viernes, abril 19, 2024
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Mesa de La Habana: Reprimenda a Santos

No se conversa con una guerrilla sometida ni derrotada, es el mensaje de las FARC al gobierno nacional

Timoleón Jiménez, Comandante del Estado Mayor de las FARC-EP en las montañas de Colombia.
Timoleón Jiménez, Comandante del Estado Mayor de las FARC-EP en las montañas de Colombia.

Hernán Camacho

El doble discurso que acostumbra el presidente Juan Manuel Santos, es evidente en cada una de sus declaraciones. Insiste en una paz a las malas y ordena a las fuerzas militares dar de baja al máximo dirigente de las FARC-EP, Timoleón Jiménez. Habla de un pos conflicto y una paz con un costo mínimo: Que todo cambie para que nada cambie.

Ese vaivén mantiene a Santos como rehén del militarismo y a la defensiva de quienes apoyan el proceso de paz. Por ello llamó la atención la reacción del comandante de la insurgencia de las FARC, quien criticó la actitud del Presidente ante el país y ante el proceso de paz.

En comunicación intitulada, “Cuando morimos descansamos, Santos”, Timoleón expone las razones que llevaron a esa guerrilla a sentare a la mesa de La Habana, que no pasa por la derrota militar como lo dice el gobierno nacional y sus voceros cada que pretenden sacudirse de las críticas o reacomodar su discurso a la foto de las encuestas.

“Resulta una monumental tontería afirmar que se requirieron diez años de guerra, aterradoras cifras de muertos y heridos, miles de millones de dólares y millones de desplazados y de víctimas para obligar a las FARC a sentarse en una mesa de diálogos, cuando precisamente allí estábamos al iniciarse semejante demostración de fuerza tan criminal como inútil. Olvidaron que fue el régimen quien se paró de la Mesa”, argumenta la comunicación del jefe guerrillero.

Lo que es la paz

La cuestión de fondo con las FARC es simple: “abrir realmente las puertas a la democracia en nuestro país, desterrar para siempre la manía de imponer las decisiones a la fuerza”, subraya, Timoleón. Aunque los voceros de las partes han reiterado que a final de año es posible llegar a un acuerdo, en la entrevista entregada a la gran prensa, Timoleón Jiménez deja ver dónde es el palo en la rueda: los “no” del Ejecutivo han llevado a demorar los acuerdos en el proceso.

La dificultad para los acuerdos, es fruto de la ausencia de voluntad política del gobierno. “Los guerrilleros colombianos no estamos defendiendo ningún sistema criminal de gobierno, ni estamos empeñados en sacar adelante una política económica que beneficie las transnacionales en desmedro del pueblo de nuestro país. Santos sí, y esa es nuestra pequeña gran diferencia”.

La carta levantó reacciones que le sugieren a Santos, de nuevo, desmarcase del uribismo y trazar un derrotero político por la paz con gestos de verdad significativos como el cese al fuego. Otros sectores le han pedido al mandatario detener la ofensiva legislativa en contra de los colombianos del común y en favor de las multinacionales, allanando un camino para los eventuales acuerdos. Pero Santos, hace oídos sordos.

La misiva del comandante insurgente anota: “las tropas guerrilleras han entregado sus vidas a la más bella causa del género humano, poner fin a la discriminación entre los hombres, a la explotación de unos por otros, a las injusticias institucionalizadas”.

Esas palabras coinciden con la opinión expresada por Iván Márquez, días atrás, reclamando al saliente general Sergio Mantilla, comandante general del Ejército, la equivocada afirmación en la que señala que las tropas guerrilleras están “desmoralizadas” y que a lo sumo en tres años estarían derrotadas: “Desmoralizadas pueden estar las tropas del general Mantilla”.

No están derrotados

Para el negociador en La Habana, “una guerrilla que ha resistido la asimetría en número y tecnología, la ofensiva contrainsurgente más grande que haya conocido la historia de América, no puede ser una guerrilla desmoralizada”.

Ese repetitivo libreto usado de la guerra sin cuartel o de tierra arrasada es utilizado por cada general que ha pasado por la comandancia de las fuerzas militares, profetizando el triunfo militar a lo largo de la historia del conflicto y ninguno ha acertado. Y dice el jefe de las FARC: “Es como si estuviéramos, en todo momento urdiendo planes para matar al Presidente, pensando que sus sucesores amedrentados firmarían más rápido un acuerdo”.

La carta de Timoleón Jiménez, es un mensaje claro al país y en especial al gobierno Santos, que no tiene al frente un interlocutor derrotado sino un sujeto político con quien se deben buscar acuerdos para terminar el conflicto.

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