domingo, abril 28, 2024
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Nariño va por el CAMBIO

La continuación de la democracia en el actual proceso político colombiano dependerá del éxito de un gran frente amplio que continué agrupando al progresismo, la alternatividad y la izquierda, en las próximas elecciones

Julián Sabogal Tamayo(*)

El propósito de este artículo es destacar la valía de los candidatos del Pacto Histórico en Pasto y Nariño, pero quiero compartir algunas reflexiones teóricas generales, en relación con los procesos democráticos.

Por estos días, hemos hecho memoria del Golpe de Estado en Chile, el 11 de septiembre de 1973, de cómo abruptamente se cambió el proceso democrático que encabezaba Salvador Allende, con el apoyo del pueblo chileno, por un baño de sangre, en cabeza del General Pinochet, en favor de la gran burguesía chilena, con el beneplácito del imperialismo norteamericano. El primer recuerdo que me vino a la memoria fue la preocupación de los estudiantes latinoamericanos, pertenecientes a partidos comunistas, que nos encontrábamos en la Universidad de la Amistad de los Pueblos Patricio Lumumba, de Moscú. La pregunta recurrente a los camaradas chilenos, en cada encuentro, se relacionaba con la amenaza a la democracia chilena de parte de las Fuerzas Armadas de su país.  Les repetíamos que éstas eran un instrumento en manos de la burguesía, que ella podía utilizar según sus intereses; les recordábamos que la idea al respecto de los clásicos del marxismo era que, en un proceso revolucionario, las Fuerzas Armadas permanentes debían de ser reemplazadas por el pueblo en armas. Los estudiantes comunistas chilenos siempre nos insistieron en que las Fuerzas Armadas chilenas tenían una larga tradición democrática, que eran diferentes a las de los otros países latinoamericanos.

A simple vista, se podría pensar que el Partido Comunista Chileno olvidó una etapa de su historia.  En 1938 el Partido, como parte de un Frente Popular, contribuyó a llevar a la Presidencia de Chile al radical Pedro Aguirre Cerda, quien nombró luego a Salvador Allende como ministro de Salubridad; igualmente apoyó candidatos radicales en 1942 y 1946, Juan Antonio Ríos y Gabriel González Videla. Pero, según el biógrafo de Allende, Mario Amorós: “a partir de 1948, en una traición que Pablo Neruda denunció con furia en el Canto General, el presidente decretó la persecución de los comunistas, que fueron encarcelados en campos de concentración como el de Pisagua, cuyo jefe a principios de 1948 fue un joven oficial llamado… Augusto Pinochet.  Al respecto, escribió Neruda en Canto General:

Un traidor ha dejado su nombre en nuestra historia.
Judas enarbolando dientes de calavera
vendió a mi hermano,
dio veneno a mi patria,
fundó Pisagua, demolió nuestra estrella,
escupió los colores de una bandera pura.

Gabriel González Videla. Aquí dejo su nombre,
para que cuando el tiempo
haya borrado la ignominia, cuando mi patria limpie
su rostro iluminado por el trigo y la nieve,
más tarde, los que aquí busquen la herencia
que en estas líneas dejo como una brasa verde
hallen también el nombre del traidor que trajera
la copa de agonía que rechazó mi pueblo.” 

La historia ha demostrado que la democracia solo puede ser defendida por el pueblo unido y organizado. Democracia es el poder del pueblo y solo él puede garantizarlo.

En el año 2022, por primera vez en más de 200 años de historia republicana, Colombia eligió un gobierno progresista de origen popular, liderado por el presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez. El nuevo gobierno se ha empeñado en llevar a cabo cambios a favor del pueblo, cambios democráticos. Esos cambios se llevan a cabo a través de reformas, que deben ser aprobadas por el poder legislativo; la derecha entiende que cuantas más reformas democráticas se lleven a cabo, más lejos estará ella de regresar al poder. Por lo tanto, la alternativa es hacer entender a los políticos que solo las actitudes a favor del cambio tendrán el apoyo de los electores populares, o sea de la mayoría. Es decir, el resultado favorable de una elección es un paso adelante en los cambios, a la vez que una advertencia para los indecisos.

No sobra recordar que, la solución de los problemas fundamentales de Colombia, solo pueden ser solucionados por un gobierno alternativo, como el actual. Veamos sólo un caso de la herencia de los gobiernos de derecha. La propiedad de la tierra. Según datos del más reciente censo sobre la concentración de la propiedad de la tierra en Colombia, el 0.4% de los propietarios poseen el 61.2% del área predial rural, mientras el 57.3% de los propietarios poseen el 1.7% del área predial rural. Además, los latifundios se dedican a la ganadería extensiva, una hectárea y media de tierra para cada vaca, mientras que la pequeña propiedad se dedica a la producción de alimentos, ésta produce el 75% de la comida en Colombia. La solución al problema agrario es obvia, hacer realidad la vieja consigna: la tierra para quien la trabaja. Esta consigna del revolucionario mexicano Emiliano Zapata continúa vigente.

