jueves, marzo 28, 2024
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Fabián Ramírez: “Nuestro mayor deseo es la paz”

Entrevista exclusiva del jefe guerrillero del Bloque Sur de las FARC con el director de VOZ, Carlos A. Lozano Guillén. Habla del respaldo de todos los bloques y frentes a los diálogos de paz, y niega versiones oficiales y de prensa sobre un cerco militar en el que estaba antes de salir del país. “Si el gobierno y los militaristas tuvieran corazón de pueblo, invertirían todo ese dinero de la guerra para realizar los cambios que se necesitan en la construcción de un escenario de paz”, dice Ramírez

Carlos A. Lozano Guillén
Enviado especial

Fabián Ramírez, junto a otros combatientes del Bloque Sur, considerado, según información mediática y de analistas especuladores, en disidencia con la línea de paz de las FARC-EP, llegó a La Habana a incorporarse a la delegación insurgente.

Según Ramírez, así se disipan las dudas sobre la división guerrillera y se demuestra que los dirigentes y las filas farianas están cohesionadas y preparadas para la paz con democracia y justicia social. Fabián respondió el cuestionario del semanario VOZ, con la tranquilidad que da la capital cubana y el viento fresco de la isla Caribe, en marzo del presente año, días antes del comienzo de otra ronda en la mesa de diálogos del Gobierno Nacional y las FARC-EP.

–Usted acaba de incorporarse a la delegación de paz de las FARC-EP en La Habana, en medio de especulaciones y rumores de medios de comunicación y de fuentes gubernamentales. ¿Qué impresión tiene de la mesa de diálogos?

–Mi impresión acá en la mesa de diálogos es que todos sus integrantes, tanto de las FARC-EP como del Gobierno, están bien preparados, conocen y saben qué es lo que se está haciendo, y lo más importante es que se nota disposición en cuanto a querer llegar a aproximaciones. Eso hace que las conversaciones avancen por buen camino. Creo además que se han logrado acuerdos parciales muy importantes que dan optimismo.

En el punto tercero de discusión referido a las drogas de uso ilícito, y en general al fenómeno del narcotráfico, hemos encontrado muchos puntos de aproximación que hacen vislumbrar un pronto acuerdo en lo que respecta al primer ítem de tres: es decir, al tema de la sustitución. Puedo adelantar, sin romper confidencialidad, sin hablar de los aspectos en contradicción, que en lo referente a principios, objetivos y en gran medida instrumentación, ya tenemos unas cuantas cuartillas logradas.

El camino de la paz

–¿Usted cree posible allanar el camino hacia la paz estable y duradera como lo dice el Acuerdo de La Habana?

–Nuestro mayor deseo es encontrar todos los caminos posibles para construir en Colombia una paz con justicia social, con democracia y soberanía; una paz estable y duradera. Somos optimistas en cuanto a que vamos a encontrar ese camino; y en gran medida, el optimismo nos viene del inmenso respaldo que el pueblo le ha dado a las conversaciones y a la idea de generar cambios estructurales en la institucionalidad que rige. Sin duda, estamos transitando por el camino correcto.

Lo anterior no implica que no existan puntos encontrados o posiciones diferentes, lo cual es lógico entre dos fuerzas que se han enfrentado durante medio siglo representando intereses opuestos; pues por un lado está nuestra visión en contra del neoliberalismo, de las políticas que siembran miseria y desigualdad, y por otro están quienes representan los intereses de un bloque de poder dominante, muy plegado a los intereses de las transnacionales.

–¿A su juicio, cuál es la condición para que el acuerdo de paz sea una realidad como lo anhelan los colombianos?

–Lo importante en todo proceso hacia la búsqueda de la paz es la buena disposición de ambas partes, procurar que tengan un mismo discurso y positiva intención de trabajar por el bienestar de todo el pueblo colombiano. Aquí hay que desprenderse de intereses personales y de ambiciones políticas. En las FARC-EP estamos haciendo todo lo que esté a nuestro alcance, colocando toda nuestra disposición y voluntad que siempre nos ha caracterizado.

