Iván Posada P.
A escasos meses de finalizar el periodo presidencial de Juan Manuel Santos es pertinente hacer un balance preliminar de uno de los sectores claves en la economía como es el industrial. Los resultados de este sector son el reflejo de una errada política aplicada durante los últimos 40 años.

El sector industrial está conformado por los subsectores de alimentos; bebidas y tabaco; textiles y calzado; madera y papel; refinado de petróleo; químicos y metales; y maquinaria y equipo.
Existe un amplio consenso en el sentido que estamos ante un proceso de desindustrialización. Los gremios económicos como ANIF (Asociación Nacional de Instituciones Financieras) y Fedesarrollo por un lado, y por el otro, analistas y economistas desde otra perspectiva ideológica coinciden en esta apreciación. Comparando las últimas cuatro décadas la participación del PIB en la industria, esta ha pasado de 20,3% en 1970, a 15,8% en 2010. (Fedesarrollo, julio de 2011).
Según ANIF, el periodo de desindustrialización comienza en la década de los años 70 hasta el presente, a excepción de los intervalos 1986-1990 y 2000-2008, durante los cuales la participación de la industria en el PIB permaneció relativamente constante.
Diferentes metodologías de medición demuestran que la participación de la manufactura en la economía ha presentado una disminución permanente al pasar de un 24% del PIB en 1975 a 12% en 2012[1. Carta Financiera, publicación de ANIF, septiembre de 2012, No. 163, página 12.]. En cuanto al empleo, en la última década la industria generaba el 24% y en 2012 apenas llegaba al 13%. En lo recorrido del mandato Santos la tendencia se mantiene. En 2010 la industria pesaba el 12.5% del PIB y a corte del primer trimestre de 2013, se redujo aun más a 11.3%.
La explicación del declive de este sector hay que buscarla en la política aperturista aplicada en el país desde la década de los años 80 del siglo pasado y que consiste en importar los bienes que podrían producirse en el país, con el argumento de que se pueden adquirir en el exterior a menor costo. Con esta política se abandonó el proceso de industrialización iniciado hacia 1930.
Una segunda causa, estrechamente ligada a la primera, tiene que ver con la implementación de los tratados de libre comercio, en el marco de los cuales las naciones en vías de desarrollo se especializan en exportar productos agropecuarios y materias primas (petróleo, carbón, minerales). Es la globalización en condiciones de dependencia, esquema que impide que las regiones atrasadas alcancen el desarrollo.
Los subsectores
La industria siderúrgica representada en Paz del Río, produce apenas una parte del acero utilizado en la industria nacional. El resto, por supuesto, se importa. En 1995 entró en concordato, en 2000 es intervenida económicamente y en 2008 Votorantim, grupo empresarial brasileño, adquiere el 72% de esta empresa.
En textiles, Coltejer fue adquirida por la mexicana Kaltex; Fabricato se fusionó en 2002 con Tejicóndor y en 2013 sus acciones cayeron 82%.
Icollantas, fundada en 1942, fue adquirida por la francesa Michelin en 1998, en 2008 vende seis de sus plantas y en 2013 cerró su actividad en Colombia.
Carbocol, que maneja la explotación de carbón en El Cerrejón, en 1999 amplía el contrato de asociación por 25 años más. Anglo American, BHP Billiton y Glencore adquieren el 50% restante de Cerrejón Zona Norte, mediante la compra de la participación de Exxon Mobil en Intercor, convirtiéndose así en dueños únicos por partes iguales de Carbones del Cerrejón Limited, cuyos accionistas son subsidiarias de las tres compañías antes mencionadas.
En comunicaciones se liquidó Telecom, empresa rentable y generadora de empleo digno para los colombianos.
En el sector eléctrico, se han ido vendiendo las generadoras departamentales y municipales, y recientemente el Consejo de Ministros aprobó vender la participación estatal -57%- de Isagén, tercera por capacidad de generación de energía.
El país requiere un modelo económico que priorice la industria nacional, que la coloque como el sector que jalone las otras ramas, que genere empleo estable y que ponga la economía al servicio de la sociedad colombiana.