Por todo lo anterior, las próximas elecciones son una oportunidad para empujar la historia en la dirección deseada. La tarea es lograr muchos concejales, diputados, alcaldes, gobernadores y ediles. De esta manera podemos empujar y dar continuidad a las reformas; no porque las personas elegidas ahora tengan que ver con la aprobación de las leyes, sino porque una votación abundante de la coalición de gobierno es un llamado de atención a los congresistas a la hora de decidir. Una presencia suficientemente significativa de representantes del pueblo en las regiones es garantía de que la marcha democrática del programa de Petro y Francia siga su marcha. En caso contrario, la derecha ha demostrado a través de la historia que cuando se siente fuerte no escatima métodos para obtener sus fines.

Las organizaciones del Pacto Histórico en Pasto y Nariño hemos asumido con responsabilidad la tarea. Me voy a referir aquí solo a tres de los candidatos. Esteban Moreno de la Unión Patriótica, número 11 al Concejo de Pasto, Iván Guzmán, actual concejal en el municipio de La Unión, avalado por el Polo Democrático Alternativo y por la Unión Patriótica, número 52 en el tarjetón en la lista de Coalición del Pacto Histórico a la Asamblea de Nariño y Fernando Enríquez de Colombia Humana, al Concejo del municipio de Ipiales. Me detengo en estos tres candidatos porque son sociólogos de la Universidad de Nariño, es decir, son la realización del fundamento de nuestra Universidad: el Paradigma Universidad – Región.

Esteban, con su equipo Somos Causa, se propone llevar a la práctica la democracia directa, es decir, Mandar Obedeciendo; como lo ha hecho hasta ahora en su actividad política y pedagógica.

Iván está ligado a las luchas populares del norte de Nariño, ha sido testigo de la violencia vivida en la región, por lo cual su tarea fundamental en la Asamblea de Nariño será la construcción de paz; teniendo en cuenta que la justicia social es la condición sine qua non de la paz. Trabajar por la paz es trabajar por la reproducción de la vida sin el uso de la violencia. Para Iván es claro que ésta no es una tarea ni individual, ni siquiera de la Asamblea, tiene que ser un trabajo mancomunado con las organizaciones sindicales y comunitarias, además de la movilización de las masas organizadas en las calles y los caminos del Departamento.

Fernando, con su movimiento Contigo Ipiales Cambia, candidato al Concejo Municipal de Ipiales por el Pacto Histórico, es cabeza de la lista cerrada de la coalición. Entre sus propuestas se destaca la defensa de lo público y la realización del Plan de Ordenamiento Territorial con la participación democrática efectiva, buscando que la participación en los procesos de desarrollo sea al mismo tiempo un proceso de construcción de cultura de paz.

Finalmente, nuestro candidato a la gobernación de Nariño, Luis Alfonso Escobar, last but not least.  Luis Alfonso cuenta con las dos características indispensables para la tarea que debe desempeñar: formación académica y experiencia administrativa. Además, en la primera, cuenta precisamente con la formación indispensable en los tiempos que corren: Economista, de la Universidad del Valle, y doctor (PHD) en Cambio Global y Desarrollo Sostenible de la Universidad de Alcalá de Enares, España.

Lo que requiere el departamento de Nariño es, por razones obvias, desarrollo para producir los bienes que requiere la población, pero no simplemente crecimiento, teniendo en cuenta la era que se encuentra hoy la especie humana, el capitaloceno, tiene que ser un desarrollo que respete la interacción ser humano – naturaleza. Esto lo garantiza la formación académica de Luis Alfonso. Pero no posee solo conocimiento teórico sino práctico; en un momento dado, en 2012, abandonó la comodidad de las aulas para enfrentarse al reto administrativo, como Secretario de Planeación del departamento de Nariño. Allí lo hemos tenido entre las dos aguas: estudio teórico e investigativo y la administración pública. Estamos seguros de que Luis Alfonso es la persona que necesita Nariño en la gobernación, claro está que quienes lo elegimos con nuestros votos tenemos que acompañarlo luego en sus emprendimientos.

(*) Profesor Titular de la Universidad de Nariño, Doctor Honoris Causa de la Universidad Simón Bolívar, Miembro de Número de la Academia Colombiana de Ciencias Económicas.

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