miércoles, abril 24, 2024
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“No estamos locos, sanos sanos tampoco”

Un reciente informe mundial sobre salud mental en el mundo dice que las consecuencias económicas de los trastornos mentales son enormes. Las pérdidas en productividad y costos indirectos para la sociedad resultan mayores que los dineros destinados a salud

Alberto Acevedo

Resulta pertinente aclarar que el título de esta nota periodística no es original del autor.  Pertenece a un interesante libro de narrativa de Giuseppe Spataro, de Ediciones Dipón e impreso por Editorial Panamericana de Bogotá en 2002, con relatos de una gran versatilidad, que merecen ser leídos. Simplemente se toma el nombre de la obra como pretexto para reseñar el último informe de la Organización Mundial de la Salud, OMS sobre el estado de la salud mental en el mundo.

Y aunque no es la primera vez en los últimos meses que las autoridades de salud se refieren al tema, en esta ocasión la OMS se esfuerza más en detalle en mostrar cifras desgarradoras del problema, a tal punto, que algún analista no vacila en afirmar que la próxima pandemia en el mundo será la de la salud mental.

El primer elemento del estudio del organismo de las Naciones Unidas, titulado Informe Mundial sobre Salud Mental. Un panorama general 2022, es que asocia un agravamiento de la salud mental de las personas en el mundo al confinamiento causado por la pandemia del covid-19.

Sistemas de salud frágiles

En la medida en que el mundo es consciente de los efectos de largo alcance de la pandemia y aprende de ellos, la OMS llama a reflexionar sobre “el enorme costo que ha supuesto para la salud mental de las personas”. Las tasas de trastornos mentales ya conocidos, como la depresión y la ansiedad, que ya sufrían unos 1.000 millones de personas en el planeta, aumentaron en un 25 por ciento, y esto solo durante el primer año de confinamiento.

Al mismo tiempo, llama a ser conscientes de la fragilidad de los sistemas de salud que intentan atender las necesidades de las personas con trastornos mentales, bien sea de reciente aparición o preexistentes. A pesar de que los trastornos mentales son muy comunes en todos los países, la mayoría de los sistemas sociales y de salud descuidan la salud mental y no les prestan la atención y el apoyo que las personas necesitan y merecen.

El informe de la OMS aboga por una transformación de la salud mental y advierte que es posible hacerlo. Los países tienen recursos y oportunidades para mejorar este aspecto de la salud humana. “Toda persona tiene derecho a la salud mental, toda persona merece que se le dé la oportunidad de prosperar”, asegura el estudio.

Un derecho humano fundamental

“La salud mental –dice la OMS- es una parte integrante de nuestra salud y bienestar generales y un derecho humano fundamental. La salud mental significa ser más capaces de relacionarse, desenvolverse, afrontar dificultades y prosperar. La salud mental existe en un complejo proceso continuo, con experiencias que abarcan desde un estado óptimo de bienestar hasta estados debilitantes de gran sufrimiento y dolor emocional. Las personas con trastornos mentales son más propensas a experimentar niveles más bajos de bienestar mental, pero esto no siempre es así, ni es necesariamente así.

“En definitiva, no hay salud sin salud mental”, puntualiza el documento.

Los jóvenes, primeras víctimas 

Una de cada ocho personas en el mundo sufre algún tipo de trastorno mental. Pero la prevalencia de los trastornos mentales varía en función del sexo y la edad. Sin embargo, tanto en hombres como en mujeres, los trastornos de ansiedad y depresión son los más comunes.

Entre estos desajustes está el suicidio, que afecta a personas y familias en todos los países y contextos. Un estudio reciente habla de 20 intentos de suicidio por cada fallecimiento. El suicidio representa más de uno de cada cien fallecimientos. Es, además, una de las principales causas de muerte entre los jóvenes.

Las desigualdades económicas y sociales incrementan los riesgos para la salud mental

“La esquizofrenia, que afecta a aproximadamente uno de cada 200 adultos, es una de las principales preocupaciones: en sus estados agudos es el más perjudicial de todos los trastornos mentales. Las personas que padecen esquizofrenia u otros trastornos mentales graves fallecen, en promedio, entre 10 y 20 años antes que la población general, a menudo por enfermedades físicas prevenibles”, advierte la OMS.

Las consecuencias económicas de los trastornos mentales son enormes. Las pérdidas en productividad y costos indirectos para la sociedad resultan mayores que los costos que la misma sociedad destina a salud. Desde el punto de vista económico, la esquizofrenia es el trastorno mental más costoso para la sociedad.

Medicamentos inaccesibles

Pero además de generalizados y costosos, los trastornos mentales están gravemente desatendidos. En promedio los países dedican menos del dos por ciento de sus presupuestos de salud a la salud mental. Y en los países de desarrollo medio, más del 70 por ciento del gasto en salud mental se sigue destinando a los hospitales psiquiátricos.

Hace bastante tiempo, la comunidad científica ha dicho que los hospitales psiquiátricos, como están concebidos, son crueles, inhumanos, conducen al encierro y la muerte de sus pacientes y no hay registros importantes de que éstos hayan recuperado su salud después de largos tratamientos.

Más aun, la mitad de la población mundial vive en países pobres, en los que hay un psiquiatra por cada 200.000 habitantes. Y no solo eso, la disponibilidad de medicamentos psicotrópicos es inaccesible para la mayoría de estos pacientes, debido a sus bajos ingresos y la imposibilidad práctica de llegar a ellos.

En Colombia, la salud mental de los jóvenes presentó un mayor deterioro durante la cuarentena, en comparación con los adultos mayores de 56 años, asegura un informe de diciembre pasado de la Red Cómo Vamos. El DANE por su parte, en un comparativo antes de la pandemia, asegura que la tasa de suicidios pasó de 5.1 por ciento en 2005 a 5.9 por ciento en 2019. Pero ese índice subió después de la pandemia.

El informe de la OMS es muy claro al puntualizar que en la actualidad aumentan las amenazas contra la salud mental en el mundo: crecen las desigualdades económicas y sociales, los conflictos prolongados, la violencia; las emergencias en salud pública amenazan el progreso hacia una mejora del bienestar general.

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