El jefe de la delegación de paz de la Segunda Marquetalia-Ejército Bolivariano habló sobre los principales desafíos de la negociación, la importancia que sean convocados los militares, los límites del Acuerdo firmado en 2016 y la iniciativa de la constituyente
Winson Viracacha Pava
Especial para VOZ
¿Creen los dos años que restan del Gobierno de Gustavo Petro son suficientes para alcanzar un acuerdo que les permita regresar a la vida civil?
-Para un proceso de paz, como el que comenzamos, no se le puede determinar por los tiempos. Porque Colombia tiene problemas desde hace más de 200 años y en los tiempos modernos 60 años. Entonces, solucionar un problema de esos no es tan fácil en un país con problemas estructurales e históricos. Nosotros creemos que en el gobierno de Petro si podemos avanzar y se puedan construir los caminos de la paz.
¿Tienen fe y esperanza de llegar a un acuerdo para la desmovilización en el gobierno de Gustavo Petro?
-No. Esta vez de desmovilización no vamos hablar, eso fue lo que se hizo en el anterior proceso y fue un absoluto fracaso. Nosotros lo que vamos a dar es un trance de la lucha armada a la lucha política, pero primero se tiene que cumplir lo pactado.
A propósito de los errores del 2016. ¿Qué opinan de los militares?
-Nosotros tenemos una agenda que en el próximo ciclo la vamos a revisar con el Gobierno. En esa agenda están nuestras banderas de las FARC. Eso es lo que vamos a negociar: los cambios y las transformaciones para el buen vivir del pueblo colombiano. Como tenemos claro que lo principal es parar la guerra, es importante que los militares estén en la mesa de negociación, porque son un factor muy importante para la paz y la construcción de un nuevo país, de una democracia. No pueden estar al margen de las negociaciones.
¿Qué papel juegan los militares activos en la mesa de diálogo?
-Hasta donde nosotros sabemos solo de observadores, de oír y mirar.
¿Y ustedes quieren cambiar eso?
Nosotros vamos a decirle al Gobierno que coloque militares de alto rango, que estén ahí en la mesa, que tengan voz y voto. Porque es una negociación política, y se requiere de voluntades de todos los sectores del pueblo colombiano como los empresarios, estudiantes, partidos políticos, negritudes, indígenas, es decir, todos es todos.
¿Eso les daría confianza?
-Claro, muchas veces es más fácil ponerse de acuerdo con los militares.
¿Cuál fue el error sobre este punto en 2016?
-Bueno, yo estuve en el proceso de paz del 2016 en la comisión técnica para el fin del conflicto, en cabeza del general Javier Flórez. Pero el trabajo que se hizo no dio ningún fruto, porque el proceso nacional fue traicionado. Ahí no pasó nada.
El Gobierno Nacional ha dicho que no puede empezar de cero, que la negociación debe tener una columna vertebral, el Acuerdo de Paz de 2016. ¿Ustedes lo ven conveniente?, ¿si hay puntos que se puedan rescatar?
-Primero, esta es una nueva guerrilla que la fundamos en 2019. La guerrilla que firmó el Acuerdo de Paz de La Habana ya no existe, por eso este proceso es nuevo. Hasta el momento, lo que se sabe es que el Estado no ha cumplido ni el 10% de lo pactado en 2016. Es posible que la agenda nuestra tenga puntos en común con el proceso de La Habana, pero lo que uno mira y lo que ha dicho el presidente Petro, es que cumplirá con el Acuerdo de La Habana. Lo que no hizo Santos, lo que no hizo Duque, ojalá Petro lo logre. Sería muy importante para los reincorporados y para el pueblo colombiano.
El alto comisionado de la paz ha dicho que hay que acabar con esa maldición del Estado colombiano como incumplidor. ¿Cómo ven ustedes eso?
-Ojalá así fuera porque el Estado colombiano históricamente a nadie le ha cumplido. La élite oligarca es la misma élite santanderista y a nadie le han cumplido, ni a las comunidades ni a las guerrillas. El país sabe que las guerrillas del Sumapaz y las guerrillas de Guadalupe Salcedo fueron traicionadas, al M-19 tampoco le cumplieron. Y nosotros consideramos que con las FARC no va a ser la excepción, va a pasar lo mismo.
