en donde se piensa dejar una muestra de la realidad vivida en esta región, donde los grupos insurgentes y los paramilitares en complicidad con el Estado dejaron una estela de sangre y terror que aún se encuentra latente en la comunidad. Pero esto no es simplemente historia del pasado, ya que unos días antes de la visita de la comisión, ya se estaban entregando panfletos amenazantes, firmados por los paramilitares que aún permanecen en la zona.
Este fue un evento de memoria, pionero en el país, en donde el horizonte principal es la paz y la reconciliación, en una región que ha sufrido la violencia tan fuertemente y donde las comunidades históricamente divididas por la política, hoy encuentran por fin un punto de unión y es la defensa del territorio en un ambiente sano, rechazando la violencia y las multinacionales explotadoras de recursos naturales, en un momento histórico de paz.