Editorial 3284
El Partido Comunista Colombiano, PCC, a través de un comunicado hizo pública su visión del momento que vive el país a raíz del fallecimiento del senador y precandidato presidencial Miguel Uribe.
La organización revolucionaria señala que se trata de “un hecho doloroso y lamentable que convoca a la solidaridad, el acompañamiento y las condolencias de todos los sectores de la sociedad colombiana sin excepción.
»El atentado que afectó y terminó con su vida es un golpe a las garantías democráticas, a la búsqueda de la convivencia pacífica con libertades para todas y todos, en todo el territorio nacional que reclama justicia e investigación exhaustiva de los factores y determinadores detrás de este crimen inaceptable”.
Así mismo, el PCC expresó sus condolencias a la esposa, los hijos, su partido y a la sociedad colombiana, e insistió en “la necesidad de un acuerdo nacional para sacar las armas de la política, asegurar las garantías para todos los sectores en la fase preelectoral y electoral de la vida colombiana, abogar por que reine el entendimiento, la comprensión, la justicia, la investigación plena, el esclarecimiento total y el rechazo quien quiera seguir utilizando este crimen para agitar más el odio y el enfrentamiento entre colombianos”.
En el contexto actual que vive hoy Colombia, marcado por el inicio del debate electoral hacia las presidenciales de 2026, el PCC afirma “que es posible y necesaria la convivencia nacional y que esto debe ser un propósito colectivo de todos los factores que confluyen en la búsqueda del poder en las elecciones de 2026. Hay que avanzar en un pacto nacional por el respeto a la vida, hacia el afianzamiento de las libertades y las garantías democráticas plenas totales y confiables para la convivencia, la paz y la justicia en Colombia”.
En contraste, mientras los comunistas colombianos, junto con sectores de izquierda, progresistas, democráticos y los movimientos sociales del país, han expresado sus condolencias y solidaridad con la familia y el Centro Democrático ─partido de extrema derecha al que perteneció el senador Miguel Uribe─, integrantes de ese mismo sector político, así como desde partidos tradicionales y de los medios del poder, adelantan una campaña de odio y promoción de la venganza.
Lo más grave es que algunos actores están utilizando la situación para reposicionar una nueva candidatura, atacar al gobierno del cambio y detener las reformas sociales que aún faltan por aprobar en el Congreso. Una actitud rastrera e inescrupulosa que confirma una vez más la pobreza moral y el carácter antihumano de una extrema derecha sedienta de confrontación y venganza.
Colombia, su pueblo, que ha crecido en su politización y ha sufrido la guerra impulsada por las derechas y el poder tradicional, sabe que el camino es de solidaridad, paz y reconciliación con verdad y reparación. Paz en la tumba de Miguel Uribe, y paz con justicia social para toda Colombia.