El embajador chino en Tokio hizo una declaración en la que afirma que el agua contaminada procedente de la central nuclear contiene más de 60 radionucleidos
Ricardo Arenales
A pesar de que Japón recibió el visto bueno del Organismo Internacional de Energía Atómica, OIEA, para descargar en el mar más de un millón de metros cúbicos de agua radiactiva, sometida a tratamiento previo, que llegará a aguas del océano gradualmente, en los próximos 40 años, la comunidad internacional, los pescadores, organizaciones ambientalistas y varios gobiernos, no comparten las intenciones japonesas y le han solicitado al gobierno de ese país abstenerse del vertimiento hasta tanto no se tenga información científica confiable.
Como se recuerda, en el año 2011 Japón fue escenario de un terremoto de graves proporciones, que no solo causó daños en la economía de ese país, provocó un tsunami, sino que causó un accidente de proporciones considerables en la central nuclear de Fukushima, que las autoridades científicas consideraron el más grave en su género después de Chernóbil.
Inmediatamente después del terremoto y del accidente, las autoridades de la central nuclear debieron utilizar grandes cantidades de agua para enfriar los reactores. Esa agua, que absorbió cantidades considerables de material radiactivo, fue almacenada paulatinamente en recipientes enormes, que han colmatado la capacidad de los depósitos previstos para la emergencia. El agua, según asegura el gobierno de ese país, ha sido sometido a diferentes tratamientos, y no ofrece, según ellos, peligro para el consumo humano, una vez sea vertida al océano.
La contaminación persiste
Este criterio no lo comparten organizaciones ambientalistas, el gremio de los pescadores y varios gobiernos en el mundo. Pruebas realizadas por especialistas chinos a finales de mayo pasado en peces que nadan en la zona portuaria de Fukushima, mostraron que el nivel de Celsio-137 supera en 180 veces el límite permitido en Japón.
El embajador chino en Tokio hizo una declaración en la que afirma que el agua contaminada procedente de la central nuclear de Fukushima contiene más de 60 radionucleidos, para muchos de los cuales no existen tecnologías de purificación eficaces por el momento. “La eficacia y sostenibilidad del sistema de purificación japonés no cuenta con el respaldo de credibilidad suficiente”, puntualiza la delegación diplomática china.
La embajada de China en Tokio instó a Japón a suspender su plan para liberar al mar el agua radiactiva tratada. Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Wang Wenbin, declaró que el océano “no es la alcantarilla privada de Japón”. En paralelo, se conoció que una encuesta privada en Corea del Sur, indicó que el 84 por ciento de sus habitantes se oponen a los planes de Japón.
Restringen importaciones
Si, a manera de ejemplo, se le diera crédito al Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos japonés, ALPS, que ha venido ejecutando un sistema de depuración de aguas hasta conseguir “un impacto radiológico insignificante”, como afirman, en el millón de metros cúbicos de agua radiactiva persiste un elemento altamente contaminante denominado tritio. Este es un isótopo radiactivo de hidrógeno, un producto poco común, resultante de la fisión nuclear de uranio-235, plutonio-239 y uranio-233.
Por su parte, el Servicio Federal de Rusia para la Supervisión de la Protección y el Bienestar del Consumidor, dijo que reforzará el control sanitario del pescado, mariscos y productos derivados procedentes del Japón, para impedir el ingreso de alimentos “con un contenido elevado de radionúclidos”.