martes, abril 23, 2024
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Género y clase en el caso Yuliana Samboní

El país está indignado. Los actos aberrantes a los que fue sometida la pequeña Yuliana dan cuenta de la sociedad en la que vivimos, sociedad misógina que domina, desprecia y mata a las mujeres; en caso de los feminicidios que cada vez son más, estas son asesinadas, pero no sin antes ser torturadas.

Solidaridad con Yuliana.

Renata Cabrales

Entre perdón aquí y perdón allá de los familiares del sospechoso asesino, aparece muerto en su casa, de manera casual, quien con su testimonio daría pistas claves para resolver el misterio de la violación, tortura y posterior asesinato de la pequeña Yuliana Samboní, en hechos ocurridos el pasado domingo 4 de diciembre. Se trata de quien era entonces el vigilante del edificio ubicado en Chapinero alto, lugar donde fue hallado el cuerpo de la pequeña, que fue raptada por el arquitecto Rafael Uribe Noguera, a quien la Fiscalía General de la Nación le imputó cargos por el secuestro, abuso sexual y homicidio, y tendrá que responder por los delitos de feminicidio agravado, secuestro simple y acceso carnal violento.

Desplazamiento, destierro y el caso Brigard Urrutia

El país está indignado. Los actos aberrantes a los que fue sometida la pequeña Yuliana dan cuenta de la sociedad en la que vivimos, sociedad misógina que domina, desprecia y mata a las mujeres; en caso de los feminicidios que cada vez son más, estas son asesinadas, pero no sin antes ser torturadas. Es peor aún la suerte de la mujer cuando es una niña pobre, además desplazada por la violencia.

Yuliana Samboní no solo habría sido víctima de un cruel feminicidio, sino que además su familia es víctima del desplazamiento forzado en el Cauca, que padecen campesinos pobres sin ninguna oportunidad, y por culpa de terratenientes despojadores de tierras o de terrenos baldíos, y qué casualidad que Francisco Uribe, hermano del sospechoso asesino, sea miembro de la firma de abogados Brigard Urrutia, de la que se ha dicho estar implicada en un escándalo de despojo de terrenos baldíos, adjudicados a campesinos en el Vichada.

La doble moral de la ultraderecha

No es de extrañar, pues, que los grandes medios de comunicación hegemónicos hayan estado haciendo solo amarillismo de la noticia, sin pretender ir más allá de una investigación seria, pues están del lado de los despojadores y por ende, de los grandes opositores de la ley de restitución de tierras, quienes no se han pronunciado en contra de semejante acto de crueldad hacia una menor, una niña que debería estar protegida por el Estado, o ¿acaso por ser pobre, la familia de esta no hace parte del ideal de la familia tradicional y los valores que tanto defiende esta ultraderecha de doble moral?

Ultraderecha conformada por miembros del Centro Democrático y promotores del No, que se opusieron también a la tal ideología de género, que supuestamente vulnera los derechos de las niñas y los niños. Ideología que ellos se han inventado con el fin de violar los derechos de las mujeres y hacer que retrocedan los ya conquistados, como el caso de la educación sexual en la escuela, que sirve precisamente para orientar a niños y niñas con el objetivo de que reconozcan a posibles violadores.

¿Cadena perpetua?

Por otro lado, debido al doloroso caso de Yuliana, la directora del ICBF, Cristina Plazas, apela una vez más porque se apruebe el proyecto con el cual se busca que los violadores de niños y niñas paguen cadena perpetua. Algunos piden la castración química. Pero, como advierte la abogada especialista en educación sexual Mónica Roa, esto no sería la gran solución, ya que a un violador no le basta con la penetración, sino que también puede hacer uso de los dedos o diferentes objetos, como un palo por ejemplo, en el peor de los casos.

El debate continúa. Mientras tanto, se teme que la familia Uribe Noguera siga manipulando el caso como ya lo hicieron los hermanos del sospechoso, ya que se les acusa de alterar la escena del crimen, lavando y cambiando de ropa el cuerpo de la niña violentada. No sabemos, además, qué pasó, a ciencia cierta con el vigilante del edificio, importante testigo de este caso. Esperemos que esta vez se haga justicia (de género) y pague una larga condena el sospecho feminicida, quien ya tuvo el descaro de declararse inocente, y no se convierta en otro caso de la típica familia poderosa saliéndose con la suya.

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