Niños desnutridos y hogares vacíos de alimentos, reflejan la cara más cruel de genocidio.
Diana Galvis
La hambruna que se vive en Gaza ya no es solo una amenaza, sino una realidad confirmada. El 22 de agosto de 2025, la Organización de las naciones Unidas, ONU a través de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, FAO, la Organización Mundial de la Salud, OMS, el Programa Mundial de Alimentos, PMA, y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, Unicef, anunciaron que más de medio millón de personas en la franja enfrentan condiciones de hambruna, puesto que, hay evidencias de estados de desnutrición severa por falta prolongada de nutrientes y alimentos. Una escasez extrema y muertes que podrían evitarse.
Según un informe de Clasificación Integrada de la seguridad Alimentaria en Fases, emitido por la Unicef en septiembre del 2024, se estimaba que más de 640.00 personas estaban en el nivel más grave de inseguridad alimentaria, otros 1,14 millones estaban en situación de emergencia y 396.000 en crisis.
Comer como acto de resistencia
Las cifras son alarmantes, alimentarse en Gaza se ha convertido en un acto de supervivencia, cuando debería ser un derecho humano básico y garantizado; más de un tercio de la población ha pasado días sin comer, y la malnutrición infantil sigue aumentando en gran escala, especialmente en los niños pequeños.
Las causas de esta crisis no solo son la falta de alimentos, también están relacionados los bloqueos, la destrucción de las granjas y la infraestructura agrícola, la interrupción de los servicios de salud y el acceso limitado a ayuda humanitaria.