El nuevo momento de cambio y la agenda de reformas sociales se ha complementado con un aumento en la participación de las mujeres en la política. La perspectiva de género será un tema estratégico para superar la opresión patriarcal y capitalista
Yohanna Guerrero Pérez
El país está atravesando por un momento político excepcional. El nuevo gobierno se ha abierto a la transición democrática y a la batalla de ideas con un programa que reconoce el protagonismo de las mujeres en un mundo profundamente inequitativo.
La propuesta es avanzar en la transformación de la deuda histórica en términos de representación política, igualdad, reconocimiento, autonomía económica, decisión sobre los cuerpos y a vivir una vida libre de violencias. En otras palabras, a tener proyectos de vida incluyentes y en condiciones de dignidad.
El presidente Gustavo Petro menciona que, en este tránsito de participación real y efectiva, las mujeres serán las responsables de al menos el 50% de los cargos públicos en todos los niveles y en todas las ramas del poder, haciendo referencia a la paridad de género que tanto se ha buscado.
Al respecto hay que recordar el Decreto 455 de 2020 y el Artículo 43 en el Reglamento Único del Sector de Función Pública donde se reconoce a los hombres y las mujeres con los mismos derechos y oportunidades: “Sin ninguna clase de discriminación, el Estado colombiano debe garantizar que, en las áreas políticas, sociales, económicas y culturales, las mujeres puedan desarrollarse plenamente y ejercer sus derechos”.
La dignidad de las nadies
Es así como orgullosamente hoy contar que por primera vez una mujer comunista, la ministra de Trabajo Gloria Inés Ramírez, ha sido delegada en varias oportunidades con funciones presidenciales. Eso quedará por siempre en la memoria colectiva de este país. ¡Es un momento histórico!
Otro acontecimiento que ha hecho vislumbrar los más bajos dotes de racismo, machismo y misoginia, es que el país tiene a Francia Márquez como la primera mujer vicepresidenta afrocolombiana, así como a Leonor Zalabata Torres como la primera mujer indígena que representa a Colombia ante la ONU.
De igual forma, hoy el país cuenta con un poder ejecutivo representado por un gabinete ministerial conformado por el 50% de mujeres preparadas y reconocidas activistas. Es la construcción de una nueva historia donde regresa la dignidad de las nadies, de quienes han vivido y resistido durante siglos bajo la opresión capitalista, patriarcal y androcéntrica.
En cifras: Participación política
En el nuevo Congreso de la República, las mujeres aumentaron su participación, convirtiendo a Colombia en el cuarto país a nivel regional con mayor representación de mujeres (41.5%) de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal.
Esto tiene importancia en la medida en que la participación de las mujeres en política electoral ha sido históricamente baja y se ha visto truncada por diversas barreras relacionadas con la condición de género. Al respecto, se destaca no solo el aumento de candidaturas aspirantes con un 39,9%, lo que significa 5,39 puntos porcentuales más que en las elecciones de 2018-2022; sino también por las mujeres electas donde se evidencia un incremento de 9,62 de puntos porcentuales en comparación con las anteriores elecciones en donde el porcentaje de mujeres fue de 19,71%, de acuerdo a información de la Registraduría Nacional.
Estos datos evidencian que se han tenido en cuenta medidas para la inclusión de las mujeres para su efectiva participación política, sin olvidar que debe ser un compromiso constante, que permita avanzar en la resignificación del papel históricamente invisibilizado donde las mujeres cumplimos con el rol de mayor participación política y menos espacios electorales.
Así que hay que responder a la deuda histórica frente a la inclusión, la representación y la garantía del ejercicio político en condiciones de igualdad y, por supuesto, libre de violencias, avanzando en la despatriarcalización de las prácticas políticas.
Feminicidios y violencias basadas en género
Por otro lado, es paradójico saber que en Colombia quienes ocupan el 51,2% del total de la población son mujeres, pero al mismo tiempo se cuenta con uno de los mayores índices de violencias basadas en género. Los feminicidios no cesan. Hay 588 casos denunciados de acuerdo con la Fiscalía General de la Nación entre enero y octubre 2022, cifra altamente preocupante.
Es importante decir que en la participación de las mujeres existe la violencia política que dificulta su ejercicio, por eso hay que resaltar y tomar las medidas necesarias recordando otro de los pilares del nuevo Gobierno. Para vivir una vida libre de violencias es prioritario que el Estado priorice presupuestos y disponga de todos los medios administrativos para prevenir, atender, investigar, judicializar, sancionar y corregir la impunidad que encubre a los autores de estos delitos.
Históricamente las mujeres han sido peyorativamente tildadas de “berracas” cuando demuestran día a día que son capaces de sostener un trabajo, estudio, labores de cuidado no solo con menores sino también con personas adultas mayores o personas con enfermedades de alto coste, y además tener tiempo de descanso y sostener un “hogar”, sobreviviendo a los roles de género impuestos, demostrando que sí se puede.
Por tanto, es importante resaltar que otro de los pilares de Petro, permite paso a paso el avance la disminución de brechas y barreras de género que esta sociedad impone a las mujeres: El reconocimiento, reducción y redistribución del trabajo y tiempos de cuidado, así como el propender a una autonomía económica con el acceso prioritario a la propiedad de la tierra, a la educación superior y a créditos.
Es con las mujeres o no será
Transcurridos más de cien días de gobierno popular, es importante resaltar algunos logros para las mujeres, tales como la radicación en el Congreso del proyecto que crea el Ministerio de la Igualdad “que tiene que ver con los territorios excluidos, la mujer, pueblos étnicos, grupos con diferenciaciones en sus opciones sexuales, juventudes, etc.”.
La iniciación de trasferencias de 500 mil pesos mensuales a madres cabeza de hogar con niños menores de 18 años, avanzando en la autonomía económica y en condiciones no solo para garantizar necesidades a la familia sino las propias; las acciones comunales y comités de mujeres barriales y veredales que son convocadas para ser el eje fundamental en la lucha contra el hambre, etc.
Por esto es fundamental continuar sentando las bases para los próximos años, fortaleciendo liderazgos femeninos en las distintas instancias de poder que puedan avanzar en propuestas dignificadoras que reconozcan iniciativas que busquen el cambio y la transformación del país con énfasis en las mujeres, con la interseccionalidad necesaria que permita el continuar rompiendo esos techos de cristal en los cuales las mujeres no han logrado ascender, reconociendo e incluyendo las voces de nosotras con sus diversidades y saberes.