Alirio Córdoba Moreno
Los hombres que equivocaron el camino, es el rótulo de la estrategia mediática que desde hace años, a través de novelas y series, inoculan en la conciencia de la sociedad colombiana el Establecimiento y el régimen político.
¿De qué se trata esta estrategia? De demostrar a punta de ficción televisiva que las acciones y atrocidades cometidas contra el pueblo y la izquierda por Pablo Escobar y Carlos Castaño no tuvieron nada que ver con una estrategia de terrorismo de Estado, sino que obedecieron a circunstancias personales de hombres buenos que se convirtieron en malos y que equivocaron el camino de sus vidas, alimentados por una sed de venganza contra la guerrilla, a la que paradójicamente nunca combatieron. Solo basta mirar el prontuario de asesinatos y masacres, para darse cuenta que estaban dirigidos contra la población civil desarmada, no combatiente e inerme.
Escobar el Patrón del Mal y Los Tres Caínes son la “nueva historia de Colombia”, la historia de los que se creen vencedores (aún no vencen), dueños de los medios masivos de información y el entretenimiento, los mismos de la parapolítica, los que se han robado la salud de este país, los que se quedan con las utilidades que pertenecen a miles de cafeteros, los que han despojado a miles de campesinos de sus tierras y los mismos que hoy intentan sabotear las aspiraciones de paz del pueblo y el diálogo en La Habana. Es la nueva historia que construye una antimemoria, la nueva historia que oculta a las víctimas y coloca como protagonistas a los victimarios.
Una historia que de manera quirúrgica se cuida de no afectar la imagen y los intereses de quienes pagan las cuantiosas utilidades de los canales, que cuida de no relacionar al Estado, de liberarlo de la responsabilidad que le atañe en el exterminio de la Unión Patriótica y el Partido Comunista. Los canales privados son los verdaderos Caínes del arte de la actuación y del ejercicio de escribir, no es casual que sean las producciones más premiadas en los India Catalina, escenario mediático y canónico de la banalidad.
La televisión de hoy, con sus franjas AAA, se ha convertido en la “nueva locademia de la historia colombiana” estableciendo verdades investigadas por los “nuevos historiadores”: los libretistas y guionistas, quienes se gradúan y certifican por los niveles de rating. Estas series muestran claramente la alianza macabra que hoy tienen los medios con sectores del poder para monopolizar y tergiversar la historia, en el intento de borrar la memoria histórica de las víctimas.
Esconder lo real de la historia real y mostrar el rostro humano del terrorismo de Estado parece ser el papel actual de la historia de los hombres que equivocaron el camino (de Dios). Estos Caínes mediáticos también caerán bajo el peso de la memoria histórica de un pueblo que construye cada día, en el campo y la ciudad, paz con justicia social.