jueves, mayo 2, 2024
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Leyla Khaled y la lucha palestina

Entrevista a la dama del Frente Popular para la Liberación de Palestina

Leyla Khaled con uniforme de guerrillera y en la actualidad.
Leyla Khaled con uniforme de guerrillera y en la actualidad.

Saray López Salinas

Esta guerrillera palestina nació el 9 de abril de 1944 en Haifa. Hace parte del Frente Popular para la liberación de Palestina (FPLP), también integra el Consejo Nacional Palestino. El mundo supo de ella en 1969 por su participación en el secuestro de un avión de la empresa TWA en la ruta Roma- Atenas. El año siguiente integró uno de los grupos del llamado Septiembre Negro que secuestró simultáneamente cuatro aviones, en una operación de resonante impacto mediático en esa época. La acción fue muy útil como medio de visibilizar la lucha del pueblo palestino en contra del gobierno de Israel, ocupante de los ancestrales territorios palestinos.

El 6 de septiembre de 1970 Leyla Khaled y el nicaragüense Patricio Arguello en el intento de secuestro de un avión que hacía el itinerario Amsterdam –Nueva York, la seguridad israelí detectó el plan, eliminó al nicaragüense y desvió el aeroplano hacia el aeropuerto londinense Heatrow donde fue capturada Leyla Khaled. El primero de octubre el gobierno inglés la liberó en un intercambio de prisioneros. Actualmente vive en Jordania, con su esposo el médico Fayez Rashid Hilal y sus dos hijos. La siguiente entrevista fue tomada del periódico comunista Mundo Obrero.

Atraviesa el umbral de la sede de Izquierda Unida una mujer que se me antoja árabe; es una señora con la apariencia de matriarca de un clan familiar, como cualquier mujer de 71 años que puedas ver cada día en tu bloque de viviendas o encontrar en la cola del súper. Sin embargo cuando cruzas la mirada con ella, enseguida te das cuenta que Leyla Khaled, de penetrantes ojos castaños no es precisamente una mujer corriente.

–Mundo Obrero: Como líder y heroína del FPLP, ¿cómo ve la situación actual del conflicto Palestino-Israelí en la zona?

–Leyla Khaled: Ahora mismo es un asunto casi exclusivo de los palestinos puesto que los regímenes del mundo árabe están inmersos en sus propias crisis (Siria, Iraq, Egipto…) de modo que no tenemos apoyo suficiente y esto nos dificulta muchísimo. El pueblo palestino lucha en una nueva Intifada, las elecciones en Israel han demostrado que la sociedad judía se posiciona cada vez más a la derecha y el extremismo tiene como máxima humillar al pueblo de Palestina utilizando a los colonos para hacer aún más daño. Vivimos un estado de Apartheid.

–M.O.: ¿Cómo simultaneaba la maternidad y el activismo en la lucha armada?

–L.K.: Actualmente no estoy en la lucha armada puesto que vivo en Jordania, pero por supuesto somos mujeres y madres que activamente participamos en la Intifada a la que evidentemente no sólo son los hombres los que están llamados. Participamos mujeres, desde estudiantes a veteranas, acuden al frente porque comprenden desde la maternidad lo que el valor de la vida humana significa, y no sólo por motivos de Estado e identidad, sino también por proteger la vida de sus hijos. Las mujeres sufrimos más porque amén de la causa política somos víctimas de las antiguas tradiciones culturales que están muy arraigadas en nuestra sociedad.

–M.O.: ¿Puede hablarnos del problema de los recursos hídricos en Palestina y en qué medida afectan a la población?

–L.K.: Déjeme contarle que mientras que los Palestinos sólo podemos disfrutar de un litro de agua diario por persona los israelíes utilizan 25. Mi pueblo tiene muy presente en su cultura el cultivo de olivos y su explotación de la que dependemos en gran medida; nos talan los olivos y tampoco podemos efectuar el correcto regadío por las restricciones que nos imponen.

–M.O.: ¿Qué opinión le merece la firma del acuerdo por parte del Vaticano a favor de crear un marco de dos estados independientes Israel-Palestina?

–L.K.: Dos estados independientes suponen la aceptación de la ocupación y el reconocimiento del derecho de Israel a usurpar nuestra tierra. Hacen cada vez más asentamientos, no podemos renunciar a Jerusalén como capital ni a nuestros derechos. El Judaísmo es una religión, no es una nacionalidad, de manera que no se puede dar el estatus de ciudadanos sólo por ser fieles a una religión puesto que los ciudadanos son los moradores de un país. Es que es una situación anómala de todo punto, Israel es el único estado creado por una resolución internacional de Naciones Unidas tras la segunda guerra mundial a expensas de los palestinos. El objetivo es cambiar la correlación de fuerzas que actualmente cae a favor de Israel, y por supuesto la unión de la izquierda a nivel mundial. Debo transmitirle que nos dolió profundamente el resultado de las elecciones en España por la injusticia que suponen en su país las leyes electorales, sentimos su pesar como nuestro.

–M.O.: Se agradecen las muestras de apoyo, Leyla. Por último preguntarle si ve usted “luz al final del larguísimo túnel” que parece ser este conflicto para las generaciones venideras en favor de la paz. ¿Tiene algún atisbo de esperanza?

–L.K.: Siempre tendré esperanza porque es una causa justa y los buenos al final ganan siempre. Hacemos un llamamiento a las Naciones Unidas para que se organice una conferencia en la que no sólo dicte EE.UU. y se nos reconozca al pueblo palestino los derechos violados tales como la restitución del territorio, propiedades, identidad… derechos que nos fueron arrebatados en 1948. Se siguen destruyendo domicilios de ciudadanos palestinos, cercando aún más la franja de Gaza desde hace nueve años, se siguen arrancando olivares y judaizando Jerusalén. La política del Estado israelí es la de matar impunemente. Los tres diputados del Frente están en la cárcel y ni siquiera la presión internacional surte efecto. Entre tres y 20 años de prisión es la pena imputable a cualquier niño o adulto que lance una piedra. Ni Al-Fatah ni Hamas tienen voluntad para unirse a la política del Frente lo cual también debilita a la izquierda palestina; la Autoridad Nacional Palestina sigue pensando que la única solución pasa por las negociaciones. Tras el fracaso de Oslo, la colonización ha aumentado casi un 50%. Cada día una colonia nueva, antes de los acuerdos de Oslo teníamos 150.000 colonos y posteriormente 600.000. Esto es muy serio. En el plano internacional EE.UU. pretende crear un marco nuevo con respecto al mundo árabe, ésta vez el plan es a través de las sectas como ISIS o Daesh. Nadie nos someterá ¿sabe? Reconocimiento y restitución, porque de lo contrario nuestro conflicto se perpetuará a la eternidad.

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