No estamos trabajando para beneficio propio, sino para el bien de toda Colombia. Entonces, la condición para que el acuerdo de paz sea una realidad es mirar hacia los intereses de las mayorías empobrecidas y políticamente segregadas. Una segunda gran condición es crear espacios reales para el ejercicio de la democracia verdadera, lo cual implica acabar de raíz con la doctrina de la seguridad nacional, la concepción del enemigo interno y el paramilitarismo.

Noticias falsas

–¿Es cierto que sobre usted había un cerco militar que daba como un hecho su pronta caída?

–Seguramente tenía un cerco militar invisible o quizá virtual, porque los que nos encontrábamos en el área, en 18 meses, no lo notamos. Estábamos en labores agrícolas y junto con la comunidad trabajábamos en una fábrica de panela. No obstante, en tiempo de semanas o meses nuestra localización nunca es la misma. Como en toda la guerrilla, las unidades se mueven de un lado para otro; a veces estamos en zonas de intensa confrontación; otras veces en áreas donde hacemos el trabajo que le mencioné al principio.

–¿O sea que no era cierto que su captura o muerte eran inminentes como lo aseguran voceros del Ministerio de Defensa y de algunos medios de comunicación?

–En Colombia, a todo el pueblo, a diario, se le está inculcando por parte de algunos medios de comunicación una serie de mentiras; es recomendable que se practique un periodismo sin perder su ética profesional, su veracidad e imparcialidad. Hay que cuidar mucho de la verdad. Recuerde algo que en la instalación de la Mesa de Oslo dijo nuestra delegación de paz citando al Libertador, y es aquello de que “la verdad pura y limpia es la mejor manera de persuadir”.

Si se quiere más rigor en la búsqueda de una respuesta sobre la situación que se vivía en mi lugar último de estancia en Colombia, se les puede preguntar a los pilotos del helicóptero que nos recogió en donde nos encontrábamos, en qué base retanqueó, a qué distancia estábamos de la base aérea de Tres Esquinas, que cuenta con presencia de militares norteamericanos. Esto del cerco de los perdonavidas es tan fantasioso como las supuestas heridas de guerra que me causaron en algún combate. Nunca he sido herido.

–¿Su presencia en La Habana es la demostración de que todos los bloques y frentes de las FARC-EP están unidos o cohesionados en torno a la paz con democracia y justicia social?

–La presencia del Bloque Sur en los diálogos de La Habana es la misma que la de todos los demás bloques guerrilleros de las FARC-EP. Nosotros trabajamos en base a planes, decisiones y conclusiones de nuestros Plenos y Conferencias, ninguno actúa por cuenta propia. La Delegación que hace ya más de un año esta acá en La Habana lo está haciendo bien y nos sentíamos orgullosos de ella. Desde el principio ha contado con el total respaldo de todos los guerrilleros y guerrilleras de las FARC-EP, el Bloque Sur incluido.

Proyecto vigente

–¿Las FARC-EP están derrotadas?

–Ese es otro sueño de quienes valoran desde sus deseos. Tenemos un proyecto político-militar vigente, cargado de elementos programáticos concretos en lo que respecta a los rumbos que hay que darle al país para sacar a nuestro pueblo de la situación de pobreza y desigualdad en que se encuentra. Ahora, lo que pensamos es que si las exigencias de las mayorías pueden tener trámite por vías de verdadera democracia, con participación plena de las comunidades y sus organizaciones políticas y sociales, sin que contra ellas siga pesando la guerra sucia y la persecución que se deriva de las políticas actuales de “seguridad ciudadana”, no habría necesidad de profundizar la confrontación.

En esa exploración andamos por convicción, pues la búsqueda de la paz es un propósito estratégico de origen en el ideario fariano. Puedo expresar sin dudas que nuestras propuestas, tareas, compromisos y planes en todo orden van para adelante. Miremos una sencilla realidad: Si están tan seguros de que las FARC-EP están derrotadas, entonces ¿para qué invierten más dinero en armas, informantes y medios para la guerra? Si el gobierno y los militaristas tuvieran corazón de pueblo, invertirían esa inmensa cantidad de dinero de la guerra, para realizar los cambios en la construcción de la paz.

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