Desde hace varios años, trabajadores, colectivos estudiantiles y grupos de profesores organizados avanzan en la propuesta de una profunda reestructuración del ente educativo
María Elvira Naranjo Botero
Se está construyendo una comunidad universitaria deliberante y propositiva con Encuentros Nacionales, Asambleas multiestamentarias (de estudiantes, profesores, trabajadores y egresados), claustros autoconvocados, juntanzas académicas, ollas comunitarias, marchas, movilizaciones, abrazatones y eventos culturales, entre otros. Es la respuesta a la crisis, no coyuntural, de la universidad y no obedece a una iniciativa gubernamental.
Institución “sui generis”
La aplicación de las políticas neoliberales, autoritarias y patriarcales impuestas por gobiernos nacionales anteriores, han desvirtuado la esencia de la Universidad Nacional.
Ejemplos de ello son: de una parte, un gobierno universitario orientado a la privatización, utilizando los recursos públicos en negocios privados, altamente lucrativos para unos cuantos profesores y, de otra, persecución al pensamiento crítico, vigilancia y control policivo a los estudiantes con falsos positivos judiciales, enorme deserción de estudiantes, deterioro de su infraestructura física, profesores ocasionales con precariedad laboral y un movimiento estudiantil luchando con acciones de hecho, por reivindicaciones de sobrevivencia física como la retoma de las residencias Uriel Gutiérrez y el comedor central Chucho León.
Toda cultura tiene un principio de identidad y necesita un lugar para el saber, un grupo de personas que sepan cómo es el universo, qué sentido tiene vivir, cuál es su historia. En Europa, desde el medievo, la universidad fue creada para formar sabios, potenciar la capacidad de pensar y, posteriormente, producir conocimiento científico.
La universidad a través de la historia ha sido una institución “sui-generis” y allí radica el origen de algunos de sus privilegios como la autonomía universitaria, la libertad de cátedra y el cogobierno.
Perspectivas de la Constituyente Universitaria
Más allá de su origen eurocéntrico, confesional o burgués, desde hace más de cien años, a partir de la Reforma de Córdoba (Argentina) en 1918, la universidad reclama su carácter de institución pública, gratuita, autónoma, con autonomía y participación decisoria de la comunidad universitaria, para profundizar, interpelar, indagar y proponer transformaciones acordes con el bien común.
La Universidad Nacional de Colombia es la universidad de la nación, es un espacio propicio para pensar sobre nuestra enorme complejidad, con las distintas miradas y posiciones que requiere un país como el nuestro tan diverso y desigual social, cultural y territorialmente; es el lugar para indagar, interpelar y debatir con argumentos sólidos que permitan tejer saberes diversos e incluyentes en torno al bien común y sin afán.
Lo que no puede hacer la empresa privada que depende de la competencia y la productividad en función de la rentabilidad y la acumulación. En este proceso de constituyente universitaria, y con la rectoría de Leopoldo Múnera, se aspira a consolidar una comunidad universitaria democrática, garante del pensamiento crítico, ampliamente participativa y creativa, para hacer realidad la educación como derecho fundamental en una Colombia potencia de la vida.