Si se llega a un acuerdo nacional, que va a pasar con las armas. ¿Hay desmovilización?, ¿quieren hacer un partido político?, ¿quieren tener representación en el Congreso?
-Por parte mía, no. Yo no puedo ser mentiroso. Por el momento las armas no están en negociación, porque primero el Estado debe comprometerse con lo que se pacte. Ese cumplimiento debe ser la transformación de los territorios, los cambios que necesita el país, la industrialización del campo y las ciudades, mejorar la forma de vida de los obreros, de los estudiantes, es decir, de todo el pueblo colombiano. Si nada cambia, la guerra va a seguir.
Hay que tener en cuenta que Colombia tiene una cultura guerrillera desde hace más de 60 años. Eso es muy difícil sacárselo a la gente de la cabeza sin que haya transformaciones verdaderas.
O sea, ¿a Walter Mendoza no le pica el bicho de la política?
-Mientras no se cambie esa cultura política demagoga de mentiras y de engaños, es imposible uno meterse en eso y seguir diciendo mentiras. Es que el problema acá no es los Gobiernos sino la maquinaria del Estado que no deja luchar a nadie. Mire a Petro, no le han dejado pasar ninguna reforma. Y sí, para construir la paz y cambiar los territorios se necesitan reforma a la salud, a la educación, a la vivienda, a la cultura, el trabajo.
Pero sí no quieren ser un partido político, ¿qué van hacer entonces?
-Partido político sí, porque el cambio de la lucha armada a la lucha política debe de concretarse en una organización por la paz, por la reconciliación y las transformaciones. Pero yo querer un puesto político, no.
Como jefe la delegación en estos diálogos de la Segunda Marquetalia-Ejercito Bolivariano, ¿cuál es la verdad de ustedes?, ¿Por qué se rearmaron?
-El proceso de paz de La Habana fue traicionado. Santos y su élite, su círculo más cercano, hizo un plan para desarmar y destruir a las FARC, pero no hizo un plan para cumplir lo pactado que era la reforma agraria integral, las garantías políticas y jurídicas, el respeto a los derechos humanos, la lucha contra el paramilitarismo y la corrupción. El hombre no cumplió absolutamente nada. Después Duque se da el lujo de decir que como él no había firmado nada, no estaba obligado a cumplir.
Detengámonos en el caso de Santos. ¿Qué pruebas tienen ustedes de que ese plan existía para desarmar y acabar con las FARC?
-Es que no se necesitan pruebas, es que los hechos están. Todo comenzó con el plebiscito. A Santos le dijeron que no hiciera el plebiscito y el no quiso. Desde luego uno cree que fue un plan. El derecho de paz no se refrenda con plebiscitos, eso lo debe de hacer el pueblo colombiano con una constituyente.
¿Por qué usted vuelve a las armas?
-Primero viene lo de Jesús Santrich, un montaje judicial por parte de la Fiscalía de Néstor Humberto Martínez Neira, junto con la DEA. El entrampamiento está demostrado y no creemos que Santos no haya sabido, eso no es posible. Después empiezan a matar guerrilleros. En mi caso, como firmante de los acuerdos de La Habana, me vetaron mis derechos políticos y económicos. No pude votar porque estaba inhabilitado, no pude sacar una cuenta bancaria porque estaba en la lista Clinton, es decir, todos los espacios estaban cerrados. Realmente los que entregamos las armas no tuvimos garantias ni políticas, ni jurídicas, ni económicas como se había planteado. Fue lo que pasó con el camarada Iván Márquez, “El paisa”, Romaña; nosotros tuvimos que regresar a las armas no porque nos guste la guerra sino para salvar nuestras vidas.
¿Tenía miedo que lo extraditaran?
-Si claro, yo estaba en la lista de extraditables, aunque no nos lo habían dicho, nosotros lo sabíamos.
¿Por qué creen que ahora Petro si va a cumplir con lo que se pueda pactar?
