martes, abril 23, 2024
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Ibagué sin agua

El presidente Santos en su afán electoral construyó 1.100 viviendas en esta ciudad sin definir el acueducto. Ahora pretende quitarles el agua a los campesinos para llevarla a esta urbanización.

Reunión de los dirigentes comunistas del Tolima, entre ellos Danilo López y Rodrigo López Oviedo, con los dirigentes comunales y cívicos de la capital. Foto Nelosi.
Reunión de los dirigentes comunistas del Tolima, entre ellos Danilo López y Rodrigo López Oviedo, con los dirigentes comunales y cívicos de la capital. Foto Nelosi.

La escasez del agua en la ciudad de Ibagué va en aumento y se pretende responsabilizar al azar o a la simple desventura sobrenatural, cuando en realidad su origen está en las políticas neoliberales implementadas al pie de la letra por las últimas administraciones locales.

El actual mandatario Luis H. Rodríguez, que por ratos posa de liberal y por ratos de conservador, se ha rodeado del selecto círculo de amigotes contratistas, cerrándole el espacio a la comunidad para opinar y sugerir. Todo lo hace de espaldas a la comunidad. La privatización de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado (IBAL) la viene cocinando por las alturas, pensando siempre en sacar tajada personal en detrimento del interés colectivo.

En esta ciudad de 600 mil habitantes, si llueve se va el agua, si hace verano también. Se va por la mañana, por la tarde, por la noche. Sin embargo, los recibos son puntuales y abultados, y si el usuario hace un reclamo, la consigna es: Pague y después miramos qué pasó.

Mientras el crecimiento de la ciudad va por ascensor, los servicios públicos domiciliarios van a pie. Eso hace que en cuestión de agua la ciudad esté ad portas de una terrible crisis. No hay planeación a pesar que se gastan jugosas sumas de dinero supuestamente planeando. Es la corrupción en pinta.

El acueducto que hoy surte el preciado líquido tiene más de 50 años. Es decir, resulta obsoleto para la ciudad que crece desordenadamente.

Para completar la tragedia, las pocas corrientes hídricas se encuentran amenazadas por la locomotora minero-energética del presidente Santos. Transnacionales como Anglogold Ashanti amenazan con acabar el ambiente al precio de robarse los metales preciosos.

Un caso ejemplarizante. El presidente Santos en su afán electoral construyó 1.100 viviendas en esta ciudad sin definir el acueducto. Ahora pretende quitarles el agua a los campesinos para llevarla a esta urbanización.

Los habitantes del sur de la ciudad no ocultan su preocupación, sobre todo cuando se comienza a develar el plan del alcalde de construir entre 400 y 700 viviendas quitándoles el agua a comunidades enteras. Por estos días, varios presidentes de juntas de acción comunal se reunieron en el área para discutir la problemática y buscar soluciones.

Democratizar el agua

La presidenta de la urbanización Divino Niño, Yaneth Bernal Hernández, plantea el problema así: “Crearon una nueva urbanización que se llama El Reposo creándoles unos tanques. Eso lo van a conectar a la tubería de la urbanización Divino Niño. No a la tubería principal. En estos momentos estamos sufriendo por presión de agua. Esa urbanización queda en una pendiente, mucho más abajo que la de nosotros; por simple lógica, el agua va a caer más fácil allá y nosotros nos vamos a quedar sin agua”.

Esta comunidad se dio cuenta del proyecto hace cinco meses. Nunca el IBAL socializó con ellos la iniciativa. La respuesta del ingeniero Juan Carlos Núñez, jefe de acueducto y alcantarillado del IBAL, ha sido grosera y displicente. Han acudido al personero Isaac Vargas y la respuesta del funcionario es la amenaza con el Esmad y el ejército represivo y militarista.

La presidenta es clara: “No estamos contra las demás urbanizaciones ni contra el derecho al agua, estamos por un acueducto alterno que permita que el líquido llegue a todos sin contratiempo alguno”.

Las personas afectadas directamente con esta iniciativa “genial” del alcalde serían más de 20 mil habitantes, según señala Yaneth Bernal Hernández.

Lo que más teme la presidenta es que esto degenere en un problema de orden público, porque la comunidad ha dicho que no se dejará conectar su tubería a ese proyecto. “Al llegar los obreros del IBAL ellos salen a agredirse”, señala.

Una comisión del Partido Comunista estuvo escuchando la problemática de la comunidad con el fin de orientar acciones. El intercambio permitió plantear la crisis del neoliberalismo y la necesidad de la movilización de las comunidades a defender sus intereses, sobre todo el agua que se acaba por la irresponsabilidad del régimen capitalista, un sistema depredador por excelencia.

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