A cincuenta años de su muerte, las prédicas de Malcolm X sobre el orgullo negro y el derecho a defenderse de los abusos de los blancos cobran actualidad con el ascenso de la extrema derecha en Estados Unidos
Leonidas Arango
En 1963, Malcolm ya estaba comprometido con la causa de todos los derechos civiles y humanos. Por esos días supo que su admirado Elijah Muhammad mantenía relaciones sexuales con varias adolescentes de la organización y se enteró de la bajeza moral de otros dirigentes de la Nación del Islam, por lo cual abandonó para siempre la organización.
Ese mismo año peregrinó a La Meca, cuna de la fe islámica, y abrazó la corriente sunnita. Fue recibido triunfalmente por jefes de estado en países de Oriente Medio y África. La gira cambió su visión del mundo y le dio sentido a su lucha por las libertades y la paz. Declaró que ahora conocía la auténtica igualdad entre los humanos y dio un sacudón a sus ideas. Ante la “revolución negra” tomó una posición clasista: ya no era un simple conflicto racial de negros contra blancos ni un problema exclusivo de Estados Unidos, sino “una rebelión global de los oprimidos contra los opresores, de los explotados contra los explotadores”. También reconoció que la causa de la opresión racista estaba en la naturaleza podrida del capitalismo: «No se puede tener capitalismo sin racismo», dijo una vez en Harlem.
Un hombre nuevo
Malcolm X visitó África y Europa dos veces más, en 1964 y poco antes de su muerte, para dar conferencias y conceder entrevistas en la radio y la televisión denunciando la opresión racial con firmeza y honestidad. “Los americanos temen más a un negro que a un comunista”, declaró. “Soy amigo personal de muchos jefes de Estado africanos y suelo irritar a los estadounidenses cuando hablo de ‘mi presidente’ aludiendo a Nasser, y no a [Lyndon] Johnson”. Tal sintonía con dirigentes extranjeros preocupaba a las autoridades estadounidenses.
Ahora tenía un nuevo nombre musulmán, Al Malik Al Shabazz, y en los últimos meses de su vida corrigió el sectarismo abandonando el prejuicio sobre los matrimonios “inter-raciales” y reconociendo el papel de la mujer en la lucha de liberación negra. La amplitud de su pensamiento marcó gran influencia entre grupos pacifistas que defendían los derechos civiles. Si Martin Luther King proclamaba la no-violencia, Malcolm la justificaba bajo ciertas condiciones. Pero ni King era pasivo, ni Malcolm X era violento: «El doctor King quiere lo mismo que yo: Libertad», expresó.
En el último año de su vida desplegó una actividad febril: liberado del nacionalismo estrecho, fundó la Organización de la Unidad Afroamericana, una entidad destinada a emancipar por completo a todos los pueblos afrodescendientes del hemisferio Occidental, empezando por los Estados Unidos.
Malcolm X y Martin Luther King. (@ShabazzCenter)
Desde 1963 venía relatando su vida al periodista negro Alex Haley (autor de la exitosa saga Raíces) y le expresó que tarde o temprano iba a ser asesinado por partidarios de Eliah Muhammad o por los servicios secretos: “Será un milagro si estoy vivo cuando se publique este libro”, le dijo. Las memorias se editaron con gran éxito poco después de su muerte.
Balas y perdigones
El director del FBI, Edgar Hoover, había dicho que era necesario “poner un tatequieto” a líderes negros como Malcolm X o como Martin Luther King. Ahora se sabe que el FBI, la CIA y la Policía de Nueva a York planearon el homicidio con ayuda de provocadores infiltrados.
El 21 de febrero de 1965, sesenta años atrás, Malcolm comenzaba a hablar ante cuatrocientas personas en un salón de Nueva York en beneficio de la Organización de la Unidad Afroamericana. De repente se desplomó de la tarima acribillado por múltiples impactos de bala y perdigones, delante de su esposa embarazada y sus hijas. Quedaron sin hogar propio, sin ingresos ni póliza de seguros por el voto de pobreza de su padre.
El FBI sostuvo que el asesinato era una venganza de los Musulmanes Negros, y tres hombres fueron condenados a purgar décadas en prisión por el crimen. Sin embargo, en noviembre de 2021 el fiscal admitió que el servicio secreto y la policía habían manipulado el juicio y un tribunal demostró que los detenidos estaban pagando por un delito que no cometieron.
Las hijas de Malcolm X presentaron en 2024 una demanda ante un tribunal federal por cien millones de dólares, reclamando que las agencias del Estado planificaron el asesinato y ocultaron informaciones «a sabiendas y de manera fraudulenta».
Un precursor
Malcolm X no fue un socialista ni se identificó con el marxismo, aunque rechazó los esquemas del capitalismo y denunció el imperialismo, a pesar de la confusión ideológica en su discurso.
Durante este año del centenario de Malcolm X recobran fuerza la xenofobia, la violencia, el odio racial y la persecución a negros, indígenas e hispanos en el país del Norte a manos de instituciones controladas por la extrema derecha, desesperada ante la inminencia de profundos cambios globales. Como resultado, vuelve a la escena el ejemplo del joven que tocó fondo en los antros de la delincuencia, que supo cultivarse y nunca le tuvo miedo a cambiar.
“Las revoluciones necesitan precursores, y el gran precursor de la revolución negra en Estados Unidos –como parte de la cabal revolución social en ese país– será para la historia Malcolm X”, concluye Pedro Álvarez, traductor cubano de las memorias del líder.
(Edición en español de las memorias: Autobiografía de Malcolm X, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1974. En 1992 se estrenó la película Malcolm X, protagonizada por Denzel Washington, disponible en Internet).
Fidel y Malcolm X en el Hotel Theresa, 1960.
En Nigeria, 1964.