-Petro tiene otra visión, es progresista, tiene ideas de izquierda, es un hombre que se la ha jugado por la paz, ha denunciado la corrupción y el paramilitarismo. Hay un Gobierno de caracter progresista que quiere cambios, transformaciones en los territorios, que prioriza la vida. Ese proyecto debe ser respaldado por el pueblo colombiano. Son los pueblos los que deciden los modelos económicos y políticos, eso no lo puede hacer ni el presidente, ni la guerrilla, ni las fuerzas militares con todo su poder. Esto es de los pueblos.
¿Ustedes apoyan la idea del presidente Gustavo Petro de denunciar al Estado por incumplidor?
-De acuerdo. El Estado tendría que haber cumplido el Acuerdo de La Habana. Ese fue un delito de lesa humanidad, el incumplimiento de esos acuerdos. Eso está tipificado en la ley internacional. Por eso tiene que cumplir. El presidente tiene que hacer todos los esfuerzos, con las herramientas políticas y jurídicas que tenga a la mano, para hacer cumplir ese Acuerdo de Paz.
Este proceso de paz no es ajeno al proceso de polarización. Si bien hay gente que está de acuerdo en que se avance, hay otras personas que dicen que no debe haber segundas oportunidades…
-Nosotros decimos que es el pueblo quien debe de decidir. O seguimos con otros 60 años de guerra o consolidamos la paz, un mejor vivir.
A ustedes poco les gusta hablar del partido Comunes, pero me toca obligatoriamente preguntarles: ¿Comunes los dejó solos?, ¿se sienten traicionados por ellos?, ¿qué seguridad tiene este proceso que acaba de comenzar?
-No tengo nada que decir sobre ellos, salvo que decidieron acogerse a ese proceso a pesar de los más de 400 firmantes asesinados. Si bien nosotros tomamos una decisión que consideramos la correcta, ellos decidieron seguir con el proceso y seguro para ellos es la decisión acertada. Allá hay muchos compañeros que fueron compañeros de trincheras, compartimos alegrías y tristezas, por eso yo no tengo ningún reparo ni revanchismo, ni odio contra ellos. Les deseamos lo mejor.
Sobre la justicia transicional. ¿Creen qué en la JEP como su juez inmediato o tienen en mente otra jurisdicción?
No, para nosotros la JEP no aplica. Además, ese tribunal que está funcionando ahora no es la que se aprobó en La Habana. A la JEP prácticamente le torcieron el pescuezo y la convirtieron en el derecho penal del enemigo. A la JEP que nosotros pactamos, tenían que llegar todos los que habían participado en el conflicto. Después de ocho años, no he visto el primer empresario investigado o que este preso, o un primer alto oficial de las fuerzas militares, ningún presidente, por eso la JEP la convierten en la misma justicia ordinaria para encarcelar, perseguir u judicializar a los pobres. Este proceso de paz tiene que avanzar en una nueva justicia especial.
Usted sabe que esa propuesta debe de pasar por el Congreso…
-Claro, nosotros lo sabemos. Es una lucha que se debe hacer.
Pero es ahí en el Congreso donde hay muchos enemigos de esta mesa, que no quieren una segunda oportunidad. ¿Cuál sería el proceso de justicia que ustedes están proponiendo?
-Debe ser un proceso de justicia equitativa e imparcial. Las leyes como se hacen se deshacen, lo que pasa es que desafortunadamente en Colombia hay una élite política que nunca ha querido cambios. Esa élite tiene una maquinaria de 200 años. Nosotros sabemos que luchar con esa gente no es nada fácil. Pero nosotros sabemos que si el pueblo colombiano aprueba el proceso de paz y apoya las transformaciones sociales, todo será posible y en eso también tiene mucho que ver la comunidad internacional.
Hoy se habla mucho de una asamblea constituyente, ¿ustedes apoyarían esa iniciativa?
-Por supuesto, nosotros la apoyamos. Esa es la única salida del pueblo colombiano para las transformaciones. El constituyente primario es el pueblo. Y ahí uno dice “porque los partidos políticos no apoyan este proceso”. Son ya 60 años de guerra, masacres, injusticias destrucción del campo y de la naturaleza. Ya basta de eso. Queremos transitar por el camino de la paz, de la armonía y de la tranquilidad.
