viernes, abril 19, 2024
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La pasión del pueblo colombiano

Nelson Lombana Silva

La Semana Santa es una tradición milenaria del catolicismo que, aunque no se comparta, se debe respetar. La tolerancia se debe reflejar en la praxis con claridad y convicción.

MinoMuralSaoFelix

Entre otras cosas porque creer o no creer es una cuestión individual de cada ser humano. Es decir, si usted quiere creer, pues crea. Pero si no quiere creer, pues no crea. Se trata es de colocarnos de acuerdo creyentes y no creyentes para transformar las injustas estructuras económicas del sistema capitalista.

El capitalismo muestra a escala planetaria cada vez con más evidencia sus límites sistémicos, su incapacidad para ofrecer alternativas concretas y loables al ser humano. Su crisis es integral. Es una política depredadora que se expresa a través del neoliberalismo convirtiendo todo en mercancía.

El centro es el dinero, no el ser humano. Desde esa realidad el drama, la pasión de la humanidad, no es de una semana: es de todos los días. Es más: continuará su tragedia mientras éste exista. Millones de seres humanos víctimas de la explotación del hombre por el hombre, muriendo de física hambre, desnutrición, víctimas del terrorismo de Estado. ¿Quién puede negarlo?

Esta dura realidad la padecen creyentes y no creyentes, crédulos e incrédulos. Por eso resulta ilógico no buscar una alianza, una unidad capaz de construir un proyecto de vida. El capitalismo es un proyecto de muerte. El socialismo es un proyecto de vida. Jesús dijo, según San Marcos: “Bienaventurados los pobres porque de ellos es el reino de los cielos”.

¿Qué indica eso? Que ese reino celestial hay que empezar a construirlo desde la Tierra, cambiando todas las injusticias del sistema capitalista y sembrando las semillas verdaderas del amor. Para muchos Jesús es el primer revolucionario por cuando sus mandatos fundamentales fueron el amor, la justicia y la fraternidad. Eso es lo que predica el socialismo. Luego, no hay contradicción.

Hay una esperanza de unidad, respetando desde luego, la diversidad. La teología de la liberación es un proyecto que se genera en América Latina, proyecto que toma elementos marxistas para entender correctamente la problemática del ser humano y sus posibles alternativas de solución. Es un tema abierto para la reflexión en la denominada Semana Mayor.

El pueblo colombiano se desgarra por todos los costados. El Gobierno a través de sus medidas antipopulares condena todos los días a más pueblo a la terrible tragedia del hambre, la falta de salud, educación y vivienda.

Los niños mueren en el abandono y la insolidaridad, víctimas de las lacras del capitalismo como la drogadicción, el alcoholismo y la prostitución. En la soledad de su drama la palabra de Jesús no pierde vigencia: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”.

Lo normal es que los hijos entierren a sus padres, pero en Colombia el fenómeno se presenta a la inversa y son ellos los que vienen enterrando a sus hijos. El horror de la violencia, el terrorismo de Estado es cada vez más violento y agresivo. Se hace necesario parar la guerra. Es fundamental apoyar decididamente los diálogos de paz que se desarrollan en La Habana (Cuba) y salir masivamente el 9 de abril a las calles de Bogotá.

La idea entonces es ser protagonista de los cambios que necesita el país. Participar decididamente, asumir una posición crítica, propositiva y coherente con nuestra clase social. Es hora de la unidad entre creyentes y no creyentes. Por algo dijo Carlos Marx: “No se trata únicamente de interpretar el mundo, de lo que se trata es de transformarlo”.

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