A pesar de no alcanzar un cupo para el mundial de 2026, la selección de Palestina está disputando la Copa Árabe de la FIFA 2025. Pequeña semblanza sobre un equipo que lucha por la nación con cada pelota que toca
Simón Palacio
@Simonhablando
“La historia del fútbol es un triste viaje del placer al deber. A medida que el deporte se ha hecho industria, ha ido desterrando la belleza que nace de la alegría de jugar porque sí”, sentenció el fallecido Eduardo Galeano en la introducción de su libro El fútbol a sol y sombra (1995).
Para el escritor uruguayo, el fútbol actual está condenado. Convertido en un espectáculo, es uno de los negocios más lucrativos del mundo, “que no se organiza para jugar, sino para impedir que se juegue”. Con el libreto impositivo del mercado, el balompié ha renunciado a la alegría.
Las recientes imágenes del presidente Donald Trump junto a Gianni Infantino, máxima autoridad de la FIFA, dan cuenta del pronóstico hecho por Galeano. Mientras el universo del deporte espera con ansias el mundial que será en Canadá, Estados Unidos y México, las corruptas dirigencias sacan pecho.
Y así todo esté contaminado de marketing y negocios, ejemplos extraordinarios como la selección de Haití y Palestina conmueven y convocan, invitan a construir otra noción del fútbol basada en las identidades de los pueblos por justicia social.
Un juego en medio del genocidio
El sueño de la selección de Palestina de llegar al mundial fue injustamente cercenado. Un polémico penalti a favor de Omán en el minuto 97 igualó el encuentro y permitió que este onceno pérsico pasará a la repesca asiática por un cupo a la Copa Mundo de la FIFA 2026. El encuentro, que se disputó en el estadio Rey Abdullah II en Jordania, fue en junio de este año.
El partido tenía una especial connotación por cuenta de los fatales acontecimientos que en la Palestina ocupada estaban ocurriendo. Desde octubre de 2023, la entidad sionista lanzó una poderosa ofensiva militar en la Franja de Gaza y en Cisjordania, en una acción considerada por la comunidad internacional y los pueblos del mundo como un genocidio en contra del pueblo palestino.
De acuerdo con las últimas cifras del Ministerio de Salud gazatí, desde octubre de 2023 hasta la fecha, van 68 mil personas asesinadas (entre ellas mujeres y niños) y cerca de 170 mil personas heridas. Además, la totalidad de la Franja de Gaza se encuentra destruida y existe el riesgo inminente de una colonización total y violenta por parte del Estado de Israel en todos los territorios palestinos.
En el marco del genocidio emprendido por la entidad sionista, cayó asesinado Suleiman Al-Obeid, exjugador de fútbol, considerado como el mejor futbolista en la historia de Palestina. Los hechos ocurrieron el 6 de agosto de 2025 en la Franja de Gaza, mientras Obeid esperaba una ayuda humanitaria.
Aunque muchas voces del fútbol, incluida la Asociación Palestina de Fútbol, protestaron frente al asesinato del “Pelé palestino”, desde la FIFA no se tomaron acciones reales para sancionar a los genocidas, como suspender a la selección de fútbol de Israel en su camino a la clasificación del mundial. Afortunadamente la vida es justa y el equipo sionista tampoco estará en la máxima competencia.
Historia de resistencia
La historia del seleccionado palestino de fútbol ha estado atravesada por la turbulenta situación que durante los siglos XX y XXI han ocurrido en Asia occidental. Si bien los registros dicen que en 1929 se conformó un primer equipo nacional en épocas del Mandato Británico, compuesto por árabes, judíos e ingleses, ya en la clasificación para el mundial de 1934 se excluía a los jugadores palestinos.
Con la sangrienta fundación del Estado de Israel en mayo de 1948, que destruyó la sociedad y la patria Palestina (acontecimientos que son reseñados por la historiografía árabe como el Nakba), la idea de un equipo de fútbol se fue difuminando.
Sin embargo, en 1952 se fundó la Asociación Palestina de Fútbol, que solo sería reconocida por la FIFA hasta 1998, después de la creación de la Autoridad Nacional Palestina y bajo el liderazgo del entrenador argentino Ricardo Carugati. Un año después, el onceno ganó la medalla de bronce en los Juegos Panárabes y desde ese momento hasta la actualidad tienen el apodo futbolero de ‘Los Leones del Canaán’.
Tuvieron que pasar diez años para que el equipo jugará en Palestina. Esto ocurrió el 26 de octubre de 2008 en el estadio Faysal Al-Husseini ubicado en la ciudad palestina de Al-Ram, en Cisjordania. El encuentro fue contra Jordania y el resultado fue un empate a uno. En las tribunas estaban el presidente palestino Mahmud Abbas, el presidente de la FIFA Joseph Blatter y el rey jordano Abdalá II.
Y aunque en 2011 la selección de Palestina pudo disputar su primer partido oficial de clasificatoria en su país, desde ese momento hasta la actualidad son contadas las fechas en las que ‘Los Leones de Canaán’ han podido ser locales. Por supuesto, la única razón es el criminal bloqueo de Israel en contra de todo lo que signifique el bienestar del pueblo palestino.
La revancha
Pero el fútbol siempre da revancha. Pese a que el encuentro de junio contra Jordania era quizás el partido más importante, donde además existió polémica por el penal y que no se logró el objetivo, la plantilla del seleccionado palestino no bajó los brazos.
“Jugamos para llevarles alegría”, han sido las palabras de Oday Dabbagh, delantero y goleador del seleccionado. Por eso existió un jubilo frente a la clasificación de Palestina a la Copa Árabe de la FIFA 2025, que se disputa en Qatar del 1 al 18 de diciembre de este año.
Pero la felicidad es aún más grande, cuando en el primer partido del campeonato, Palestina le ganó por un tanto al seleccionado local de Qatar. El gol en realidad fue un autogol en el agónico minuto 95. Y faltan los partidos contra Siria y Túnez.
“La pelota no se mancha”, dijo Diego Armando Maradona. Frase que pareciera inspirar a los valientes jugadores de Palestina, que en cada juego se disputan la nación con cada pelota que tocan. Admirables.







