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Luis Alberto Cardona Mejía: 25 años de impunidad

¿Qué Colombia estuviésemos viviendo si los mártires de la UP no hubiesen sido asesinados?

Luis Alberto Cardona Mejía
Luis Alberto Cardona Mejía

María P. Cardona Mejía

Viernes 4 de abril del 2014, se cumplen 25 años del cobarde asesinato del compañero, el camarada, el hermano Luis Alberto Cardona Mejía. Aquel 4 de abril de 1989, en la buseta que abordó para ir a la Universidad de Santa Rosa de Cabal (Risaralda) a dictar su cátedra de economía y derechos humanos, se segó la vida de Luis Alberto; se le asesinó con un único propósito, detener el avance de la Unión Patriótica, acabar con la esperanza que representó el proyecto político de la UP en cuanto a lograr en Colombia una democracia plena, con garantías de respeto a la dignidad humana y, por encima de todo, la construcción de la paz integral con justicia social.

Son 25 años de impunidad, de recuerdos, de lágrimas y dolores. Son 25 años de lucha, resistencia civil, organización y exigencia. Veinticinco años preguntándonos: ¿Qué Colombia estuviésemos viviendo si Luis Alberto y todos los mártires de la UP y el PCC no hubiesen sido asesinados? ¿Qué democracia tendríamos? ¿Qué nivel de desarrollo endógeno y exógeno hubiésemos alcanzado? ¿Por qué los asesinaron? ¿Quién o quiénes pagaron por estos asesinatos? ¿Quién subió al poder económico y político sobre la sangre de nuestros mártires?

Te recuerdo, Luis Alberto, en nuestros años de infancia, con tu risa a flor de labios, tu amor por los animales, tus gritos afanados de “ero li lari” todo para decirnos que “eso si es así”, pero claro esa manía tuya de cambiarle el nombre a todo. “No me pises mis pinrrieles” para hacernos ver que estabas estrenando zapatos.

Cuando en la puerta de la cocina de nuestra casa te parabas a cantarle a Susita “Que hiciste de comida, que fue del chicharrón, dejaste las arepas quemando en el fogón” parodiando aquella canción que se oía en los cafés de Chinchiná: “que hiciste de mi vida, que fue de tu pasión, dejaste una herida aquí en mi corazón”. Te recuerdo hermano, allí en el parque gritándole a aquel policía que conocíamos como el “Mono Palada”: “Señor agente paticaliente le falta un diente pa ser teniente”.

Te recuerdo hermano porque jamás podrán sacarte de mi memoria, te recuerdo porque haces parte de mi historia, de la historia de Colombia, de la historia de nuestro partido, te recuerdo porque eres memoria viva, memoria histórica, memoria política, memoria de lucha.

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