Desde el 30 de noviembre y hasta el 12 de diciembre sesiona en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, la 28 edición de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. Destacable participación de la delegación colombiana en cabeza del presidente Gustavo Petro
René Ayala ─Prensa Rural─. Enviado especial
Miles de personas de todo el planeta se reúnen en la 28 edición de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, espacio que se celebra desde la cumbre de la tierra de 1992 en Río de Janeiro. En el año más caluroso desde que se tiene registro, según el sultán Ahmed Al Jaber, presidente de la COP 28, ciento sesenta y cinco países asisten a la conferencia, más de cien jefes de Estado y cerca de setenta mil personas de todo el mundo.
El emirato ha dispuesto un escenario gigantesco en el complejo de exposiciones de Dubái y toda la capacidad de esta moderna y occidentalizada ciudad para recibir un evento de estas magnitudes. Paradójicamente, la meca del consumo, articulada a la explotación contaminante del petróleo, ha recibido la cumbre que discute los temas urgentes de acción climática en medio del aumento apremiante de la temperatura en el mundo que pone en grave riesgo la especie humana, y que, según estimaciones, superará pronto los 1.5 grados centígrados establecidos como nivel de riesgo por el Acuerdo de París de 2016, superando en muchos casos los tres grados centígrados.
El éxodo del sur
Siendo consecuente con su liderazgo en la lucha contra el cambio climático, el presidente colombiano Gustavo Petro ha acudido a la cumbre para plantear sus reflexiones y puntos de vista frente a las acciones concretas que el mundo debería tomar para frenar la catástrofe.
En ese sentido, en la sesión de instalación y apertura por parte de los jefes de Estado, el mandatario colombiano advirtió: “Es esta desigualdad social sustancial en el mundo de hoy la causa por la cual han fracasado los objetivos de la COP de París. Hoy se emite un 12 por ciento más de dióxido de carbono, CO2, en el mundo que en el 2010. Es decir, los sectores más ricos de la humanidad han expandido su consumo de carbono y, por tanto, las emisiones de CO2 están llevando a la humanidad y a la vida a una crisis. Adicionalmente a tal aberración, no se financió el fondo del clima como se prometió para proteger las poblaciones no emisoras de CO2, es decir, las poblaciones pobres”.
Petro tampoco desaprovechó la oportunidad de la tribuna global y se enfiló de nuevo contra la ocupación y el genocidio que afectan al pueblo palestino e indicó que la barbarie que padece la Franja de Gaza es el experimento del centro económico global y el capital, que contaminan el planeta y potencian un gran éxodo de los países del sur generado por la crisis climática.
El presidente no se guardó nada y señaló que estos mercaderes de la muerte son la expresión moderna de la infamia que encarnó el artífice del nazi-fascismo alemán. “¿Por qué los grandes países consumidores de carbono han permitido el asesinato sistemático de miles de niños en Gaza? Porque Hitler ya entró a sus hogares y se alistan para defender sus altos niveles de consumo de carbono y rechazar el éxodo que provoca”, sentenció el mandatario.
Contradicción capital y vida
Las reflexiones del presidente están centradas en el papel que deben desarrollar los pueblos del mundo periférico, que constituyen una nueva visión de la integración alrededor de la resistencia al embate de la crisis climática.
Petro destacó que la contradicción moderna no es la del siglo XIX, entre el capital y el trabajo, sino que adquiere una nueva dimensión, la del capital y la vida del planeta. Planteó, en el cierre de su intervención, la necesidad de reestructurar el sistema financiero mundial para mitigar realmente el impacto de la crisis climática que golpea a los países más pobres. Al respecto, la propuesta de Colombia es el cambio de deuda pública por emisión de derechos de giro para así garantizar los planes de mitigación que enfrentan el cambio climático.
El presidente ha sostenido, además, una agitada agenda en el marco de la COP 28. Junto a la ministra de Ambiente, Susana Mohamad, y los ministros Andrés Camacho, de Minas, y Germán Umaña, de Comercio, Industria y Turismo, presentó el denominado portafolio de inversión climática que tendrá una inversión superior a los treinta y cuatro billones de dólares.
El ambicioso plan consta de cinco componentes estratégicos y catorce programas de inversión, entre los que se destacan iniciativas de turismo sostenible, energía eólica, solar y desarrollo de hidrógeno verde, en la búsqueda de alcanzar las metas de adaptación y mitigación del cambio climático. En palabras del jefe de Estado, “el objetivo es lograr un polo sostenible de reindustrialización y fortalecimiento de las economías populares”.
El Tratado de No Proliferación de Energías Fósiles
Como un anuncio trascendental, el país adhirió al Tratado de No Proliferación de Energías Fósiles, iniciativa complementaria al Acuerdo de Paz y que es liderado por los Estados insulares del océano Pacífico que están en riesgo inminente de hundirse producto del cambio climático.
Con esta decisión, Colombia se convierte en el primer país continental y productor de petróleo y carbón en asumir el compromiso de no explotar más energías fósiles, consolidándose como un referente global en la descarbonización de la economía.
Petro fue ovacionado por un auditorio que reconoció la voluntad política de Colombia en la batalla por salvar el planeta de la debacle, enviando un duro mensaje a los críticos frente a su política ambiental y energética. “Esto no es un suicidio económico, aquí se trata de detener el suicidio de la humanidad. Estar del lado de la vida es estar al lado de ustedes”, dijo Petro, mientras advirtió a las naciones que están a punto de quedar borradas del mapa si el mundo sigue el actual camino.
El páramo de Santurbán
Una de las reuniones más polémicas en la agenda de la delegación colombiana fue la que sostuvo el presidente Petro con el jeque Mohamed bin Zayed Al Nahyan, presidente de los Emiratos Árabes Unidos, EAU. Sobre la reunión, el mandatario destacó que del encuentro emergió una fuerte alianza entre Colombia y el mundo árabe.
Finalizada la reunión, desde Colombia surgieron críticas a propósito de los intereses que tendrían empresas de los EAU para la explotación de oro en el páramo de Santurbán. Al respecto, la respuesta del jefe de Estado fue contundente: “En este momento la empresa que quiere extraer oro de Santurbán es capital canadiense. La posición del Gobierno frente al páramo es la misma de antes y durante la campaña electoral, y ahora como gobierno elegido. No va existir en nuestra administración explotación de oro porque hay que proteger el páramo a las comunidades, el páramo y el agua”.
La COP 28 sigue su agenda en Dubái, una ciudad que se erigió como una expresión del modelo desarrollista de la extracción y el consumo de las energías fósiles. Sin embargo, en medio de la paradoja avanza la esperanza.