Los retos del sistema educativo de cara al proyecto que propone el Gobierno nacional
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino
VOZ habló con el médico, bioeticista, doctor en Historia, profesor asociado del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional y coordinador del Doctorado Interfacultades en Salud Pública de la misma universidad, Mario Hernández Álvarez, para conocer su punto de vista acerca los cambios que debe haber en la formación del personal médico, de cara a la reforma a la salud.
– Se propone un nuevo sistema de salud y se asegura que los profesionales de esta área no están preparados para uno basado en la prevención y en la atención primaria, ¿es cierto?
– Es un problema muy reconocido desde hace bastante tiempo. Tiene que ver con la forma como se desarrolló el sistema de salud ligado al aseguramiento individual y a la atención de la enfermedad, como un cimiento financiero. La forma como se desarrolló el sistema de garantía de calidad de los servicios, por ejemplo. La forma como se establecen los criterios de calidad para el registro de programas, el registro calificado en el Ministerio de Educación, y después, autoevaluación, acreditación. Todo eso está muy ligado a una lógica de profesionales que atienden a los enfermos, y entonces aplican una serie de protocolos nada más.
– Deme un ejemplo de lo que dice, en cuanto a los criterios del Ministerio de Educación.
– Cosas tan sencillas como que a un médico general ya no se le permite atender un parto normal porque se supone que eso es de un ginecoobstetra. Y obviamente, si usted está en el área rural no puede tener al ginecoobstetra allá, entonces, tendría que haber un médico general que sea capaz de hacerlo.
Incluso, en Bogotá está pasando todo el tiempo, el control prenatal bien hecho, continuo, con un vínculo directo con la gestante y sus condiciones de vida, de alimentación, de agua potable.
Hacia cambios curriculares
– Pero eso ¿cómo afecta a la formación del médico?
– Es que en la formación se fue retirando toda esta serie de prácticas preventivas como materno infantil, atención de enfermedades generales, hasta un límite en que se podía intervenir como médico general, y se fue restringiendo su papel a remisor. Usted lo único que tiene que hacer es remitir al especialista de acuerdo con lo que va encontrando. Y cada vez con menos capacidad de acción, de intervención y de superación de los problemas.
A pesar de que aparezcan en los currículos cosas más amplias, como lo de salud pública, cada vez es más debilitado, más marginal en la formación, aunque tengan unas cátedras se asume como una cosa marginal porque lo importante es escoger rápidamente la especialidad y pasar lo más pronto a ella, que también tiene muy pocos cupos.
– Entonces, ¿cuáles son los cambios que debe haber en los planes de estudio para que los nuevos médicos respondan al sistema que se plantea desde el Gobierno nacional?
– Eso ya empezó a hacerse. Desde el año pasado, por convocatoria de la dirección de Desarrollo Talento Humano en Salud, empezamos a hacer unas reuniones entre las escuelas de formación en salud de casi todas universidades, para tratar de identificar y recoger experiencias de atención primaria, donde participan distintos profesionales como médicos, enfermeras, odontólogos, terapistas de distinto tipo y nutricionistas.
Con esto se está haciendo un taller de diseño de cambios curriculares en todas las profesiones, pero también de una cosa que se llama formación en servicio. Es decir, es acompañar a los equipos interprofesionales que se empezaron a constituir, ya hay más de mil, para que desde las universidades podamos acompañar el ejercicio de formación. En ese arreglo estamos. Implica una estrategia de formación masiva en atención primaria en salud, en salud pública, salud colectiva, interculturalidad, territorio y salud, trabajo y salud, una serie de cosas que hacen parte de lo que el nuevo modelo está planteando.
Falta personal médico
– Algunos médicos han dicho que no tienen formación para atender comunidades rurales, diferentes culturalmente.
– Seguramente habrá que acompañarlos, obviamente darles unas condiciones laborales buenas, darles un centro de salud muy bueno, conectividad muy buena, dotación suficiente, hay que ir haciéndolo ya, muy rápidamente. Recuperar una cantidad de puestos y centros de salud cerrados y acompañarlos con programas de aseguramiento en materia de salud. Existen varias experiencias.
– ¿Para esta reforma se necesitan más médicos?
– Sí claro, pero no solo médicos, es necesario pensar en más enfermeras, porque hay muy pocas que como profesionales prefieren irse para Europa, especialmente a Alemania donde les pagan 10 veces más por lo mismo que hacían acá.
– ¿Qué otros cambios deben haber en la academia?
– Debe haber un rediseño curricular que permita tener una mayor pertinencia en los procesos de formación. No tener el mismo currículo de Bogotá en Leticia, por ejemplo. Sino tratar de ver cómo se puede hacer, incluso por ciclos propedéuticos. Si una persona entra a enfermería, pues que haga un primer ciclo de auxiliar de enfermería, y después un segundo ciclo que va hacia la profesionalización. Cosas de ese estilo, pero con la pertinencia de la región. En Leticia tiene que haber una perspectiva intercultural, que trabaje con los conocimientos, saberes, prácticas de los pueblos indígenas que hay en la Amazonia.
Entonces, tanto en la educación como en el servicio, hacer todos los cambios que se requieren. No es fácil, hay que tener en cuenta que estamos tratando de juntar sistemáticamente cambios muy profundos en todos los sectores.
Más recursos, mayor oferta
– ¿Se necesitan más recursos para que la academia saque más profesionales en salud?
– Sí, pero no es que sean recursos totalmente nuevos. En el sistema de salud circulan 70 billones de pesos al año, lo que pasa es que no va a pasar toda esa masa monetaria a las EPS, sino se van a administrar de manera pública por la Adres, de manera regionalizada.
– Pero, me refiero a recursos para la educación del personal médico, más facultades, más universidades.
– Claro, eso hay que proponérselo al ministro Gaviria. Creo que él algo de esto tiene en el radar, pero está pensando en subsidio a la demanda y queremos proponerle algo más, de financiamiento de la oferta, especialmente de universidades públicas, regionales y Nacional. La Nacional tiene nueve sedes y puede vincular gente de las regiones.
– ¿Ustedes tienen datos acerca de las carencias de especialistas en todas las áreas de la salud?
– Hay estudios previos, pero creo que están hechos de una forma demasiado ligada a una especie de equilibrio entre oferta y demanda. Hay que repensar el asunto y llenar de contenido desde las necesidades diversas de las regiones, qué tipo de especialistas se requieren y cómo se hace para estimular ese tipo de formación.
Lo que se ha desarrollado es una lógica de mercado terriblemente inequitativa que concentra a los especialistas que más ganan en las grandes ciudades, con unas diferencias e inequidades enormes de los salarios de esos distintos especialistas. Si uno compara lo que se gana un pediatra general con lo que gana un neuropediatra en neurocirugía, es una brecha enorme. Igual pasa en cada una de las especialidades y subespecialidades. Hay que repensar los datos a la luz de las necesidades de las regiones.