Hay muchos cuentos, leyendas o mitos sobre Santrich, Romaña y “El Paisa”. ¿Cómo fue la muerte de ellos?
La muerte de Romaña, como la de “El Paisa” y Santrich, la inteligencia militar está detrás de todo eso, la Policía y el Ejército. Para nadie es un secreto que invadieron el territorio del vecino país con los mercenarios y los asesinaron. Lo mismo fue el atentado contra Iván Márquez, eso fue directamente el Estado colombiano de cabeza de Iván Duque.
¿Como fue ese atentado contra Iván?
-Él fuma tabaco y desafortunadamente el por descuido recibió una caja con tabaco que llevaba un explosivo de alto poder. Y al abrirla explotó.
¿Pero es un milagro que él esté vivo?
Yo no sé cómo sobrevivió. Es su fortaleza física y mental.
¿Dónde estaba usted cuando fue el atentado contra Iván Márquez?
Por acá en el Guainía, por el rio.
¿Cómo recibió la noticia?
-Uno queda impactado, porque es el camarada, es un referente, es el jefe, un hombre luchador, muy respetuoso con todo el mundo. Un ejemplo a seguir.
Inteligencia militar y de policía dicen que no hay una unidad de mando en la Segunda Marquetalia-Ejército Bolivariano. ¿Reconocen ustedes a Iván Márquez como comandante supremo de esta guerrilla?
-Claro que sí. En estas reuniones donde estuvieron todos los mandos fue elegido como comandante en jefe del Ejército Bolivariano.
¿En cuando departamentos hacen presencia militar?
-En este momento hacemos presencia en Nariño, Putumayo, parte del Caquetá, Sumapaz, Vichada, Pereira, Amazonas, La Guajira. En Arauca no.
¿Cómo reemplazar las economías ilegales? ¿Qué propuesta tienen ustedes para hacer que los campesinos vuelvan a creer en ese Estado en el que no creen?
-La guerra contra las drogas en un profundo fracaso. Todo el mundo lo sabe, la única forma es la transformación de los campos. Al campesino no hay que decirle “arranque esta mata de coca porque yo le voy a poner una mata de caña” no, así no es la transformación. Al campesino hay que decirle “vamos a cambiar la coca, por caña, cacao, chontaduro, plátano, etc.”, pero hay que darle las herramientas financieras y técnicas para lo que pueda hacer. Lo más importante es asegurarle el mercadeo al campesino con precios que le den ganancias para el sustento de su familia y de él mismo, porque no puede seguir produciendo a perdida. Acá he mirado mucho sembrado de caña. Y van a sembrar más, deben tener unas 20 hectáreas más ya preparadas para vender caña y ya están produciendo panela. Pero el gran temor de ellos es, a quien le van a vender esa panela. Es ahí donde se necesita que el empresariado colombiano, la comunidad internacional organice las líneas de crédito, tecnología y comercialización, porque el campesino no puede seguir así. De lo contrario, los cultivos de coca, marihuana y amapola van a seguir. Y a eso no le apostamos. Nosotros impulsamos el tránsito de los cultivos de las económicas ilícitas a las economías legales, pero con acciones concretas, donde por ejemplo el campesino pueda llevar su producto a Tumaco y se le garantice que se lo van a comprar generando ganancia.
¿Hacia dónde va dirigido este diálogo con la Segunda Marquetalia-Ejército Bolivariano?, ¿qué buscan lograr?
-Nosotros esperamos lograr una paz integral, una paz completa, verdadera con justicia social, que rescatemos nuestra soberanía patria, que rescatemos nuestras culturas, nuestras riquezas que protejamos la naturaleza, es decir, una cultura de paz, amor, solidaridad y tranquilidad para el pueblo colombiano. A eso es lo que aspiramos.
