Editorial 3280
En política internacional, la tradición de los gobiernos colombianos, anteriores al del Pacto Histórico, fue alinearse con el imperialismo estadounidense. Cuando se trataba de conflictos fuera de Colombia, las burguesías nacionales y el poder tradicional lo primero que hacían era poner “rodilla en tierra” y jurar lealtad a los amos del norte, así estuvieran asesinando a media humanidad inocente.
Eso ha cambiado radicalmente. El presidente Gustavo Petro lidera hoy en América Latina y en el mundo un internacionalismo progresista, que se destaca por su firme postura en la defensa de Palestina y su llamado a la paz global.
La tarea internacionalista, hasta ahora asumida en solitario por el movimiento social, popular y de izquierda, que desde siempre ha pregonado y actuado en defensa de los procesos de liberación nacional, la soberanía y la autodeterminación de los pueblos del mundo ante los poderes globales.
Ante la ocupación sionista y el actual genocidio en Gaza, han sido los comités de solidaridad conformados por sindicatos, ONG, partidos de izquierda y personas con sentido de humanidad, quienes han venido junto al embajador de Palestina en Colombia Raouf Almalki, asumiendo la tarea. Ahora, es compartida por el Gobierno del cambio quien ha denunciado públicamente el genocidio en Gaza, ha condenado al Estado de Israel y ha exigido sanciones contra Benjamin Netanyahu.
Petro ha sido uno de los líderes más críticos con la ocupación sionista en Palestina. Su posición no se ha quedado en el pronunciamiento: en una decisión histórica para Colombia rompió relaciones diplomáticas con Israel en mayo de 2024, exigió sanciones internacionales contra ese país y apoyó la causa palestina en foros como la ONU y la Corte Penal Internacional.
Petro, con su nueva política internacionalista, hace un llamado a un nuevo orden mundial multilateral criticando el orden unipolar liderado por Estados Unidos, llama a reformar la ONU para que no dependa del veto de las potencias y propone una mayor participación del Sur Global en la gobernanza mundial.
Se ha expresado clara y públicamente por la defensa de la soberanía y autodeterminación de Cuba en contra del bloqueo estadounidense. Pero ha ido más allá. Por encima de las leyes de bloqueo y sanciones, ha decidido en el marco de un acuerdo comercial, exportar a la isla 1.404 toneladas de arroz blanco producido por 4.968 pequeños campesinos del Tolima.
Ha denunciado el neocolonialismo en África y ha dado respaldo a procesos de descolonización como el del Sahara Occidental. A su manera, defiende el derecho del pueblo venezolano a decidir su destino. Ha sido muy claro en reconocer que si los humanistas del mundo no actuamos, el fascismo nos llevará a una guerra generalizada seguida por un holocausto global.
Su internacionalismo va unido a la propuesta de justicia climática y ambiental como parte de un sistema que logre una paz global. Hay que detener las guerras y concretar una transición energética justa para todos y todas en el planeta.
El movimiento social que ha liderado la solidaridad con Palestina y con las luchas de los pueblos del mundo en su derecho a existir y vivir dignamente, tiene hoy en el presidente Gustavo Petro su mayor y más firme aliado para avanzar en la lucha por la paz mundial con soberanía y justicia social.
Addenda: Damos una calurosa bienvenida a Francesca Albanese, relatora especial de la ONU para los territorios palestinos, quien ha denunciado con valentía las atrocidades sionistas en Gaza, y nos honra con su presencia en la Cumbre Ministerial de Emergencia sobre Palestina, a realizarse esta semana en Bogotá.