sábado, mayo 10, 2025
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Mirador: Los ventajosos empedernidos

En el afán protagonista el Congreso se quiere meter tarde a los diálogos de paz, lo mejor es que se haga a un lado y deje a las dos partes concernidas para que resuelvan los asuntos de la paz estable y duradera.

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Carlos A. Lozano Guillén

En Colombia, todas las discusiones sobre temas trascendentales son kafkianas, como dice la periodista María Jimena Duzán. El acuerdo sobre justicia, presentado hace unas semanas en La Habana con la presencia del presidente Santos y el comandante Timochenko y que no ha sido divulgado, ha dado para un debate kafkiano en el que todo el mundo opina y quiere meter la cucharada.

El Congreso de la República (Senado y Cámara), que salvo honrosas y pocas excepciones se han interesado por el tema de paz, ahora está metido en la discusión para enredar más las cosas, con el tema del llamado “Congresito”.

Según algunos de los voceros del legislativo que viajaron hace pocos días a La Habana, fueron a plantear el tema de la justicia restaurativa, cuya esencia aprobada en la Mesa de Diálogos dejó sin argumentos a la justicia transicional, aprobada de manera unilateral en ambas cámaras a petición del presidente Santos. Lo habíamos advertido en esta columna, en declaraciones a los medios y en las páginas de VOZ, que no tendría ninguna aceptación por las FARC-EP porque desde un principio dejaron en claro que no aceptarán decisiones unilaterales impuestas por fuera de la mesa. Y así ocurrió, quedó en la caneca de la basura. El Gobierno le hizo perder el tiempo al Congreso y a las cortes que hasta citaron audiencias públicas. Lo aprobado es otro asunto que no involucra solo a la guerrilla sino a todos los que por acción u omisión tengan que ver en los crímenes y masacres del conflicto.

Así los congresistas viajeros no digan nada sobre otros temas planteados, se conoce que también quedó en claro que las FARC-EP no aceptarán el llamado “Congresito” o Comisión Legislativa de ambas cámaras, que excluye a la insurgencia y le niega la participación política, tal y como quedó aprobado en el Senado de la República.

Luis Fernando Velasco, presidente del Senado y el senador verde Antonio Navarro, hacen maromas, también kafkianas, para explicar que de todas maneras la puerta quedó abierta para que la Cámara introduzca la participación insurgente, el senado ya hizo tremenda concesión al uribismo y al procurador Ordóñez. Lo demás es paja a falta de argumentos.

Sin embargo, lo real es que están de nuevo perdiendo el tiempo, porque las FARC-EP no respaldarán el esperpento impositivo y unilateral. Ya lo dijeron los voceros insurgentes, el 7 de noviembre pasado, en La Habana, ellos reclaman participación en el Congreso y no a través de la ley excluyente sino del acuerdo bilateral y por consenso entre las dos partes.

En el afán protagonista el Congreso se quiere meter tarde a los diálogos de paz, lo mejor es que se haga a un lado y deje a las dos partes concernidas para que resuelvan los asuntos de la paz estable y duradera.

carloslozanogui@outlook.es

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