La finca La Bendición se ubica a pocos metros de la carretera que conecta a Sincelejo con Sampués. Hasta hace unos pocos años era un lugar prohibido para la comunidad. Esta situación cambió radicalmente cuando la Sociedad de Activos Especiales, SAE, devolvió el predio al cabildo indígena de Mata de Caña
Simón Palacio
@Simonhablando
Sampués, Sucre. En la cuna del sombrero vueltiao, el Gobierno nacional y el pueblo indígena zenú consolidan un caso emblemático para la reforma agraria que por años ha sido postergada en el país.
La finca se llama La Bendición y en su trasegar se engloban varias problemáticas del campo. Se trata de un territorio ancestral del pueblo indígena zenú que al finalizar la década de los noventa terminó en manos de grupos criminales, para luego en 2016 entrar en un proceso de extinción de dominio que no afectó los intereses de las economías ilegales que allí se daban, ni a los testaferros que siguieron ocupando el predio.
Sin embargo, desde la llegada del Pacto Histórico al Gobierno nacional en agosto de 2022, la institucionalidad recuperó la posesión del predio e inició un exitoso proceso de devolución a los verdaderos dueños de la tierra: el cabildo indígena de Mata de Caña.
680 familias beneficiadas
La Bendición se ubica a pocos metros de la carretera doble calzada que conecta a Sincelejo con Sampués. Hasta hace unos pocos años era un lugar prohibido para la comunidad. Esta situación cambió radicalmente cuando la Sociedad de Activos Especiales, SAE, le devolvió el predio al pueblo indígena zenú.
Es 28 de septiembre y la población se encuentra de celebración. La Agencia de Desarrollo Rural está haciendo efectivo un proyecto por 1800 millones de pesos para el fortalecimiento de las capacidades productivas, organizacionales y comerciales del cabildo Mata de Caña. Con esta inversión, el Gobierno proyecta que se beneficien cerca de 680 familias en este punto de la sabana sucreña.
Al tratarse de un gran evento, la comunidad lleva dos días sin dormir por cuenta de los preparativos. Está instalado el mercado campesino con productos agropecuarios propios de La Bendición y circunvecinos. También han sacrificado dos lechones para que los desayunos y almuerzos alcancen para todas las personas invitadas. En la mañana chicharrón y patacón con suero, en la tarde arroz de cerdo.
“Este predio nos devolvió nuestra relación con el territorio. Acá nadie se podía acercar por un palo de leña o una fruta porque existían unas economías que no permitían que la gente circulara. Hoy en día tenemos acceso de la gente, de los jóvenes, de las congregaciones y de los grupos de interés”, comenta con emoción el capitán del cabildo indígena, Miguel Torres.
Cambio en la vocación
El líder de la comunidad explica que La Bendición fue entregada con 77 hectáreas, donde 40 de ellas se han destinado al cultivo de yuca, ñame, arroz, plátano, ajonjolí, frijol, habichuela, maíz, ahuyama y otras hortalizas.
También hay proyectos de piscicultura, porcicultura y avicultura, además de ganado y siembras de uso artesanal, como el totumo o la caña flecha, principal insumo para la elaboración del sombrero vueltiao.
“Cuando la SAE nos entregó el predio bajo la figura de comodato, hicimos el compromiso de cambiar la vocación del predio, que antes de nosotros era cien por ciento ganadero”, dice el capitán Torres.
Para María José Benjumea, funcionaria de la SAE, la recuperación y devolución de La Bendición al cabildo de Mata de Caña es un acto de justicia agraria: “se hace con la gente, pensando en gobernanza y en participación, para así lograr que sean los cabildos y los resguardos quienes lideren la política de democratización de inmuebles rurales que viene impulsando todo el Gobierno nacional”.
De acuerdo con Benjumea, la SAE también ejerce un acompañamiento a nivel social y agro productivo, donde la prioridad es apoyar la titulación del predio para favorecer a todo el cabildo.
“Ya hicimos el saneamiento de los pasivos, en este caso los impuestos catastrales y los servicios públicos. Eso implica que falta la titulación para que la comunidad tenga el bien de manera permanente”, comenta Benjumea, al tiempo que cuenta cómo la SAE tiene proyectada la entrega de otros tres predios en San Antonio de Palmito, Sucre, que corresponden al mismo territorio ancestral del resguardo indígena de San Andrés de Sotavento.
La otra cara de la moneda
El capitán Torres habla de la comunidad que tiene el honor de representar. Según el último auto censo, el cabildo de Mata de Caña está compuesto por 689 familias que corresponden a 2300 personas.
“Nosotros somos un ejemplo de reforma agraria. Consideramos y lo hemos manifestado en otros espacios, que si queremos una paz duradera tenemos que arrancar con el campo, porque acá y no en otro lugar está la guerra”, expone.
Este sentimiento lo comparte Benjumea. La recuperación y devolución de estos activos a sus verdaderos dueños significa cumplir con uno de los compromisos de esa reforma que el ejecutivo está empeñado en sacar adelante. “Además de democratizar los activos, aportamos en la disminución de la desigualdad agraria. Es la política de tierras para la Paz Total”, manifiesta la joven funcionaria.
El capitán Torres reconoce que el gran problema es que el Gobierno nacional va por un lado y las administraciones regionales y locales van por otro. Necesitan armonía institucional y unidad de propósitos.
¿Cuál es la evaluación que hacen ustedes del Gobierno de Gustavo Petro? ─le pregunté curiosamente.
“Hoy podemos decir que tenemos un Gobierno del pueblo. Aunque muchos medios no lo digan y solo busquen lo negativo, nosotros conocemos la otra cara de la moneda. Literalmente nos cambió la vida de manera radical y eso hay que resaltarlo”.