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Enka: Una historia de violaciones de derechos sindicales

Es una empresa del sector petroquímico, pero para evadir impuestos está registrada como del sector textil. Fue fundada por el llamado Sindicato Antioqueño.

Manifestación de protesta de trabajadores de Enka.
Manifestación de protesta de trabajadores de Enka.

Pancho

La de Enka de Colombia es una larga historia de violaciones a todas las normas laborales colombianas. Fue fundada en 1964 como una empresa para la producción de polímeros y fibras sintéticas de poliamida y poliéster, destinados para la industria textil y como material de refuerzo para la producción de llantas.

En realidad es una empresa del sector petroquímico, pero para evadir impuestos está registrada como del sector textil. Fue fundada por el llamado Sindicato Antioqueño.

En el año 2002, producto de los malos manejos administrativos, pues en esa época la empresa tenía 1.200 trabajadores, de los cuales la mitad eran del sector administrativo, una alta burocracia que cobraba sueldos exorbitantes mientras los trabajadores ganaban el salario mínimo, producto de esta mala administración y de la alta burocracia, la empresa entró en quiebra y se acogió a la ley 550 de 1999.

Esta ley le permitía a las empresas afrontar dificultades económicas y administrativas, pero en realidad los empresarios utilizaron estas ventajas para acabar con las organizaciones sindicales.

Cuando se acogió, Enka arrastraba una deuda de 350 mil millones de pesos, la ley les otorgaba un plazo de 20 años para sanear la empresa. Hoy tienen una deuda de 16.500 millones de pesos, pero no la pagan ni se salen de la ley 550, por los beneficios económicos y las garantías que en materia de relaciones laborales la ley les permite.

Para acogerse a la ley 550, Enka argumentó que la apertura económica, la rebaja de los aranceles y las políticas de acabar con las aduanas habían llevado a la empresa a una situación insostenible, cuando en realidad la crisis se debió al irracional endeudamiento que contrajo con la banca nacional, que llegó a la suma de 350 mil millones de pesos, que los obligaban a pagar más de 36 mil millones de pesos anuales por solo intereses.

Desde el 2008 hasta la actualidad, Enka ha despedido a más de 800 trabajadores que estaban protegidos por los acuerdos sindicales y las normas laborales, los cuales fueron reemplazados por trabajadores contratados con cooperativas de trabajo, los cuales no cuentan con ninguna garantía laboral.

Ante la crisis económica y administrativa de la empresa, los dueños de esa época convencieron a los dos sindicatos que existían en la empresa Sinaltradihitexco y una seccional de Sintratextil para introducir en la convención, firmada en el año 2008, una cláusula que le permitía a la empresa condiciones especiales para vincular a los trabajadores nuevos, los cuales eran contratados con salarios más bajos y prestaciones salariales menores a las que recibían los trabajadores antiguos. El objetivo, según los dirigentes sindicales, era eliminar la contratación a través de la Cooperativa de Trabajo y colaborar a la recuperación económica de la empresa. Lo que no sabían los dirigentes sindicales era que la empresa tenía otros planes.

En el 2009, la empresa creó un sindicato patronal, Sintracontesa, con el cual destruyeron a los dos sindicatos existentes. Sintracontesa estaba afiliado a la CGT y tenía campo libre para moverse dentro de la empresa. Los trabajadores fueron obligados a afiliarse al nuevo sindicato y en pocos meses Sintracontesa pasó a ser mayoritario y el mecanismo por medio del cual la empresa aplica el acuerdo complementario de la convención colectiva. En la actualidad, Enka cuenta con cerca de 900 trabajadores, de los cuales 400 están cobijados por la convención colectiva y 500 son trabajadores contratados directamente por medio del acuerdo complementario y que cuentan con el respaldo del sindicato empresarial.

En el 2011, ante la violación y desconocimiento por parte de Enka de la convención colectiva, se creó un sindicato de base, Sindienka, para proteger a los trabajadores afiliados, se presentó un pliego de peticiones para que todos los trabajadores del sindicato fueran protegidos por el fuero circunstancial. Este sindicato se creó con 116 socios fundadores. Enka desconoció su creación, se negó a discutir el pliego y llamó a los afiliados a negociar su puesto de trabajo con la empresa. 60 trabajadores aceptaron y se fueron, el resto se negó y la empresa los despidió.

Estos trabajadores demandaron y ganaron el reintegro. Sin embargo, la empresa apeló la decisión de los jueces laborales y desde entonces estos trabajadores permanecen en una carpa a la entrada de la empresa en Girardota, Antioquia, esperando el pronunciamiento de los tribunales. Es decir: hace cinco años, estos trabajadores resisten y esperan a que se respeten sus derechos laborales.

En el 2012, Sinaltradihitexco y Sintratextil presentaron un nuevo pliego de peticiones, la empresa desconoció el pliego y se integró un tribunal de arbitramento, que falló en junio de 2015. Enka simplemente le dio al fallo del tribunal de arbitramento una interpretación amañada, desconociendo en la práctica el fallo arbitral, por lo cual las organizaciones sindicales demandaron ante la Justicia el desconocimiento por parte de la empresa del fallo, lo que acumula ante la Justicia colombiana otra demanda más contra Enka por violación a las normas laborales, sin que pase nada.

En la actualidad, Enka ha logrado salir de la crisis económica, la carga burocrática sigue siendo un peso muy grande para su funcionamiento, pero hay un aumento en las ventas, una modernización de los equipos que permiten un funcionamiento más competitivo en la productividad, el reciclaje de los PET para atender el mercado interno ha logrado mejorar todos los indicadores económicos. Sin embargo las directivas de Enka continúan empeñadas en despedir a los trabajadores protegidos por la convención colectiva, desconociendo el esfuerzo y el apoyo que estos prestaron para ayudar a solucionar la crisis.

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