Editorial 3297
La Unión Patriótica, UP, fundada el 28 de mayo de 1985, en el marco del proceso de paz entre el gobierno de Belisario Betancur y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo – FARC – EP, conformada y liderada, además, por sectores sociales y políticos como el Partido Comunista Colombiano, sectores liberales de izquierda, progresistas y hasta conservadores y gentes sin partido. Era el gran proyecto democrático que surgía de los anhelos de paz del pueblo colombiano.
La UP sufrió un genocidio ideado e implementado por la extrema derecha colombiana desde el gobierno de Virgilio Barco, con el apoyo de militares israelíes, que con la financiación del poder agroindustrial y de empresa extranjeras estadounidenses como Coca Cola, Drummond y la dirección de organismos de seguridad y militares del Estado colombiano como el antiguo Departamento Administrativo de Seguridad, DAS.
El martes 4 de septiembre de 1984, Miguel Ángel Díaz y Faustino López emprendieron un viaje al Magdalena Medio, específicamente al municipio de Puerto Boyacá. El objetivo era indagar y, en lo posible, resolver la situación jurídica de un predio propiedad del Partido Comunista Colombiano y fueron desaparecidos.
Gloria Mancilla, una mujer luchadora y víctima, esposa y compañera Miguel Ángel Díaz, denunció en Santa Marta: “Este exterminio o genocidio fue planificado, ejecutado y continuado por estructuras estatales que tenían el deber de proteger a quienes convirtieron en víctimas. No fueron solo militantes o simpatizantes, fueron seres humanos con sueños, con familia, y con futuro. Su ausencia es también nuestra ausencia”.
Las más de 6 mil víctimas de la guerra sucia desatada por el poder criminal colombiano, han concedido el perdón solicitado por el Estado colombiano, esta vez, representado por el presidente Gustavo Petro Urrego en Santa Marta, en el marco de las cumbres de la CELAC – UE y la Cumbre Social de los Pueblos de América Latina y el Caribe.
“Desde Santa Marta honramos la memoria de quienes, de la mano de la @UP_Colombia sembraron justicia y dignidad en las luchas agrarias. Gracias al presidente @petrogustavo
y a la ministra @MCarvajalinoV por este ejercicio de honor, dignidad y memoria con nuestras víctimas. Claro, es necesario reconocer el compromiso de esta gobierno de realizar este acto que significa mucho para las víctimas.
“Como jefe del Estado, sin que el Estado esté aquí, sino nosotros, la cúpula militar y policial y el Gobierno civil, a nombre de ese Estado que no está aquí y el que está aquí, le pido perdón a la Unión Patriótica porque este Estado fue corresponsable del genocidio político, y le pido a la gente que está aquí y a quien me escucha y más allá”, expresó el presidente de Colombia Gustavo Petro Urrego
Pero, este no es un acto de cierre, no es un acto de punto final, es un acto que abre las puertas a un nuevo momento de justicia y democracia en Colombia. Reconocer es comprometer una decisión de no repetición, de lograr que salga a la luz pública, toda la verdad, que se juzguen a los y las responsables, a los determinadores materiales e intelectuales, que haya un retorno de los y las exiliadas con garantías y que la reparación se extienda a todos y todas las que padecieron el genocidio.
La paz con justicia social sigue siendo la tarea fundamental y aún pendiente de Colombia. En Santa Marta, las víctimas de la Unión Patriótica aportaron el perdón, ahora le toca al Estado colombiano cumplir con proteger la memoria, reparar y no repetir.







