Falleció una de las referentes de la lucha por los derechos humanos en Argentina y América Latina. Su memoria estará en todas las búsquedas por la justicia social
Valentina Bolaño Senior
@Vale_BoSe
Nora Cortiñas fue cofundadora de Madres de Plaza de Mayo, durante 47 años buscó a su hijo Gustavo, quien fue víctima de la dictadura militar. El 30 de mayo de 2024, falleció en Argentina, dejando un legado de luchas por la justicia en todo el continente.
VOZ habló con Gerardo Szalkowicz, comunicador social, periodista internacionalista y autor del libro “Norita Cortiñas: la madre de todas las batallas”, sobre las enseñanzas y las luchas que dejó la madre de todas las batallas.
¿Quién era Nora Cortiñas?
Nora Cortiñas era una ama de casa tradicional de los años 50 y 60, una madre de dos hijos, que vivía, como decía su hijo Gustavo, encerrada entre cuatro paredes tal como lo indicaba el mandato tradicional de la época. El 15 de abril de 1977, Gustavo, que militaba en la Juventud Peronista en la organización Montoneros, que había hecho un trabajo militante en una barriada popular en Argentina, fue secuestrado.
Ese día, la vida de Norita hizo un giro de 180 grados, salió a la calle y empezó a buscar a su hijo Gustavo, pero en todos los espacios le cerraban las puertas. Es importante tener en cuenta que estábamos en plena dictadura militar, que había iniciado el 24 de marzo de 1976.
A las pocas semanas de su búsqueda, conoció a un grupo de madres que estaban en la misma situación y se habían empezado a reunir en la Plaza de Mayo para exigir respuestas, a pesar de la feroz dictadura que no permitía reuniones públicas.
Fue cofundadora de Madres de Plaza de Mayo…
Sí, fue una de las primeras integrantes. Empezaron a reunirse todos los jueves, la policía les decía que no podían estar en el espacio y debían circular. Ellas hicieron eso, caminaron tomadas del brazo alrededor de la Pirámide de Mayo, hasta el día de hoy se sigue realizando todos los jueves a las 3:30 p.m.
Se volvió una referente de los derechos humanos en toda América Latina, ¿qué más hizo?
Además de la defensa de los derechos humanos y la búsqueda por justicia de los y las desaparecidas en la dictadura militar, empezó un proceso de acompañamiento a todas las luchas.
Empezó en los noventa a acompañar la lucha de la sociedad durante el menemismo, la década neoliberal en la Argentina. Se sumó a la lucha contra el pago de la deuda externa, estaba en encuentros de mujeres y se acercó a la lucha feminista. Norita estaba en cualquier marcha, siempre abrazando a las y los oprimidos.
¿También hay abuelas en la Plaza de Mayo?
Sí, la dictadura utilizó tantos métodos de crueldad en la Argentina, que fueron robados cerca de 500 bebés a madres que estaban secuestradas y detenidas.
Sin embargo, la mayoría de las madres y abuelas tienen más de 90 años, y van quedando vivas muy pocas. Además de Norita, falleció Lita Boitano, fundadora y presidenta de la Asociación de Familiares Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, el año pasado se fue Hebe de Bonafini.
Frente a la inevitable situación, ¿se está haciendo un traspaso generacional?
Indudablemente, ahora está la Asociación de Nietas y Nietos de Desaparecidos que ya empezaron a agruparse, y siguen ese puente de memoria.
Las generaciones, que seguimos después de las madres y abuelas, tenemos la responsabilidad histórica de seguir su legado, porque son un ejemplo único en el mundo, se plantaron ante la peor dictadura y pusieron su cuerpo en el momento más oscuro de nuestra historia en Argentina.
La lucha en Argentina
¿Cómo va el proceso de reparación en Argentina?
Argentina ha tenido un proceso de reparación único en América Latina. En el juicio de las Juntas Militares de 1985 se pudo juzgar y condenar a las principales cabezas del genocidio que vivimos, sin embargo, después tuvimos distintos vaivenes. En el mismo gobierno de Raúl Alfonsín salieron leyes que permitían que se continuara la impunidad, después en el gobierno de Carlos Menem, se otorgaron indultos a esos militares.
Pero, en el 2000 y con el gobierno de Néstor Kirchner, se hicieron los juicios de lesa humanidad, en los cuales centenares de represores fueron condenados a cadena perpetua. Se reconoció que en Argentina hubo un genocidio.
¿Y cómo va con el gobierno de Milei?
Es un problema, la vicepresidenta, Victoria Villaruel, ha tenido un fuerte vínculo con los militares y es abiertamente defensora de los genocidas.
Es un cruel discurso contra los organismos de derechos humanos, contra las madres y las abuelas. Los consensos que creíamos haber logrado sobre lo que pasó en la dictadura se están viendo debilitados por las jugadas de la extrema derecha.
¿La estrategia hacia quiénes va?
Hacia los jóvenes. Nos encontramos con una juventud que está alejada y no sabe bien lo que pasó en esa época, y están empezando abrazar un poco los discursos de la ultraderecha que capitalizan el descontento en la sociedad por la situación económica y los malos gobiernos que tuvimos los últimos años.
El gobierno de Milei no solo vino a beneficiar a los más poderosos, sino también a imponer y ganar el sentido de las mayorías para que estén a favor de los valores reaccionarios, conservadores, antifeministas, antipopulares y negacionistas de la última dictadura.
¿Cómo surgió escribir sobre Norita?
Como un trabajo militante de plasmar en un libro la importancia y la historia de Norita. Fue algo que se salió de mi cotidianidad laboral. Siempre tengo el espíritu latinoamericanista y el sentimiento de patria grande.
¿Cómo seguir honrándola?
Se nos fue Nora y nos deja un vacío enorme, una ausencia irremplazable, era la persona más revolucionaria que tuvimos en este país. Honrarla a través de la resistencia, nunca bajar los brazos. Quiero culminar, como ella lo hacía, gritando: “¡Venceremos!”.