viernes, julio 26, 2024
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Las pañoletas amarillas: el feminismo antirracista

En la marea morada y verde, el amarillo en manos de mujeres negras resaltan entre la multitud. Entre sus telas se ve un puño negro alzándose y un mensaje: El feminismo será antirracista o no será

Valentina Bolaño Senior
@Vale_BoSe

En las movilizaciones feministas, el Bloque Negro Antirracista se ha integrado como un espacio seguro para que las personas negras puedan alzar sus arengas y pancartas sin ningún acto discriminatorio.

Este Bloque nace como conclusión de las juntanzas negras previas a las manifestaciones, pues las mujeres negras no sentían que fuesen parte de los espacios generales de los sectores sociales, ya que la representación negra era muy poca y no se hablaba de la lucha de las mujeres racializadas.

Por tal razón, el Bloque Negro reclamó un espacio propio que puso en el centro del debate del feminismo las luchas antirracistas y la exclusión que han sufrido en los movimientos sociales.

Feminismo negro

Así pues, la lucha del feminismo negro ha estado trazada por las vulneraciones de sus derechos humanos desde cientos de años, pues cada feminismo se caracteriza por las necesidades que reivindica: “el afrofeminismo se diferencia del feminismo genérico, pues en sí mismo el feminismo jamás ha sido global, ya que no se trata de un único movimiento. Como otros movimientos políticos, está caracterizado por los intereses de sus integrantes, por las necesidades que padecen y por el tratamiento que han sufrido a lo largo de décadas”, explica Jessa Crispin en su texto Por qué no soy feminista. Un manifiesto feminista.

Ahora bien, una de las primeras mujeres en el surgimiento del denominado afrofeminismo es Sojourner Truth, quien fue esclava, abolicionista y activista. Fue primordial en la Convención de Seneca Falls de 1848, pues simbolizó la unión de las mujeres negras en la lucha contra el racismo y el sexismo, su discurso ¿Ain’t I a Woman? fue una muestra de la libertad que buscaban:

“¡Yo he arado, he sembrado y he cosechado en los graneros sin que ningún hombre pudiera ganarme! ¿Y acaso no soy una mujer? Podía trabajar tanto como un hombre y comer tanto como él, ¡y soportar el látigo! ¿Y acaso no soy una mujer? […] ¡Mírenme! ¡Miren mi brazo!”.

El discurso no solo era para los hombres, también para las mujeres blancas que tenían prejuicios de clase y el racismo que se impregnaba cada vez más en el movimiento de mujeres.

Mujeres, raza y clase

Además de esto, el afrofeminismo ha sido primordial para revelar la interconexión de los sistemas de opresión económica, política y social. Una de las exponentes más importantes ha sido Angela Davis, quien en su libro Mujeres, raza y clase expresó la importancia de que las mujeres negras de la clase trabajadora sean visibles en la lucha feminista.

Davis, como defensora de los derechos humanos, entendió que los enfoques feministas carcelarios hacen que se profundice la desigualdad económica y el racismo en la sociedad: “Para construir un mundo sin prisiones, los abolicionistas deben moverse en contra y más allá de las prisiones, luchando contra la opresión de raza, género y clase que alimenta la violencia y creando nuevas instituciones equitativas y formas de vida”, explica Afroféminas.

Colombia, feminista y negra

No es extraño que en las marchas haya un Bloque Negro Antirracista, pues es una respuesta a la exclusión de los conceptos del feminismo hegemónico, que solo representa las exigencias de la mujer blanca de clase media alta, y no se toma en cuenta las realidades de otras mujeres, como la economía, las vulneraciones de los derechos humanos y la representación en la política.

“Las feministas africanas pretenden desmarcarse del individualismo en el cual está basado el feminismo occidental optando por posturas más conciliadoras, colaboradoras y cooperativas”, expresa Afroféminas, y ante lo cual las colombianas han sido un ejemplo en las luchas de género y antirracistas en el país.

En la invitación a la marcha del 8 de marzo, el Bloque Negro Antirracista dice que “convoca a todas las mujeres cis y trans, hombres trans, personas no binarias negras, a unirnos a este 8M para marchar en contra de las violencias machistas, cisheteropatriarcales y capitalistas que recaen sobre nuestrxs cuerpxs”, la narrativa de su invitación traza una postura colaboradora, de hermandad y revolucionaria.

Ahora bien, el feminismo negro colombiano tiene una perspectiva diversa en pensamiento, pues emerge de las realidades de las mujeres afrodescendientes. Por tal razón, enfrenta retos en un país patriarcal, heteronormativo y racista. El feminismo se vuelve una acción política de resistencia en todos los espacios de representación.

Con el actual gobierno colombiano, hay representación de las mujeres negras en la política, tal es el caso del segundo puesto más importante del país, ocupado por Francia Márquez, junto con ella está Aurora Vergara, ministra de Educación, y Yesenia Olaya Requene, ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Uno de los ejemplos es la vicepresidenta de Colombia, negra, feminista y activista por los derechos civiles, quien ha sido víctima del racismo estructural en una política tradicionalmente blanca y patriarcal. Francia Márquez es una muestra de resistencia y lucha por la representación de la negritud en los espacios de decisiones políticas del país.

“Su rabia es porque una negra como yo no es su empleada del servicio, sino la vicepresidenta de Colombia”, expresó en su momento Francia Márquez como respuesta a los comentarios racistas de congresistas frente a su elección y sus decisiones políticas.

La revolución será negra o no será

El feminismo negro está más fuerte que nunca; ha adaptado las prácticas del movimiento de la lucha de la mujer desde la perspectiva social y las necesidades que tiene a causa del racismo estructural.

La exclusión racista que se vive en algunos escenarios ha llevado a que existan espacios seguros para que las mujeres negras puedan hablar y alzar su voz, pues no solo tienen que luchar contra las violaciones de sus derechos a causa del patriarcado, también deben presenciar el continuo problema con la discriminación dentro del movimiento.

El feminismo está en todas partes del mundo; las necesidades de las mujeres cambian dependiendo de su realidad. El movimiento debe comenzar a escuchar y dar espacio para todas las luchas: mujeres negras, trabajadoras, indígenas, diversidades sexuales.

En el capitalismo y el patriarcado, la existencia de las mujeres negras es resistencia.

Las voces poderosas de las mujeres negras son escuchadas en medio de las marchas, que exigen se acabe el racismo, haya más representación y el feminismo sea un espacio de debate y respeto. Entre el morado, el verde y el amarillo, resiste.

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