“Está claro que la arquitectura financiera internacional ha fracasado en su misión de preparación de una red de seguridad global para los países en desarrollo”, denunció en el foro António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas
Alberto Acevedo
Con duras críticas al Fondo Monetario Internacional, FMI, al Banco Mundial, BM, y en general al sistema financiero corporativo global, concluyó en París, el 23 de junio pasado la Cumbre para un Nuevo Pacto Financiero Mundial, que por iniciativa del presidente Emmanuel Macron reunió a cien lideres globales, entre ellos al menos 40 jefes de Estado.
El sistema financiero internacional, dominado por Estados Unidos, ha perpetuado la desigualdad en el mundo y ha favorecido a los países del Norte global, en detrimento de las naciones del Sur global, a partir de la imposición de políticas económicas y programas de ajuste que han causado estragos en las economías más débiles, con el subsecuente aumento de la pobreza y la dependencia económica en las periferias, coincidieron en señalar la mayoría de líderes asistentes a la reunión, que se extendió por espacio de dos días.
A esto se suma el desinterés del FMI y el BM en la crisis climática, aspecto que no es considerado relevante en los criterios establecidos para otorgar préstamos a las naciones urgidas de créditos.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, aprovechó el escenario para criticar duramente a las dos instituciones financieras, a las que acusó de causar “muchas veces” la quiebra de los Estados.
Un orden más justo
“No podríamos continuar con las mismas instituciones que funcionan de manera errónea, y lo mismo va para el Consejo de Seguridad de la ONU […] Los representantes de 1945 no pueden ser los mismos de hoy», sentenció Lula.
En esta apreciación coincidió con su homólogo cubano, Miguel Díaz-Canel, quien en su condición de presidente del Grupo de los 77 + China, clamó por “un nuevo y más justo orden mundial”. Lula también criticó el daño ecológico sobre el Sur global ocasionado por las prácticas económicas de los países ricos. Estos países, aseguró, deberían financiar la reforestación de la Amazonía y “pagar” la “deuda histórica” por toda la contaminación que han lanzado sobre el planeta.
El mandatario brasileño consideró también que “no habrá una solución seria” sin reformas estructurales. “He abogado por un nuevo momento de Bretton Woods, un momento para que los gobiernos se reúnan, reexaminen y remodelen la arquitectura financiera global para el siglo XXI”, puntualizó.
Situación insostenible
Por su parte, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas, António Guterres, afirmó que el sistema financiero global está en crisis y recordó que “más de tres cuartas partes de los países actuales no estuvieron presentes en la creación de las instituciones de Bretton Woods (las que dieron origen al FMI y al BM)”.
“Esta situación es insostenible. Está claro que la arquitectura financiera internacional ha fracasado en su misión de preparación de una red de seguridad global para los países en desarrollo”, puntualizó la cabeza visible de la ONU.
En este contexto, la directora del FMI, Kristalina Georgieva, anunció que el organismo pondrá a disposición de los países de menos ingresos cien mil millones de dólares en derechos especiales de giro, al tiempo que el Banco Mundial aseguró que los países altamente desarrollados podrán solicitar la supresión del pago de la deuda, si resultan afectados por alguna catástrofe natural.
Hoja de ruta
En palabras del presidente Macron, la idea de Francia, al convocar la cumbre, es hacer de esta reunión un laboratorio capaz de aglutinar apoyos y dibujar una “hoja de ruta” de cara a otras instancias internacionales. Con un objetivo ambicioso: reunir los recursos financieros necesarios para combatir tres crisis interconectadas: lucha contra la pobreza, descarbonización de la economía y protección de la biodiversidad.
Los participantes abundaron en iniciativas, y coincidieron en señalar que el dilema entre la reducción de la pobreza y la protección del planeta acabarán cuando se reforme la arquitectura financiera internacional, construida tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, y se movilicen los recursos públicos y privados necesarios para esos fines.
En el recetario de propuestas, se destacaron las iniciativas planteadas por el presidente colombiano, Gustavo Petro, quien insistió en su iniciativa de cambiar deuda pública por acción climática. Esta idea ya fue formulada en otros escenarios internacionales, y ha recibido el respaldo de los gobernantes de Estados Unidos y Alemania, y desde luego del presidente anfitrión de la cumbre de París, Emmanuel Macron.
Propuesta audaz
Petro propuso también que a través del Fondo Monetario Internacional se haga “una gran emisión de derechos especiales de giro”, que se dirijan a un fondo del clima y que los países puedan liberar recursos presupuestales y ganar un espacio que les permita adelantar acciones para aliviar el cambio climático.
“Sería prácticamente financiar un Plan Marshall contra la crisis climática, sería un gran paso de la humanidad, el primero para lograr superar este que puede ser el gran problema que puede implicar nuestra extinción”, sentenció Gustavo Petro.
Los derechos especiales de giro, que menciona el gobernante, son una especie de activo de reserva internacional complementaria, creado por el FMI en 1969, cuando las monedas estaban vinculadas al precio del oro y el dólar norteamericano era el principal activo de la reserva internacional. Se han usado siempre al capricho del FMI, y lo que propone Petro es que se haga una emisión especial de tales derechos para cubrir obligaciones de los países por concepto de deuda externa, y estos, sin esa carga, dispongan de recursos frescos para invertir en acción climática.
En reconocimiento al valor de la iniciativa del mandatario colombiano y a la audacia de su propuesta, el presidente Macron propuso, antes de terminar la cita de París, que desde el seno de la reunión se designara una comisión que trabaje y le haga seguimiento a la sugerencia de Petro.
Otros mandatarios coincidieron con los planteamientos del colombiano. El presidente de Cuba Miguel Díaz-Canel, dijo que “urge un nuevo orden internacional”, más justo y democrático, mientras el primer ministro chino Li Quiang, aseguró que se debe rechazar el proteccionismo y los movimientos que fracturan las cadenas de suministros.