Editorial 3292
“Estimados colegas: Este periodo de dominación unipolar ha demostrado claramente que el dominio de un solo centro de poder no lleva al aumento de la gobernabilidad de los procesos globales. Al contrario, esta endeble construcción ha mostrado su incapacidad para luchar contra amenazas tales como los conflictos regionales, el terrorismo, el narcotráfico, el fanatismo religioso, el chauvinismo y el neonazismo”. Esto afirmó Vladimir Putin en el foro de debate de Valdái en 2014.
Once años después, el 2 de octubre de 2025, en la ciudad de Sochi, sur de Rusia, frente al Mar Negro, en la sesión plenaria de la XXII edición del Foro Internacional de Discusiones Valdái, el mundo afronta la amenaza neofascista desarrollada a gran escala por la OTAN y Estados Unidos.
Las preocupaciones del 2014 se observan potenciadas por el incremento del gasto militar europeo. Esta vez el presidente ruso acusó a Europa de “obstaculizar una solución pacífica a la guerra en Ucrania” y de mantener “una escalada permanente del conflicto”.
La unilateralidad sigue siendo hoy, y con mayor virulencia, la forma como las grandes potencias occidentales quieren “resolver” los problemas de la sociedad contemporánea. Grave desenfoque, a las claras deliberado, “ya que la historia ha enseñado una y otra vez, que no hay fuerza, ni la habrá jamás, capaz de gobernar el mundo, dictando a todos qué hacer, cómo hacerlo o cómo respirar”, afirmó Vladimir Putin.
Aspectos que muestran una coincidencia con el discurso del presidente Petro pronunciado hace un mes en la 80a Asamblea General de las Naciones Unidas. “El multilateralismo debe renacer para enfrentar la crisis climática. No es un problema de un solo país, es un problema de la humanidad.” (…) “Frente a la crisis civilizatoria, o nos salvamos todos o no se salva nadie. Ese es el multilateralismo que necesitamos”.
“Los países occidentales han sucumbido a la tentación del poder absoluto”, tentación que los eleva a un pedestal imaginario y sin sentido, de querer ser los amos del mundo, pero “nadie en el mundo está dispuesto a regirse por reglas establecidas en el otro lado del océano”.
Ya el presidente Gustavo Petro había afirmado que, “frente a la vida, se alza el dios de la codicia. El capitalismo es, entonces, la religión de la muerte (…) Cuando el afán de lucro y la codicia sin límites se convierten en el motor de la economía, la democracia y la vida misma se vuelven mercancías”.
En cuanto a la necesidad de construir un sistema multilateral, Vladimir Putin en Sochi, y Gustavo Petro en Nueva York, coinciden en el llamado de ambos líderes en contextos y particularidades propias y diferenciadas, a construir un sistema multilateral de cooperación amistosa, buscar “puntos de contacto y coincidencia de intereses. (…) Hoy en día, cobran más y más importancia las particularidades culturales, históricas y civilizatorias de los países. Hay que buscar puntos de contacto e interés mutuo”, insistió Putin.
“Europa y Estados Unidos, escuchen: nosotros, el Sur Global y el mundo multipolar en construcción no les diremos cómo respirar y vivir. Cálmense, duerman tranquilos, ocúpense, por fin, de sus propios problemas. Déjennos ocuparnos y resolver los nuestros, en soberanía y autodeterminación”, puntualizó el gobernante ruso.