En un eventual acuerdo de paz con el Estado colombiano, sigue siendo un riesgo la extradición con los Estados Unidos, figura que han solicitado en contra de algunos integrantes de la Segunda Marquetalia…
-Nosotros decimos que es una traición a la soberanía patria. Es vivir bajo el dominio del imperio norteamericano y desgraciadamente todo es impuesto desde allá. ¿Por qué tiene que ser la justicia de otro país? En nuestra visión tiene que ser la justicia colombiana quien asuma. Uno se pregunta, ¿cuántos gringos mafiosos hay en Colombia condenados? No hay nadie. Y lo digo con estas palabras, desafortunadamente la oligarquía colombiana no se arrodilla, sino que se arrastra ante las políticas de Washington. Seguramente hay que luchar para que ese tratado de extradición se termine.
Hace un rato usted me hablaba que la mayoría de la Segunda Marquetalia – Ejército Bolivariano están en la mira de la DEA. Entonces ¿se podría retomar el punto del acuerdo del 2016 en que no se permitía la extradición?
-Eso se puede hacer y hay que luchar por eso. Porque no solo los afectados somos nosotros. Mire a Simón Trinidad, un revolucionario inocente. Él no es ningún narcotraficante o terrorista. Sabemos que eso fue una venganza de Uribe. Simón Trinidad ni siquiera era del Estado Mayor Central ni del Secretariado. Era un guerrillero normal, una persona muy preparada con mucho talento. Y allí está todavía, enfermo.
Si la JEP ya no es la justicia transicional, ¿qué mecanismo van a proponer para que esa extradición contra ustedes no se lleve a cabo?
No, para nosotros tiene que producirse una nueva justicia especial para la paz. Si la JEP como está dice, “listo, vamos a traer a Simón Trinidad”, lo importante es que vuelva a Colombia.
¿Por qué la guerra contra las disidencias del Estado Mayor Central de “Iván Mordisco”? ¿Es imposible un acercamiento para lograr un cese multilateral de fuego con quienes eran anteriormente sus camaradas?
-Él ingreso por allá en 1998, antes de lo del Caguán. Nosotros nunca le declaráramos la guerra. Él nos declaró una guerra absurda, donde están involucrados los mismos de siempre, guerrilleros con guerrilleros, muchachos que han ingresado, que es gente del pueblo, pero hay caprichos, celos demasiado grandes. Yo personalmente le di unas carpas a Gentil y a “Mordisco” de Santrich, “El Paisa” y del camarada Iván Márquez, eran muchísimas cartas y nunca fueron respondidas. Siempre nos decía que éramos traidores, que queríamos era llegar a mandar, después se inventó que éramos narcotraficantes, después que éramos paramilitares, que estábamos aliados con el ejército para combatirlos a ellos. Algo que nunca podrá demostrar porque eso no es cierto. Sin embargo, nosotros sabemos que allá hay gente importante, comandantes y guerrilleros buenos, que por una u otra razón se equivocaron en el camino.
Puedo interpretar esto como una apertura de un futuro diálogo…
Tomaré las palabras del expresidente de Uruguay, Pepe Mojica: “Hay que escucharlos a todos”.
¿Pero si lo ve viable?
-Vamos a ver, no es descartable.
La JEP aceptó a Simón Trinidad como compareciente. ¿El nuevo modelo de justicia estarían solicitando indulto o amnistía?
-Es que la solución para solucionar el problema jurídico es un indulto o amnistía general, no hay de otra.
Borrón y cuenta nueva, ¿van a pedir ustedes eso?
Perdón y olvido, porque es que, sino para que un tratado de paz. Se firma para solucionar todos los problemas, jurídicos, políticos y económicos, si no es así, para que.
Usted sabe que esto va armar ampolla en el país.
Si, de lo contrario como.
La inteligencia militar habla de una alianza entre el ELN y la Segunda Marquetalia. ¿Esto es cierto?
-Usted sabe que con los compañeros del ELN somos prácticamente hermanos gemelos. Las FARC nacen en 1964 y el ELN un año después. Si tenemos alianzas y muy buenas relaciones. Si hay de vez en cuando algunos problemas, pero a eso le damos solución. Nosotros no queremos repetir el pasado, de esa guerra que se armó en el 2000. Fue un error garrafal el enfrentamiento militarmente con una guerrilla hermana que quiere la paz y los cambios.
Pero las fuerzas militares dicen que esta alianza es para expandir las rutas del narcotráfico y la minería ilegal…
-Eso es el dicen, y siempre ha sido así, cuando no había droga y no había marihuana, ¿qué le decían al camarada Manuel Marulanda? Bandolero, violador.
