Los pueblos de la Patria Grande y muchos de sus gobiernos perciben la crisis de la hegemonía y liderazgo de Estados Unidos a nivel mundial. Es el comienzo del fin de la política de la zanahoria y el gran garrote
Alberto Acevedo
“Definitivamente hubiésemos querido otra Cumbre de las Américas. El silencio de los ausentes nos interpela. Para que esto no vuelva a suceder, quisiera dejar sentado para el futuro, que el hecho de ser país anfitrión de la Cumbre no otorga la capacidad de imponer el derecho de admisión sobre los países miembros del continente”. Con estas palabras, el presidente de Argentina y presidente pro témpore de la Celac, Alberto Fernández, puso los puntos sobre las íes en torno al carácter excluyente de la cita de Los Ángeles, que finalmente no alcanzó ninguno de los objetivos propuestos por la administración Biden.
“Lamento que no hayamos podido estar presentes todos los que deberíamos estar en este ambiente tan propicio para el debate”, puntualizó el mandatario, en la reunión de apertura de la Cumbre de las Américas.
A tiempo que condenaba la exclusión de Venezuela, Cuba y Nicaragua por parte de Washington a la cita hemisférica, Fernández reclamó también “una reestructuración” de la Organización de Estados Americanos, OEA, “removiendo de inmediato a quienes la conducen”, si el organismo “quiere ser respetado y volver a ser la plataforma política regional para la cual fue creado”.
Sin aportes concretos
El discurso del mandatario argentino recogió los cuatro principios de la política exterior regional que fueron divulgados en el mismo escenario por el canciller mexicano Marcelo Ebrard: inclusión de todos los países, multilateralismo horizontal, respeto al derecho internacional y no injerencia en los asuntos internos de otros países. Esos pilares ponen en evidencia el agotamiento de la OEA como organismo continental, que mostró su degradación en la promoción del último golpe cívico militar en la región: el de Bolivia en 2019.
Las acotaciones de Alberto Fernández son importantes, por cuanto el estadista acudió a la cumbre en representación de un importante bloque de países latinoamericanos. También los presidentes de México, Cuba y Venezuela expresaron sus críticas al carácter excluyente de la que denominaron “Cumbre de Biden”, y de hecho en las sesiones de la reunión y en la prensa regional se habló más de lo que dijeron los no invitados, que de muchas de las intervenciones en Los Ángeles.
“Estados Unidos teme que se escuchen verdades incómodas”, expresó un comunicado la cancillería cubana. Ese despacho ministerial sostuvo que el gobierno estadounidense trató de impedir que se “delibere sobre los temas más urgentes y complejos del hemisferio”. Y puntualizó, condenando la diplomacia de la Casa Blanca, que Washington “optó nuevamente por la exclusión como recurso para tratar de lograr un evento sin aportes concretos, pero provechoso para la imagen del imperialismo”.
Sin propuestas
Mientras avanzaba en medio de duras críticas la reunión de Los Ángeles, medios de prensa y analistas vaticinaban por anticipado el fracaso de la Cumbre. El rotativo The Washington Post dijo: “La Cumbre de las Américas de esta semana será recordada por sus ausencias, más que por sus posibles acuerdos”. Y centró una nota editorial en el hecho de que el presidente (de México) Andrés Manuel López Obrador ha sido la figura política más mencionada en redes y medios.
Richard Hass, ex director de planificación de políticas del Departamento de Estado de los Estados Unidos, y ex asesor de Colin Powell, puntualizó por su parte: “La Cumbre de las Américas parece ser una debacle, un gol diplomático en puerta propia. Estados Unidos no tiene una propuesta comercial, una política de inmigración ni un paquete para infraestructura. En cambio, la atención se centra en quién estará y quién no estará allí. No está claro cómo hicimos para que esto sucediera”.
El analista peruano Ricardo Gadea fue un paso más adelante al pronosticar el fin del unilateralismo norteamericano en América Latina, vistos los resultados de la reunión de Los Ángeles.
Fin de la zanahoria y el garrote
“No queda duda alguna de que la IX Cumbre de las Américas certificará el fin del unilateralismo norteamericano en la región”, pues la reunión ha comprobado que el gobierno de Joseph Biden no puede imponer sus políticas excluyentes, declaró a Prensa Latina.
“Los pueblos de la Patria Grande y muchos de sus gobiernos perciben la crisis de la hegemonía y liderazgo de Estados Unidos a nivel mundial; es el comienzo del fin de la política de la zanahoria y el gran garrote”, aseveró. Gadea destacó el fracaso de la maniobra de Washington, de anunciar un presunto alivio al bloqueo a Cuba y las represalias contra Venezuela, sin afectar esas políticas en lo fundamental.
En otro escenario de la contienda que planteó la reunión de Los Ángeles, muy cerca de donde ésta sesionó, se llevó a cabo la Cumbre de los Pueblos por la Democracia que, con el auspicio de unas 250 organizaciones sociales, culturales, organizaciones de base, activistas, se constituyó en el verdadero escenario de debate de los problemas latinoamericanos.
Manolo de los Santos, uno de los organizadores, destacó que la Cumbre de los Pueblos da oportunidad a millones de personas en el continente, que a menudo son excluidas de los espacios y narrativas oficiales dominantes. “Queremos crear un espacio que fomente el debate, la discusión y el diálogo entre las diferentes fuerzas de nuestra sociedad que realmente quieren transformarla para mejor”, puntualizó el activista social.
Pronunciamiento cubano
En lo que más o menos logró avanzar la Cumbre de las Américas, al término de sus accidentadas sesiones, fue en un documento de buenas intenciones sobre el tema de las migraciones en el continente. Que se aprobó, sin la opinión de los países que mayor flujo migratorio generan. Sobre el tema, Cuba anticipó una respuesta contundente.
“El tema de los movimientos migratorios de la región está íntimamente relacionado con el desarrollo y, sobre todo, el subdesarrollo. Tiene un vínculo estrecho con el modelo global capitalista y el avance del neoliberalismo, cuyas políticas económicas generan mayor marginalización, inestabilidad social, desempleo, carencia de servicios de salud, sistemas de educación incosteables e insuficientes, y rupturas del tejido social de las comunidades”, dijo el presidente Miguel Díaz-Canel.
“Segmentos crecientes de la población continuarán buscando la satisfacción de sus necesidades y sus sueños de prosperidad en las economías avanzadas del norte. La realidad actual confirma la vieja idea de que, si el desarrollo no comienza de una vez a drenar hacia el Sur, el subdesarrollo avanzará a mayor velocidad hacia el Norte”, puntualizó el mandatario cubano.