sábado, marzo 15, 2025
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¡Prenda la radio, encienda la tele!

La participación de Colombia en la Copa América 2024 nos deja un sabor agridulce. Así es el fútbol, deporte que encierra la esencia del ser humano y del capitalismo. Tan complejo y político como pocos escenarios, tiene la capacidad de unificar a las naciones y mover todo tipo de emociones. Nadie se escapa a lo que pasa en la cancha

Anna Margoliner
@marxoliner

El espíritu del mundo está en la grandeza del corazón. Se mueve entre los latidos y, a veces, parece estallar dentro del cuerpo, pero seguimos viviendo. Por eso, cuando se viste con los colores de una nación, lo sublime se siente en cada hogar donde las familias y los amigos se sientan a ver un partido de fútbol.

Para un país como Colombia, cuya identidad se ve constantemente disuelta, incluso por sus propias condiciones geográficas, el espectáculo que brinda la selección Colombia es un elemento de cohesión, empezando por la variada procedencia de los convocados, quienes normalmente proceden de regiones humildes y han salido del barrio y del campo hacia los más grandes escenarios deportivos.

Por supuesto, nos sentimos identificados con las complicaciones, las injusticias, el sacrificio y el amor que hay en cada uno de los pases. Y, tristemente, también con la derrota. Con el constante “fuimos buenos, pero no lo suficiente”, aunque la tarde del domingo, antes de la final, dijera lo contrario: miles de personas con la camiseta desde temprano, calles cerradas y pintadas para la ocasión y, más allá del exotismo, los pueblos y barrios que vieron crecer esos 22 “pelados”, anhelan verlos levantar la Copa, cosechar algún triunfo porque parece que estuvieran hechos para los demás. Ellos pertenecen al lugar del olvido absoluto, porque no solo el Estado dejó su existencia para luego, sino también las alegrías.

Tal vez, por eso, dolieron tanto sus lágrimas y el lunes Colombia amaneció con un silencio prolongado, el que conocemos hace mucho porque nuestra historia está plagada de “casis”, como si fuera un karma que debiéramos pagar hasta quién sabe cuándo, ignorando, o mejor, queriendo ignorar nuestro profundo sentido del error, que radica en la humanidad misma del país y sus seleccionados y deportistas, en general.

Se convierte en costumbre darles las gracias por dejar en alto el nombre del país, contrario al presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún, quien terminó siendo noticia mundial al ser apresado por agredir físicamente al personal de seguridad, al finalizar el encuentro en el Hard Rock Stadium. Personaje que, además, se ha visto envuelto en polémicas en repetidas ocasiones, debido a manejos corruptos en varios escenarios de la Federación.

Porque la corrupción no es ajena al deporte más famoso del mundo y es un secreto a voces, como el penalti que no pitó el árbitro tras la falta cometida contra Davinson Sánchez o el escándalo del FIFA Gate que volvió a sonar a propósito de las declaraciones del Director Técnico Bielsa, durante la rueda de prensa después de la eliminación de Uruguay, en la cual también mencionó el mal estado de las canchas y las sanciones a quienes se oponían a los intereses de Estados Unidos en la Copa y su mala organización.

Definitivamente, el fútbol debe permanecer al sur, en el corazón de Nuestra América, con los pies descalzos y el orgullo de todo un país que vive a través de una pelota. Por ello, nos queda esa sensación agridulce, por los sueños que podían ser cumplidos, por el merecimiento de la constancia y el amor a este país, a este trocito de mundo que tanto desea ser feliz y que, por un instante, acarició el cielo pateando el balón.

Por ahora, nos quedamos cantando el clásico de Guillermo Buitrago “¿Cómo me compongo yo en el día de hoy? ¿Cómo me compongo yo en el día de mañana?” y recordando las palabras de quienes dejaron la vida en la cancha, deseando que, algún día, no solo sea el fútbol lo que nos una como país, sino la búsqueda por la equidad y por mejores condiciones de vida para todos y todas.

“Entregarlo todo a veces no es suficiente; lo volveremos a intentar. Gracias Colombia por todo el apoyo siempre”, dijo Davinson Sánchez.

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