¿Cuál es el mensaje al pueblo colombiano? ¿Por qué creer nuevamente en ustedes?
-Nosotros somos revolucionarios y nos la vamos a jugar por la paz y las transformaciones sociales. El pueblo colombiano debe de creer en nosotros porque no es justo seguir viviendo lo mismo, desaparecidos y desplazados. Y pedimos que apoyen la paz y la política del presidente, porque la paz es del pueblo. Si hay paz habrá bienestar, democracia, trabajo, vivienda. Porque si no hay paz es imposible. ¿Cómo es posible que en el plan Patriota y el plan Colombia en los dos gobiernos de Uribe y de Santos, y en el de Duque, se hayan invertido más de 120 mil millones de dólares? ¿Cómo es posible que en esa época inviertan en un helicóptero de 35 millones de dólares? ¿Cuántas escuelitas o puestos de salud se hacen con ese dinero? Eso es absurdo, no se puede tener una guerra perpetua.
¿Qué buscan con esa georreferenciación de las zonas donde ustedes están? ¿Qué pueden hacer o no las fuerzas militares una vez se limite esos espacios donde están ustedes? ¿Tiene prohibido el ejercito llegar a esas zonas?
-Nosotros no estamos planteando militarización, esas son cosas diferentes. La propuesta es una zona separada geográficamente de coordenadas, para que el Gobierno se comprometa a proteger las comunidades dentro de esos puntos. Estamos hablando de lugares donde hace presencia la Segunda Marquetalia. Y en un posible desescalamiento del conflicto es necesario esto, porque la inteligencia militar, la Fiscalía, ONU y otras entidades en Colombia hablan de más de 30 actores armados, grupos que por la mañana echan plomo a un lado y en la tarde en otro lugar. Es potestad del Gobierno proteger esta zona. Por supuesto tiene algunas cuestiones, pero nuestra propuesta no debe interpretarse como desmilitarización o despeje.
¿Qué explicación les han entregado a ustedes sobre los sobrevuelos de las zonas donde ustedes hacen presencia? Las comunidades me dicen que inexplicablemente ahora cuando ustedes están en proceso de paz se ha visto más sobrevuelos de helicópteros militares y aviones de inteligencia sobre las áreas de las comunidades que las tienen asustadas.
-Por eso hablamos de los diálogos con los militares. Hay gente que no quiere la paz, que tienen una visión antipatria, antipaz. Que apoyan la corrupción, ellos son los que se imponen, seguro con miedo a perder privilegios y eso no debe ser así, porque los soldados y policías son del pueblo. Hay una cuestión muy importante en uno de nuestros documentos donde dice, “nuestro objetivo no es el soldado ni el policía, ni la población civil”. Cuando fundamos la Segunda Marquetalia dijimos, “cuando decimos eso, desde ya estamos hablando de un cese al fuego unilateral”.
Precisamente el cese unilateral al fuego, que no es bilateral, porque dice la fuerza militar que no es necesidad y que lo que quiere saber es cuanta responsabilidad tiene Iván Márquez, porque se habla (así lo dicen ellos) que es un grupo de narcotraficantes que quieren legalizar algunas cosas. ¿Ustedes son narcotraficantes todos los que están en la Segunda Marquetalia?
Por supuesto que no. Nosotros somos guerrilleros revolucionarios. Eso se lo han inventado desde hace tiempo, por eso cuando no existía la droga, Marulanda era un violador, atracador y bandolero. Nosotros no tenemos la culpa que en el país haya cultivos ilícitos. Cuando yo ingrese a las FARC apenas estaban comenzando con las siembras. Es más, equivocadamente o no, en Vista Hermosa, las FARC tenían la marihuana y fue un problema con los campesinos.
Walter, muchas gracias y le dejo esta reflexión que me llamó la atención en Caracas cuando dijo “venga esa mano país”.
-Ese es un legado de Bernardo Jaramillo, candidato presidencial de la Unión Patriótica. “Venga esa mano país” era el eslogan de su campaña. Quería decir, vengan todos a construir la paz, a construir la democracia.